viernes, 6 de junio de 2025

¡ARDE PARIS!

 



 Si el PSG pierde las semifinales de la Champions, queman Paris. Si el PSG es derrotado en la final de esa misma competición, queman Paris. Si el PSG se corona como campeón de Europa, le meten fuego a la Ville Lumiére e, incluso, atacan a los bomberos que intentan apagar los incendios que los africanos han provocado. Convendrán conmigo que esos pirómanos son una pandilla de hijos de puta que deben ser deportados a sus lugares de origen, y con urgencia. Sí, a esos que jamás se adaptarán a los valores occidentales. Cualquiera con algo de seso se percataría que Europa se asienta debajo de una bomba de relojería; los islámicos. Desactivar esa bomba requiere inteligencia, paciencia y diente de lobo. Todo llegará.

En España, por su parte, el Ministerio del Interior nos presenta datos demoledores; el 43,3% de las violaciones en manada las cometen extranjeros y los marroquíes lideran la lista de ese repugnante delito. Dicho de otra manera, el colectivo que sólo representa el 13,4% de la población residente (6,5 millones sobre 48,6 millones) es el más peligroso de todos. También destaca el colectivo marroquí entre las nacionalidades más reincidentes en este tipo de delito. Pero el problema, según esta misma pandilla de tarados que les defiende, es la ultraderecha.  Por cierto, antes de insultarme por lo que aquí les dejo escrito, deberían imaginar el terror de una niña de 11 años mientras era violada en un centro comercial por una manada de marroquíes.  

En Dinamarca, en cambio, ya no están para bromas y acaban de prohibir el uso del hiyab en las universidades y en los colegios. Una decisión que viene tras destruir, y literalmente, los guetos donde vivían los inmigrantes. Barrios en los que no entraba ni la policía y señoreaba la bandera del islam. Para los lerdos profesionales les adelanto que en esa pequeña nación escandinava gobierna la socialdemocracia. Sin embargo, ya no aguantan más y tarde o temprano esto provocará una reacción en cadena en el resto del viejo continente.

¡La batalla comienza ahora!

Sergio Calle Llorens

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