jueves, 2 de enero de 2014

EL FRANQUISMO

El Franquismo era un sistema en sí mismo más que una variante del fascismo. En eso, tanto Hugh Thomas como Stanley Payne coinciden. El británico afirma que el sistema político de Franco era un hábil compromiso entre el fascismo español (el falangismo), el catolicismo militante, el carlismo, el legitimismo Alfonsino, un capitalismo ultranacionalista y un patriotismo de estilo Bismarck en relación a los trabajadores.

Requetés unidos a falangistas que no eran monárquicos junto a Alfonsinos no deja de ser un chiste de mal gusto. El propio dictador afirmaba que el Movimiento era una claqué dispuesta para aplaudirle cualquier ocurrencia. A veces, en cambio, lo olvidaba. Como cuando le dijo a Manuel Lara Tomayo que “Hoy el régimen es más necesario que hace 20 años. ¿Qué régimen?- le contestó-  no hay más que vuestra excelencia. Adolfo Suárez también se lo hizo saber al ser interrogado por  Franco sobre el futuro, A lo que respondió: “tras su muerte, el Movimiento desaparecerá”.

Una vez aclarado lo que era el franquismo, queda preguntarnos cómo un hombre sin talento ninguno, con esa voz aflautada y sin demasiados aliados, pudo gobernar España durante 40 años. La primera cosa que ha de tenerse en cuenta es su suerte. Esa que los nativos del Rif llamaban Baraka. Una suerte que buscó con ahínco en las guerras de Marruecos para subir en el escalafón militar. Franco estuvo a punto de morir varias veces pero la Diosa fortuna quiso sacarle del apuro. Se puede decir que el ferrolano era bastante echado para delante aunque no un inconsciente. Es más, fue el último General en sumarse a la rebelión contra la República Tras ella, Fanjul y Goded fueron fusilados, Mola murió en un accidente de avioneta cerca de Burgos, al igual que Sanjurjo. Incluso José Antonio Primo de Rivera murió esperando a que el futuro Caudillo de España hiciera algo por salvarle la vida. Se quedó sólo para liderar a la España nacional con la ayuda de un puñado de fieles que supieron, y muy bien, jugar la carta de Franco. También contó a su favor como la marinería de la República masacró a sus oficiales por considerarlos próximos a los rebeldes. De no haberlo hecho, el General no podría haber cruzado a la península pues se hubiera establecido un bloqueo efectivo y poderoso.

Al llegar al poder, su cuñado Serrano Súñer supo transformar un estado de cuartel en un estado poderoso donde sólo mandaba su familiar. La II guerra mundial dio paso a una de las ocurrencias de Franco que, lejos de salirle mal, le salvo el pellejo. Se declaró a favor de Estados Unidos en su guerra en el sudeste asiático. Además, daba su apoyo a Hitler y Mussolini en su batalla contra el comunismo y, créanlo, en Europa se declaraba neutral. Con la llegada de la guerra fría y la división de los vencedores en dos bloques, Franco se salía con la suya y se dedicaba a abrazar al poder.

Tras saciar su sed de venganza, el César hispano le quedó el delirio y la grandeza manifestado en el Valle de los Caídos. Cuenta la leyenda que solía visitar de noche y a escondidas, aquellos bloques de granito y las maquinas adormecidas. Se dice que el Valle era la querida de Franco. En verdad, el dictador se identificaba con Felipe II, cuyo Escorial podía ver desde donde se convertiría en su última morada.

Con una oposición dividida y torpe, Franco ejercía su particular forma de poder; dividía para reinar y arbitrar entre las facciones rivales, cuya necesidad de ambición y aspiraciones contradictorias estimulaba. Entre medias, tenía tiempo para inaugurar pantanos y viviendas sociales. Incluso para atribuirse a sí mismo la Laureada de San Fernando, la más absoluta condecoración española. Un caso insólito en el mundo.

De la autarquía falangista pasó al desarrollo del Opus Dei. Franco que apenas entendía como hacer un balance económico se subía a los éxitos, aunque no tuviera ni puñetera idea del proceso, más allá de los resultados. Pero Franco tenía un extraordinario olfato para detectar a colaboradores valiosos, y como no pretendía en absoluto imponer los medios para llegar a los objetivos perseguidos y sólo se interesaba por esos mismos resultados. Por ello, dejaba una gran libertad a sus ministros.

Una España postrada a sus pies a la que gobernó de forma cuartelaria. Había miedo, represión y muy poca oposición interna. Con todos jugó, y a todos ganó para perpetuarse en el poder como anticipó el General Cabanellas. Hombre frío y ajeno al sufrimiento ajeno, sólo se le vio llorar tras la muerte de Carrero porque, cuentan, veía a su más fiel aliado como la extensión de su persona. Al verle morir, Franco supo que las campanas tañían por su ocaso. Por primera vez en su vida, no aplicó aquello de que el primer poder es el que se ejerce sobre sí mismo.

Puede que en sus últimos días, recordará a su padre, hombre liberal cuando decía ¿Paquito Jefe de Estado? ¿Paquito Caudillo de España? No me hagáis reír”. Un padre que, como tantos otros españoles, no entendió jamás que el hombre de voz aflautada pudiera estar tanto tiempo ejerciendo el poder y, de eso se trataba, de poder y nada más. De ejercerlo, de acariciarlo y de no abandonarlo hasta el último suspiro. El franquismo, queridos amigos, murió con Francisco Franco. Sacarlo a pasear como un fantasma al que todos temen, sólo nos hace entender como el  gallego les ganó la mano a todos y cada uno de ellos durante 40 años de oscuridad.

Sergio Calle Llorens

2 comentarios:

  1. El franquismo murió con Franco lo mismo que el Estalinismo con Stalin. Mira que eres contradictorio y confuso juntaletras.

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    1. Aunque no me gusta responder a tipos que no tiene ni pelotas para escribir su nombre y, amparados en el anonimato faltar al respeto, voy a hacer una excepción y te lo aclaro:

      1- Yo puedo ser un juntaletras, pero lo hago bien, escribo en prensa digital y publico libros. Otros no pueden decir lo mismo. Especialmente cuando sus comentarios parecen sacados de la mente de un botarate de menor cuantía.
      2- Stalin murió pero no así el estalinismo porque ha tenido muchos imitadores en todo el mundo. Pol Pot, salvando las distancias culturales, fue uno de ellos. Estudia historia.
      3- El gran historiador Stanley G. Payne e, incluso, Preston, coinciden en que el Franquismo era un caso extraño y diferente al fascismo. Hay varios trabajos publicados al respecto. Lo que ha quedado en España han sido los nostálgicos pero, el Franquismo como modelo político no puede existir. Suárez se lo dejó bien clarito a Franco.
      3- Aquí no hay contradicción alguna y, mucho menos confusión que no sea la de tu mente que emplea un racionalismo de vuelo gallináceo y casero con perfume de selva virgen.

      Por todo lo expuesto, y por el poder que me otorga ser miembro honorario de los Caballeros de Alborán, te declaro ganador del concurso "Bobo del mes de enero 2014"

      Cuídate y, en la medida de lo posible, estudia.

      Sigue con salud.

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