domingo, 8 de enero de 2012

LA DEUDA HISTÉRICA


Un villano llamado Abraham Lincoln asesinó a un digno ciudadano que respondía al nombre de John Wilker Booth, Don Quijote inventó a Cervates, el Titanic hundió a un perverso iceberg y los andaluces robaron al PSOE el dinero del PER. Invertir los hechos en esta forma puede resultar gracioso, si no monstruoso, pero no tan monstruoso como la propaganda socialista. Fíjense en el tema de la deuda histórica. Un mantra que han repetido los chicos del capullo hasta la saciedad. Una obsesión por cobrar un dinero que, decían, era de todos los andaluces.



A diferencia de los socialistas, mi única obsesión es la de poder visitar mi mar mediterráneo para ver como le levanta al acercarse a la orilla antes de derrumbarse violentamente y avanzar hacia mi playa convertida en espuma. Es un momento mágico que me hipnotiza tanto como el fuego, al cual puedo contemplar durante horas. En ese tiempo mágico reflexiono sobre el fraude tan monumental que supone la República Bananera de Andalucía. El otro día, sin ir más lejos, recordé que la deuda histórica se había saldado en Málaga con el edificio de Correos que sufre, tócate los cojones, de aluminosis. En otras palabras, que se cae a pedazos. De esta manera, tan chusca, los miembros de la secta saldaron la deuda con Málaga de 126 millones de euros. Desafortunadamente el edificio tiene un valor de 25 millones de euros y su rehabilitación en 10 millones, por lo que el valor de Correos se reduce a 15 millones. Un engaño en toda regla que tan sólo aplaudió la hija del farero con menos luces que un barco pirata.



Los ciudadanos nos preguntamos que hemos ganado con que la titularidad del edificio en cuestión pase de Madrid a Sevilla. Digo yo, como cualquier hijo de vecino, que hubiera sido mejor que hubiesen saldado la deuda construyendo el tercer hospital en Málaga. Una ciudad donde los centros hospitalarios se tunean y no se construye nada desde los tiempos del dictador. Y ya ha llovido. Incluso podrían haber destinado parte del dinero con el que sufragamos la autonomía más inútil del mundo, en solucionar el problema del saneamiento integral de la Costa del Sol, o en construir el tren litoral. Pero no, pretenden que lleguemos al orgasmo con el edificio de los Collons. Ya lo dice su nombre: CORREOS.



Los mediterráneos sabemos que en la mar, como en la vida, todo puede cambiar de repente. Puede sorprenderte una ola solitaria o rolar el viento y desatarse un temporal. Quiero decir que tememos la fuerza de nuestra patria salada que de plato se convierte en trampa mortal. Y en ella han caído muchos ilusos a lo largo de tres largas décadas de régimen andaluz. Por eso ahora que los chicos de Griñán señalan al nuevo gobierno de España como responsable de los recortes en una excusa perfecta para sus ajustes presupuestarios, el pueblo llano sonríe y dice que naranjas de la china. La impostura, al fin y al cabo, ha durado demasiado tiempo y ha sido protagonizada por los hombres y mujeres del PSOE. Esos que decidirán el ganador en el próximo congreso socialista. Sin duda, elegirán al peor de los candidatos haciendo caso a su patrón, el de la ley de Murphy. Por eso ahora que todas las personas de bien conocemos que la deuda es un camelo transformada de histórica a histérica, sería buen momento de recordarles a la secta socialista lo que acontecerá cuando vengan a Málaga en las próximas elecciones andaluzas. Sencillamente levantaremos nuestra mirada y nuestros ojos se toparán con el edificio de Correos. Ese que es conocido en Málaga como el preservativo, fíjense en la foto. Estoy convencido de que lamentaremos que algunos no se hubiesen puesto una gomita en el capullo para evitar que nacieran todos esos ídem que llevan tanto tiempo practicando el latrocinio institucionalizado. Esa visión, acompañada de años de agravios, será lo que explique como la ola malagueña se llevará por delante al régimen andaluz. Comprenderán entonces lo que significa un golpe de mar fuertemente mediterráneo. Dará igual que inviertan los términos, caerán de cabeza o de culo pero caerán. Ya les digo que caerán.



Sergio Calle Llorens

1 comentario:

  1. Llevo mucho tiempo siguiendo tus trabajos y no siempre estoy de acuerdo contigo pero la verdad es que escribes de puta madre. Me gusta tu forma de poner distancia entre la mediterraneidad y lo andaluz, tu forma de atacar a la junta y a sus políticos, tu visión del mundo, tus gustos, tus fobias y tus temores. A lo mejor llegas a tanta gente por eso, no estoy seguro pero quizá te atreves a decir lo que otros pensamos pero no podemos o no queremos decir.

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