domingo, 20 de abril de 2014

FANTASMAS DEL ROCK AND ROLL

 El sonido de la lluvia en el empedrado hace competencia a la voz espectral de Budy Holly en el viejo tocadiscos que sólo uso en días de extrema nostalgia. En la mar, un rayo de luna perdido se tiende sobre la cama deshecha del agua somnolienta. La canción en cuestión es not fade away versionada años más tarde por los Stones.  Con toda seguridad la historia del Rock and Roll hubiera sido diferente si aquella fatídica madrugada Budy Holly no hubiera tomado aquel avión que terminó, a su vez, con la vida de Ritchie Valens. Parece que nuestro héroe estaba cansado y quería volar con los miembros de su banda The Crickets; Tommy Allsu y Waylin Jennings. El batería, Carl Bunch, había sido hospitalizado la noche anterior. No sólo estaban agotados sino que llevaban la misma ropa desde el comienzo del tour en el frío medio oeste americano.  El mismísimo Valens, que siempre tuvo miedo de volar, pensó que era mucho mejor viajar por aire esa noche de tormenta que tomar el autobús donde iba a pasar un frío terrorífico. Así que lanzaron una moneda para ver si era Tommy Allsup o él mismo quien tomaba el último asiento libre en la avioneta. Ustedes ya saben como terminó la historia. Y yo, al escuchar la lluvia caer, me he acordado de esos muchachos.

¿Qué hubiera sido del Rock and Roll si aquel avión no se hubiera estrellado? ¿Cuántas canciones hubieran grabado, cuántos números uno habrían obtenido en las listas de éxito? Sólo Budy Holly con sus arreglos vocales y su Gibson j-45 fue capaz de registrar una lista interminable de éxitos en sus 22 años de vida. Todos los grandes de la música desde John Lennon a Bob Dylan han reconocido la influencia que el tejano ejerció en sus vidas. Y, en realidad, es difícil imaginar donde hubiera llegado de no haber encontrado a la parca aquel infausto 3 de febrero de 1959.  Richi Valens cuya versión de La Bamba revolucionó el rock en español, también está fuertemente ligada a lo que se conoce como the day the music die y su influencia es extensa. Los Lobos o Carlos Santana así lo reconocen. Su carrera apenas duró 8 meses pero fue suficiente para, al menos, entrara para siempre en el mundo de las leyendas.

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Así que  la lluvia sigue cayendo y yo convoco a los espectros de estos dos amigos a base de canciones. Unas veces pincho Dona, un homenaje a la novia de Valens o el mismísimo Maybe baby de 1958. Cuesta creerlo pero, a veces, algunas veces, los fantasmas de Budy y Richi se filtran por la pared para cantar juntos a media voz e incluso la luna se para a escucharnos de madrugada. Pasarán los siglos y estos dos caballeros seguirán asombrando al mundo con los acordes de sus canciones. Y es que a veces es imposible morir. Esta noche, simplemente, tengo una cita con los fantasmas del Rock and Roll.


Sergio Calle Llorens

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