El 10 de mayo de 1941, Hess y Alfred Rosenberg almorzaron
juntos en Ausburgo y desde allí Rossenberg mantuvo un encuentro privado con
Adolf Hitler. Hess, que era un consumado piloto de aviones, ordenó entonces que le
llevaran al aeródromo de la Luftwaffe
en Ausburgo. Su Messerrchmitt despegó a las 17:45 en dirección noroeste para
superar la costa holandesa a las 19:28 a la altura de Texel, allí giró 90º al
norte en el mismo sentido que traía inicialmente. Volaba a pocos metros del
nivel de mar y en plena noche para no ser detectado. Llegó a Dinamarca para
enfilar, después, su rumbo a Escocia. A las 22: 12 le quedaba combustible para
media hora de vuelo. Los observadores reales dieron con el avión y la RAF mandó un par de cazas para
interceptarlo. El lugarteniente de Hitler no se dejó alcanzar.
Posteriormente declararía que pensaba aterrizar en la
hacienda Casa Dungavel, propiedad del Duque de Hamilton. Curiosamente, el inglés
poseía una pista privada que estuvo iluminada a esas horas. Sin embargo, el
nazi no llegó a detectarla y tuvo que saltar en paracaídas cerca de Glasgow. Al
tocar tierra se torció un tobillo y un lugareño tuvo que prestarle ayuda. Desde
el primer momento, Hess trató de convencer a sus captores que tenía que ver a
su amigo el Duque de Hamilton para iniciar conversaciones de paz. Cuando Hitler
se enteró de todo el asunto, afirmó que Hess había perdido el juicio. Desde
entonces, historiadores de toda índole han tratado de responder al enigma Hess.
El nazi que más tiempo estuvo en prisión. Hoy, con los informes
desclasificados, podemos concluir que Hess fue víctima de una hábil operación
encubierta de los británicos.
En 1941, Gran Bretaña no tenía ninguna posibilidad de vencer
a la Alemania
nazi. Con Francia rendida, y media Europa bajo la bota alemana. Su única salida
era ganar tiempo y esperar a que la intervención americana se produjera, lo que
terminó ocurriendo con el ataque japonés a Pearl Harbour, en diciembre de 1941.
Hasta entonces, los británicos sólo aspiraban a abrir varios frentes que
distrajeran a los alemanes de la temida invasión. En los servicios secretos
británicos, existía un informe clasificado en la que se daba por hecho de que
Hitler atacaría a Rusia para hacer realidad sus postulados sobre el concepto de
espacio vital, en el que los territorios del este servirían para crear el gran
Reich alemán. Los eslavos, por supuesto, eran prescindibles para los nazis.
El profesor Karl Haushofer había coincidido con Rudol Hess
durante la guerra y, a su vez, mantenía estrechos contactos con la alta
sociedad británica. Éste personaje sería clave para convencer a Hess de que los
británicos querían deponer a Churchill y buscar la paz con Alemania. De esta
forma, los alemanes podrían haber concentrado sus fuerzas en la pérfida Rusia,
tras firmar un armisticio entre las dos naciones. Con el ataque a Rusia, Gran
Bretaña veía aliviada la presión sobre sus dominios.
La operación se llamó Herren HHH y fue llevada a cabo por el
special operations 1, un departamento que se dedicaba al arte de la guerra
psicológica. La operación señores, HHHH, por Hitler, Hess, Haushofer y Karl tenía
como objetivo forzar a Hitler a atacar a Stalin, haciéndole creer que en Gran
Bretaña había sectores que deseaban una alianza con los nazis para acabar con
el enemigo común; el comunismo.
El SO1 utilizó a Haushofer para llegar a Hess, y de ahí que
propusiera al Duque de Hamilton como intermediario. Hamilton sería el
representante inglés en las negociaciones. Otro dato sorprendente para el
lector es el hecho de que los nazis consultaron con la astróloga Frau Nagenast-
a sueldo de los británicos- sobre el mejor día para llevar a cabo la misión. Ésta
les señaló el 10 de mayo como la fecha perfecta. La suerte de Hess estaba
echada. Los nazis, torpes como pocos, cayeron en la trampa y el número 2 del régimen
nacionalsocialista fue capturado.
Adolf Hitler estaba convencido que tras la operación Barbarroja
y la invasión de la Unión Soviética
por sus huestes, los británicos firmarían una paz con Alemania. Y es que hasta
algunas semanas después de producirse el ataque a Rusia, Hitler estaba seguro
de que el bando pacifista supuestamente encabezado por Lord Halifax, depondría
a Churchill para aceptar una paz honrosa
para la Gran Bretaña.
Goebbels catalogó la aventura de Hess como obra de un loco, dos días después de
que la BBC
anunciara su captura.
Podemos afirmar que el ataque a la extinta Unión Soviética
fue inducido por Gran Bretaña y, por supuesto, en cierto sentido los británicos
fueron parcialmente responsables de los miles de muertos que sufrió Rusia. Por
ello, no es extraño que haya muchos que afirmen que Hess fue asesinado en su
celda por los mismos servicios secretos que le engañaron en 1941. A esta tesis, se
abona por la segunda autopsia que se le hizo a su cadáver, pedida por su
familia, en la que establecía que la muerte le vino por asfixia y no por
suspensión- Hess había aparecido colgado en su celda- El resultado es que nadie
creyó realmente que el nazi se hubiera quitado la vida porque los
norteamericanos le asignaron un ordenanza de raza negra. La tesis de Ian
Brewster, responsable de la investigación sobre la muerte de Hess en Spandau, ha
sido desechada casi desde el principio. Como tampoco nadie se tragó nunca que un
piloto experimentado use como método para descender de un avión el lanzarse en
paracaídas y, además, en vuelo nocturno Tal vez, cuando el prisionero de
Spandau estaba a punto de morir, recordara aquella jornada del 10 de mayor de
1941 con la convicción de haber hecho literalmente el ridículo. Tras su muerte,
la prisión fue demolida y en su lugar fueron construidos un aparcamiento y un
centro comercial que, dicho sea de paso, siguen siendo más útiles que las patéticas
ideas de Hess y de sus asesinos nazis.
Sergio Calle Llorens
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