miércoles, 27 de abril de 2022

SEVILLA Y LA CHATARRA

 



Como suele suceder, a los grandes sueños les suceden los batacazos de los amargos despertares. Especialmente en una ciudad como Sevilla tan alejada de cualquier idea de modernidad. Un buen ejemplo de ello es la Expo del 92 que costó al erario público un billón de pesetas ( 943.000 millones para ser exactos) que hoy vienen a ser 5688 millones de Euros. Esa es la cantidad que España regaló a esa ciudad, pero a nadie se le pasó por la cabeza usar parte de ese dinero en su metro- sólo tienen una línea operativa- ni destinaron un céntimo de la antigua moneda en conectar el aeropuerto por tren. Ellos tenían otros planes. Acabada la exposición universal no se les ocurrió nada mejor que parar el monorraíl que nos había costado a todos 2700 millones de pesestas. Finalmente, vendieron sus vagones como chatarra y hoy se encuentran en un desguace de la localidad zaragozana de Muel. ¿Se puede ser más gitano? Se puede. Porque muchas lunas después, la tuneladora- 37 millones de euros costó- para conectar los tramos de la SE-40  fue vendida por dos millones como chatarra. La idea era crear un gran cinturón que abrazase la ciudad y algunas localidades de los alrededores, conectado por un túnel bajo el río. Sin embargo, las autoridades terminaron abrazadas a una botella de Vodka llamada Zíngara. 

 A resultas de todo esto el sevillano mira con envidia el desarrollo tecnológico de Málaga y hasta a su metro. Por no hablar de la red del suburbano de Valencia que despierta ampollas a orillas del Guadalquivir.  De hecho, el hispalense se pone más tenso que Don Quijote en un parque eólico cuando lee sobre el éxito de las provincias mediterráneas. Nada dicen de sus querencias por el chatarrero. Tampoco mencionan la manía que tienen en Híspalis de elegir de alcalde al más tonto de la clase. Recordemos al zote de Pepote de la Borbolla. A Monteseirin cuyo discurso sobre los astronautas sigue provocando hilaridad en todo el mundo. A Zoido que fue incapaz de descubrir ni una urna en el falso referéndum catalán. A Espadas con esa cara de gazpachuelo cortado y al Word Perfect de la enchufada de su señora. What kind of morons have you become? 

Recordemos lo que se dice de las grandes fortunas: el abuelo las crea, el hijo las mantiene y el nieto las dilapida. Menos en Sevilla que cualquier cosa es vendida a la chatarra y el que venga después que pague la fiesta, y así es imposible crear riqueza ninguna. Y fíjense si es imposible que mientras en la Capital de la Costa del Sol Telefónica inaugura el Campus 42 que versa sobre Big Data, ciberseguridad, el blockchain, la inteligencia artificial y programación con una empleabilidad para los ingenieros participantes del 100%, la universidad de Sevilla encuentra salidas al mundo laboral ofertando cursos de sevillanas. ¡Mi arma, que bochorno!

Pero cómo se puede comparar Málaga y Valencia con Sevilla. No se parecen en nada. Es que detrás de las dos primeras ha habido un plan maestro y millones de horas de trabajo. Lo que nos ha legado la ciudad de la Giralda es una simple maldición, una herencia envenenada, el misérrimo patrimonio que deja el PSOE cuyos miembros son pocos dados a la claridad de las cuentas porque lo suyo es la oscuridad de los prostíbulos. Así no hay manera.

 Con Sevilla hay que tener mucho cuidado porque les financias un metro y los vagones terminan, tarde o después, en la chatarrería más cercana. ¿Más tuneladoras? ¿Más trenecitos?¡ Vamos hombre, no me jodas!

Sergio Calle Llorens


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