domingo, 7 de abril de 2013

LA ANDALUCÍA BOLIVARIANA II


El problema de la izquierda andaluza es que se fue a vender caretas al Perú y se quedó con la más fea: la venezolana. Escuchar al patético Valderas afirmando que Andalucía siente como propia la lucha de Venezuela. A pesar de ser la tercera fuerza política en la república bananera, él habla por todo el pueblo andaluz aunque nadie le haya encomendado para ello. Con un discurso enmarañado y torpe, el ex repartidor de butano se hizo la picha un lío en el homenaje al patético Comandante Chávez. Llegó incluso a hablar de biomedicina, él, cuyo proceso mental es más simple que el mecanismo de un chupete.

Tampoco ha estado muy acertada la consejera escrache Cortés que firma desahucios a pesar de que prometió paralizaros. En el último trimestre la torpe representante de IU ha notificado más de 40. No hace falta que les recuerde la entrevista de un periodista amigo en Canal Sur donde se puso de perfil, como siempre, al tiempo que justificaba el acoso, siempre y cuando, sea a representantes de la derecha.

José Antonio Castro, orgulloso de su apellido, no sólo no negó a Griñán en el tema de los ERE, sino que le dio toda su confianza. Él, que hasta hace un cuarto de hora, apuntaba al hijo del escolta de Franco como el muñidor de los expedientes fraudulentos de regulación de empleo. Huelga decir que el presidente de la taifa más atrasada de España, terminó abrazado a su otrora enemigo político. Y es que el que se acuesta con perros se levanta con pulgas.

Toda esta gentuza rezuma un punto de mediocridad insoportable. Son me importaría demasiado, si no tuviera que subvencionarles con mi dinero. Si tuviera tiempo, dedicaría más tiempo a la microbiología para estudiarles, pero no dispongo de él. Además, crecen como los hongos. A cada paso, a cada metro, me encuentro uno de esos progresistas dispuestos a cambiar el mundo eligiendo la opción más descerebrada. Entre las dos Coreas se quedan con la de norte. Entre la democracia y la dictadura, prefieren la segunda porque en una democracia son incapaces de ganar de forma limpia. En definitiva, sus taras son peligrosísimas cuando están en el poder, pues en la oposición no pasan del esperpento. Nuestra elección también es simple, vivir bajo su yugo o acabar con estos microbios importados de Sudamérica. Yo, como ya imaginan, elijo la segunda.

Sergio Calle Llorens


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