sábado, 8 de agosto de 2015

LO DE HIROSHIMA


La historia, además de para ser recordada con objeto de evitar errores pretéritos, está para ser revisada. Y la que nos han contado sobre la II guerra mundial tiene un cierto tufo anglosajón  que nos venden, y muy bien los señores de Hollywood,  y que merecería un estudio exhaustivo.  Ayer mismo quedaba un servidor patidifuso con la cantidad de comentarios equivocados en el aniversario de la bomba atómica sobre Hiroshima, y no les hablo solo de los tarados de twitter, sino de gente con cierta formación.
Es evidente que la gran mayoría de ciudadanos sigue una línea lógica de acontecimientos; Estados Unidos tira la bomba atómica sobre esa ciudad japonesa y, tres  días más tarde otra bomba cae en Nagasaki. Entonces el país del sol naciente comienza a dar signos claros de querer rendirse pero, no lo hace hasta varias semanas después. Sin embargo, la cosa tiene sus matices y atenuantes por lo que usted, querido lector, podrá sacar algunas ideas diferentes de la verdad oficial. Una verdad que incluso es reconocida por el propio Emperador nipón en su alocución de radio a la nación. Todo encaja; los americanos fuerzan la rendición de los “odiados amarillos” gracias a su nueva arma atómica. Y eso no es cierto; Japón se rinde porque los soviéticos entran en el conflicto y eso es definitivo como voy a tratar de exponer a continuación.
Pensemos que los japoneses no se habían rendido porque eran un país ciertamente guerrero y, los militares controlaban bastante a Hirohito, una figura casi sagrada. Pensaban que la rendición era un deshonor y si no me creen, lean cualquier libro escrito por marines norteamericanos que lucharon en la guerra en el pacífico; yo les recomiendo el "Helmet for my pillow" de Robert Leckie. Es cierto que los nipones afrontaban una situación terrorífica con tropas en China que eran incapaces de hacer retornar a Japón porque, no tenían gasolina ni para salir con sus barcos a alta mar. Por otra parte, el país llevaba siendo bombardeado tres semanas antes del lanzamiento de las bombas atómicas con el resultado, lamento que muchos no vayan a las fuentes,  de veintiséis ciudades  bombardeadas y cuatro completamente destruidas. Les hablo de una destrucción del 99 por ciento de urbes.  Pensemos que Toyama fue golpeada por armas convencionales que produjeron más daño que las atómicas y, en ningún caso los japoneses pensaron en la capitulación. Hiroshima recibió menos castigo que Tokio y en términos de porcentaje de metros cuadrados  destruidos ocupa la sexta posición. Para los líderes japoneses la novedad de las bombas atómicas era que nunca se habían utilizada antes pero, nada que no hubieran experimentado en términos de destrucción. El día que los americanos golpearon Hiroshima los japoneses no hicieron nada y solo al día siguiente se enteraron por la alocución de Truman que se trataba, en realidad, de un ataque atómico.  Pensaron convocar al consejo supremo al respecto pero no lo consideraron importante. Y solo dos días tarde se produjo esa reunión.
El 8 de agosto los soviéticos deciden romper la neutralidad e invaden Manchuria con 1,5 millones de hombres y también ponen pie en  algunas islas al norte de Japón. Con una superioridad aplastante, los rusos avanzan y cuando llegan las noticias a la capital nipona, el consejo supremo comienza a debatir, y por primera vez, la posibilidad de rendición.  Dicho de otra manera, los norteamericanos iban a tardar varios meses en invadir Japón y, los soviéticos, en cambio, iban a hacerlo en cuestión de días. Por eso, la rendición vino por el ataque soviético y nunca motivado por las bombas norteamericanas. Además, pocas personas saben que Truman preparaba sustituir a MacArthur para la invasión por un hombre de la marina pues, pensaban, la invasión tardaría en producirse. Para qué cambiarlo si la capitulación era inminente.   Lo más increíble de toda esta historia radica en el hecho de que los japoneses, de haber atacado a Rusia cuando las tropas de Hitler se encontraban a escasos kilómetros de Moscú, el frente ruso se habría derrumbado y los nazis hubieran ganado la guerra en el este. Sin embargo, no lo hicieron y Stalin, que sabía por los servicios de inteligencia de su país que los japoneses no atacarían, pudo desviar las fuerzas necesarias para la defensa de Moscú. Eso supuso el principio del fin para Japón.
Como toda persona que aspire a convertirse en buen profesor, yo les invito a mirar en las fuentes pero no les diré lo que tienen que ver para completar esta tesis sobre la capitulación nipona. Apenas me queda añadir que la verdad, como dijo Sir Walter Raleigh, no es lo que viaja por el mundo sino la opinión.

Sergio Calle Llorens

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