Dicho en Román Paladino; es mucho más grave los millones robados
en el caso de los ERE falsos o de los cursos de formación de los parados, que
la alineación ideológica de la togada. En mi modesta opinión, los articulistas
que con tanta vehemencia atacan a la única persona que está investigando el
latrocinio institucionalizado, hacen un flaco favor a la democracia, al margen,
claro está, de protagonizar un ridículo espantoso. Habría que recordar que todo
juez tiene ideología y, evidentemente, sus filias o sus fobias.
En todo el asunto sigo echando a faltar una idea novedosa en
el ataque a la señora Alaya. Un argumento innovador que deje en evidencia a la enemiga
número uno de la Junta
de Andalucía. Empero, los articulistas y tertulianos del régimen siguen
intentando cargarse a Alaya sin que se les caiga la cara de vergüenza. Y lo
hacen con un discurso plagado de erratas y de atentados constantes contra los
principios básicos de la gramática y el sentido común.
Por eso cuando el que aquí suscribe hace una defensa a
ultranza de esta señora tan mona, la gran mayoría de gallifantes que pululan
por el sur me llama agente popular. Olvidan que siempre he dejado constancia
que aquellos que votan al PP o al PSOE viven en una especie de dimensión
paralela que les impide ver la realidad. Y con eso, está dicho todo.
Si me dedico a escribir para diferenciarme de la gente
ordinaria, en el voto hago lo propio para separarme de aquellos que votan a los
partidos corruptos. No obstante, mirar para otro lado y permitir que los
socialistas andaluces no sigan robando por los siglos de los siglos, es algo que
sólo admite una posición; o estás contra los corruptos, o eres uno de ellos. La
prensa andaluza que vive de las subvenciones no puede dejar de posicionarse en
contra de la Juez. Pensemos
que Málaga Hoy apenas llega a los 3000 ejemplares vendidos a diario y La Opinión no pasa de los
6000. Les va la vida en ello.
Por otra parte, la minoría que entra en las páginas
digitales de esos cochambrosos diarios, lo hace para leer noticias de fútbol o de semana
santa. Lejos de esos temas, el personal se aleja de la endogamia de una casta
periodística que pasa el tiempo dándose palmaditas en la espalda. Vaya que sus
columnas sobre la corrupción les interesa lo mismo que a Falete la física cuántica.
El periodismo que ejercen los primates locales es rematadamente patético. Y es fiel reflejo de una sociedad desnortada con la realidad
circundante. En conclusión; si en
Francia la política está tan mal que tienen que elegir a españoles como Manuel
Valls y la señora Hidalgo, en la República
Bananera de Andalucía deberíamos optar por colocar a los
monos corronchos en el parlamento. No son menos inteligentes que sus señorías
e, indefectiblemente, roban mucho menos.
Sergio Calle Llorens
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