jueves, 27 de junio de 2013

GUARDIOLA EN MUNICH

El hecho de que el ex entrenador del F. C. Barcelona hiciese su primera rueda de prensa en alemán en su presentación como técnico del Bayern dice mucho de su persona y, de paso, muy poco de los españoles a los que les sorprende el acontecimiento. Luego respondió preguntas en español, catalán, inglés e italiano. Pep que es un hombre obsesionado con la crítica, hizo guiños a diestro y siniestro demostrando, una vez más, que es un tipo inteligente a más no poder.

Obviamente el asunto ha suscitado todo tipo de comentarios en las redes sociales que unidos a los de los articulistas patrios, ayudan a hacernos una idea de lo alejada que está la gente en España del bilingüismo. Tengamos en cuenta que gran parte de la población mundial habla dos o más lenguas sin que sufra ninguna enfermedad mental posterior. El monolingüismo, por tanto, es algo minoritario y muy triste. Es casi como ver el mundo en blanco y negro, ajenos a la gran maravilla de colores que tenemos en la paleta lingüística de este maravilloso planeta.

En verdad, Pep Guardiola entroniza muy bien con el programa de Ciutadans de Catalunya que propone una escuela trilingüe. Yo, de paso, también me sumo a esa locomotora idiomática que permite viajar por el mundo hablando en varias lenguas. Con mis amigos valencianos, uso su parla, en Barcelona catalán, en Roma uso el italiano con acento romano y tengo el inglés como lengua habitual de trabajo. Eso sin contar que en casa tenemos cuatro lenguas, incluida el danés. Incluso me encanta traducir del gaélico a la lengua de Shakespeare y sigo peleándome con el arameo. El dominio de lenguas no me hace mejor que nadie pero, sin duda, tampoco peor. Lo verdaderamente importante es que puedo disfrutar diferentes culturas en diferentes momentos del día.

Me resulta penoso cuando un españolito presume de hablar mal inglés en público. Tan penoso como esa industria de doblaje de películas al español para que Brad Pitt nos hable a todos con acento de Valladolid. Luego está el placer de escuchar a un australiano como Mel Gibson hablando como si hubiera nacido en The Highlands. Pequeños matices secretos que son ajenos a los monolingües.

El mundo, en cualquier caso, es una inmensa y maravillosa torre de Babel donde algunos nos sentimos muy cómodos. El problema, a mi entender, es cultural a la hora de aceptar la diversidad lingüística del mundo. Un problema que puede agravarse en el futuro con la globalización. En provincias como Alicante y Málaga lo sabemos muy al ver la cantidad de idiomas en que se manejan los escandinavos o los finlandeses. Necesitamos, por tanto, un sistema educativo que permita a nuestros escolares aprender idiomas de forma eficaz. Su futuro depende de ello. En Barcelona lo saben y están dispuestos a ganar esa batalla para que un día lo de Guardiola hablando en alemán no sea noticia y, por supuesto, no tengan que contratar a un traductor tan hideputa como Mourinho.

Sergio Calle Llorens

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