El éxito de cincuenta
sobras de Grey tiene que ver con la aburridísima vida que llevan millones de mujeres en
todo el mundo:
-
No
les comen el coño.
-
No
les comen el coño
-
No
les comen el coño
-
Quedan
con uno para que se lo coma. No tiene ni puta idea.
-
Mueren.
Por eso no
dudan cuando aparece un guaperas millonario, aunque sea en el plano literario. Sencillamente se dejarían hacer todo tipo de “guarradas”, prácticas sadomasoquistas
incluidas en hoteles de Paris, Londres, la costa azul y Nueva York. Cualquier cosa con tal de escapar de la rutina que sufren en compañía del príncipe azul que se
convirtió en rana. También aplauden al atractivo Grey aquellas que fueron
abandonadas por sus cuchicuchis. Estas lectoras, tras apuntarse a clases de pilates, yoga,
meditación, baile y taichi, abren la mente y hasta el culo, aunque el sujeto gaste una pistola del calibre veintidós. Porque Badoo vale para escaparse un
rato, pero no para huir de ellas mismas todo el tiempo. De lo que no podrán escapar es de la autoría
femenina de la obra. De haber sido un hombre el escritor, ya habría tenido que
pedir asilo en alguna galaxia lejana por machista y cosificador de mujeres. De vergüenza ajena.
Las ventas
millonarias de la novela Crepúsculo se explican por los cientos de miles de adolescentes de todo el mundo que se sienten identificadas con la sosísima protagonista. Una muchacha de padres separados y cuerpo cambiante de quien se enamora el vampiro
más guapo de la historia. El problema es que Edward Cullen, así se llama el chupasangre,
tampoco le come el coño a Bella Swan. El caso es que el espectro es tan
bueno que se niega a alimentarse de la sangre de otros seres humanos. Como ven aquí
no la chupa nadie. Personalmente he de reconocer que no pude terminar Twilight.
Imagino que tras leer el Drácula de Bran Stoker, todas las novelas vampíricas
no me parecen gran cosa. Lo que sí es
grandioso es que el editor de mi novela el Guardián del cementerio siga
sin pagarme los derechos de autor correspondientes al año 2020. Argumenta haber tenido un año muy malo. En
fin, que a algunas no se lo comen nunca y a otros nos chupan a diario la
sangre que es la tinta con la que escribimos.
Sergio Calle
Llorens
No hay comentarios:
Publicar un comentario