miércoles, 27 de noviembre de 2013

BUNGA-BUNGA SINDICAL

Seamos claros; todo macho ibérico ha soñado alguna vez con retozar en el tálamo con una impresionante mulata. Ya saben piel de ébano, trasero espectacular y vertiginosos movimientos de caderas. Los hay, incluso, que viajan al Caribe regularmente para disfrutarlas. Cuando vuelven, son hombres nuevos tras largas jornadas sexuales y paseos por playas paradisíacas. No entraré en si consiguen esos favores con jineteras profesionales o con señoritas honradas. El caso es que mientras la gran mayoría de machos ibéricos que se dedica a estos menesteres lo hace con su dinero, los sindicalistas idearon un método para hacerlo, y gratis, cada vez que les viene en gana.

Gobernaba Manuel Chaves cuando la UGT de Andalucía montó en el Caribe sucursales de formación con dinero de la Junta otorgado por otro socialista, Gaspar Zarrías. Fueron concretamente 1,8 millones de euros que llegaron  a través  de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional. A este nuevo atraco lo llamaron Proyecto de Integración y Fortalecimiento Sindical en Centroamérica y el Caribe, que traducido del farfullín andalusí al español viene a ser el Bunga- Bunga sindical.

Imaginen ustedes a toda esa pandilla de sindicalistas barrigudos con querencia por el ron cubano gozando de los placeres de la carne. Todo bien camuflado en cursos cuya cuantía para personal era de 53.583,40 euros. Se llegaron a pagar facturas hasta de sillas, baños y reformas. A este pintoresco bosquejo le falta todavía la pincelada surrealista que supone la defensa que hacen muchas articulistas del sindicalismo horizontal- siempre están acostados- pero la realidad es tozuda, iban a esas tierras hermanas a echar canitas al aire y a huir, en el mejor de los casos, de sus pesadísimas señoras. Volvían y afirmaban haber echado el polvo de sus vidas cuando, para el resto del personal, el mejor polvo vendrá con la cremación del sindicalismo actual. Ese que lo mismo falsifica maletines con el objeto de aspirar al bachiller, aunque no lo tengan.  

El Bunga- Bunga sindical es una realidad a costa del contribuyente. Gracias a él, los sindicalistas, como si no tuvieran bastante con el asalto a los presupuestos, están completamente satisfechos. Como políticamente soy un empírico y el sindicalismo actual me parece una forma chabacana de latrocinio institucionalizado, no entiendo que alguien en su sano juicio pueda afirmar que, a día de hoy, tiene utilidad para los ciudadanos honrados. Sencillamente es una forma más de comportamiento criminal muy habitual en La Garduña socialista.

Los sindicalistas nos demuestran que son insaciables con las mariscadas, el vino, los fraudes y, ahora, el sexo. Salieron de la nada y nunca, ni en sus mejores sueños, imaginaron una vida plagada de lujos sin haber hecho nada por merecerlos. Empero, los disfrutan. A estas actividades se dedican hoy los supuestos defensores de los trabajadores con la excusa de buscar la paz social en la República Bananera de Andalucía. Y lo más grande es que van por el mundo enseñando al personal como se deben hacer las cosas. Puedo asegurar que aunque una vez fui afiliado de un sindicato, jamás se me pasaría por la cabeza retornar a su seno. Sería como volver con una ex que, como saben, es como comer lo que vomitaste. Un vómito que ustedes pueden ponerle fin, dándole la espalda a los reyes del Bunga- Bunga.

Sergio Calle Llorens

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