lunes, 21 de julio de 2025

¡EUROPA SE DEFIENDE!

 



Cuenta la leyenda que, cada vez que alguien pronuncia la palabra "ultraderecha", un lindo gatito muere en algún rincón de la galaxia.
Sin embargo, lo que no es leyenda sino un hecho constatable es que ni la primera, ni la segunda, ni la tercera generación de inmigrantes musulmanes se ha integrado en Europa. Lo de Torre Pacheco es otra prueba —una más— de lo que viene ocurriendo en el viejo continente.

Ya lo dijo Hassan II de Marruecos en una entrevista a la televisión gala cuando hablaba de sus compatriotas.
Y con esto, queridos niños, no estoy defendiendo a los individuos unineuronales que llaman a la caza del inmigrante. Sencillamente, estoy presentando hechos irrebatibles.

Y hablando de hechos, aquí tienen algunas joyitas del realismo mágico ibérico: si eres español y tienes el DNI caducado, no puedes viajar; pero si llegas en patera, no necesitas ni documentación, y te espera un hotel con pensión completa, transporte VIP y sin necesidad de cita previa en Extranjería.

El buenismo mata.
La diversidad, según algunos, consiste en mirar hacia otro lado cuando inmigrantes violan a una niña, o cuando un marroquí con orden de expulsión quema a una chica en Canarias.
El progresismo es agachar la cabeza cuando un egipcio secuestra a su propia hija de cuatro años y se la lleva a su país para prometerla en matrimonio con otro musulmán, mientras la madre española sufre palizas de su familia política aquí mismo, sin que ni una sola feminista abra la boca para defenderla.

Es comprensible, por tanto, la reacción jupiterina de muchos europeos hartos de esta situación de impunidad. Subes al metro: una pelea con inmigrantes. Bajas del metro: acoso sexual a una chica con poca ropa. Hasta que ya no podemos más, y nuestra reacción se vuelve virulenta y proporcional a la amenaza, porque nos educaron para defender a las mujeres, para no permitir que las maltrataran, y para ceder el asiento a los mayores.

Que se preparen, porque esto no ha hecho más que empezar.

Nuestra casa, nuestras reglas.
No es racismo: es sentido común. Ese que, como todos saben, es el menos común de los sentidos.

Las feministas y los periodistas que no quieren ver la realidad me recuerdan a esas mujeres cuyos maridos adoran jugar a los médicos... y por eso las tienen seis meses en lista de espera.
Y sin sexo, la mente se nubla.

Sergio Calle Llorens


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