Los hechos son los siguientes; Rajoy eligió a Barcenas como
tesorero del PP hace 9 años. Ahora Barcenas está en prisión tras comprobarse
que tenía 50 millones de euros de sus cuentas en Suiza. El Presidente del
gobierno de España sigue sin dar explicaciones convincentes de donde provenía el dinero del presunto chorizo. Los documentos que aporta el Mundo, también son hechos, no
opiniones, aunque no tengan consecuencia penal alguna. Desde los tiempos de la transición, los ciudadanos pagamos, muy a
nuestro pesar, a sindicatos, empresarios, partidos políticos sin que sepamos muy
bien para qué lo hacemos. Luego, esta casta política se dedica a conseguir
contratos multimillonarios a cambio de la mordida habitual. La consecuencia es
que todos los partidos se han financiado de forma ilegal. Por tanto, podemos
concluir que nadamos en un inmenso océano conocido como corrupción.
Hasta aquí los hechos, pasemos a las opiniones. Hacienda encabeza este latrocinio institucionalizado por parte de la administración que
dirigen esas agrupaciones políticas que nos roban. La corrupción existe en
todas partes, sin embargo es cuestión de echar a los que la practican, pero
tras años de democracia, seguimos viendo a Felipe González, Alfonso Guera,
Gallardón, Griñán, Chaves, Camps y compañía. Sólo los que sufren de cristalización ideológica
pueden encabezar la regeneración política que tanto anhelamos algunos.
Barcenas es tan culpable como Rajoy pues fue el presidente
quien lo eligió para el cargo. No me vale el que no sabía nada y que se enteró
por la prensa. Tampoco cuelan las defensas de Arenas, Cospedal y otros líderes
populares sobre la honradez del presidente. Igual que no admito que Griñán no
supiera nada de los ERE andaluces tras quince informes contrarios al fondo de
reptiles de sus interventores.
Rajoy ha demostrado su incapacidad para liderar España y,
por acción u omisión, debe irse a su casa a hacer punto de cruz, o lo que le plazca. El caso Barcenas no hace más que
confirmar esa opinión. Empero, no puedo aguantar que los nacionalistas
catalanes y los socialistas pongan el grito en el cielo en lo referente a la
financiación ilegal; Banca Catalana, el Caso Palau, el Caso Pallaros, el Caso
Filesa, el Caso GAL, el Caso ERE, el robo a los huérfanos de
la Guardia Civil. Ellos son tan
chorizos, o más, que los populares. Lecciones de decencia, por tanto, las
justas. En verdad, España con la casta
política, me recuerda cada día más a un capítulo de Walking Dead cuyos zombis
se comportan, perdonen la licencia, como si tuvieran menos cerebro que la patética e indolente María Gámez.
Sergio Calle Llorens
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