lunes, 14 de julio de 2014

UNA SOMBRA


Acudo a la cita con el mar que esta noche me aleja certezas. La luna luce imponente frente al mediterráneo no muy lejos de mi particular Isla de los Naufragios. Acudo puntual a mi cita con la patria salada engalanada con olas tranquilas. Los grillos ponen la banda sonora a la madrugada a cuatro cañas de mi casa. Algo más lejos, creo que a unas pocas millas náuticas, unos barquitos buscan su jornal en forma de peces sabrosos. Me siento afortunado.

La madrugada es de los noctámbulos o, en su caso, de aquellos que no tienen más remedio de trabajar. Las estrellas brillan en la bóveda celestial. Algunos perros ladran en la lontananza pero ni siquiera ellos me estropean la imagen. No creo que haya visión más evocadora que ese manto marino de noche, pero, ya les digo, las olas alejan mis convicciones. Me pregunto si habrá alguien en algún lugar del mundo que haya reparado en mi ausencia. Me demando si en ese momento alguna persona esté leyendo mi novela. Me interrogo por la causa por las que disfruto todos y cada uno de los momentos de mi existencia. Me interpelo por los motivos de mis querencias oscuras. Y es que el nocturno es una cosa bella y sugerente. Vivir y descubrir arcanos mientras el resto de la humanidad duerme. 

Las luces del pueblo malagueño son trémulas como de costumbre. Sigo cuestionando a la noche y a  los rayos de plata  de Noctiluca. De pronto, unos pasos se oyen en el empedrado pero sólo veo unas figuras que se alejan. Interpelar a la noche no es cosa fácil pero, como digo siempre, lo importante en la vida no es encontrar las respuestas correctas sino hacer las preguntas adecuadas. Esta noche no puedo hacer ni lo uno, ni lo otro. Soy apenas una sombra que se la traga las tinieblas y, a pesar de todo, me siento enormemente feliz. Creo que me he convertido en un gran vino oscuro que sabe mucho mejor con los años. Un caldo que no está hecho para la boca del asno. Una creación nacida del amor resultado del mejor de los conocimientos. Una sombra, pero ¡vaya sombra!

Sergio Calle Llorens


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