lunes, 2 de agosto de 2021

¡AQUÍ NO LA CHUPA NADIE!

 



El éxito de cincuenta sobras de Grey tiene que ver con la  aburridísima vida que llevan millones de mujeres en todo el mundo:

-         No les comen el coño.

-         No les comen el coño

-         No les comen el coño

-         Quedan con uno para que se lo coma. No tiene ni puta idea.

-         Mueren.

Por eso no dudan cuando aparece un guaperas millonario, aunque sea en el plano literario. Sencillamente se dejarían hacer todo tipo de “guarradas”, prácticas sadomasoquistas incluidas en hoteles de Paris, Londres, la costa azul y Nueva York. Cualquier cosa con tal de escapar de la rutina que sufren en compañía del príncipe azul que se convirtió en rana. También aplauden al atractivo Grey aquellas que fueron abandonadas por sus cuchicuchis. Estas lectoras, tras apuntarse a clases de pilates, yoga, meditación, baile y taichi, abren la mente y hasta el culo, aunque el sujeto gaste una pistola del calibre veintidós. Porque Badoo vale para escaparse un rato, pero no para huir de ellas mismas todo el tiempo.  De lo que no podrán escapar es de la autoría femenina de la obra. De haber sido un hombre el escritor, ya habría tenido que pedir asilo en alguna galaxia lejana por machista y cosificador de mujeres. De vergüenza ajena.

Las ventas millonarias de la novela Crepúsculo se explican por los cientos de miles de adolescentes de todo el mundo que se sienten identificadas con la sosísima protagonista. Una muchacha de padres separados y cuerpo cambiante de quien se enamora el vampiro más guapo de la historia. El problema es que Edward Cullen, así se llama el chupasangre, tampoco le come el coño a Bella Swan.  El caso es que el espectro es tan bueno que se niega a alimentarse de la sangre de otros seres humanos. Como ven aquí no la chupa nadie. Personalmente he de reconocer que no pude terminar Twilight. Imagino que tras leer el Drácula de Bran Stoker, todas las novelas vampíricas no me parecen gran cosa.  Lo que sí es grandioso es que el editor de mi novela el Guardián del cementerio siga sin pagarme los derechos de autor correspondientes al año 2020.  Argumenta haber tenido un año muy malo. En fin, que a algunas no se lo comen nunca y a otros nos chupan a diario la sangre que es la tinta con la que escribimos.

Sergio Calle Llorens

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