Soy escritor, investigador, guionista, profesor de idiomas y muchas cosas más que no caben aquí. También tengo una sección en Espacio en Blanco de RNE. El mundo se divide en dos categorías, los que tienen el revolver cargado, y los que cavan, tú cavas.
miércoles, 9 de noviembre de 2011
SHERLOCK HOLMES Y YO
La Junta de Andalucía anunció que Metro Málaga inauguraría parcialmente las dos líneas del suburbano el 11 del 11 del 2011 a las 11:11. Hubo mucho iluso que incluso llegó a creer el reclamo, pero no hacía falta ser un Sherlock Holmes para darse cuenta del camelo. Después de todo, estamos tratando con los mismos socialistas que prometieron terminar la restauración del teatro romano en 1992 y lo concluyeron- de aquella manera- en 2010. Por todo ello, les voy a contar que ocurrió para que los socialistas se comprometieran a la apertura del suburbano para la fecha señalada en líneas precedentes, aún sabiendo que no podrían cumplir con ello.
Después de años de obras en la ciudad, los dirigentes socialistas pensaron en su propio beneficio electoral y anunciaron la puesta en servicio del metro. Les hablo del tramo en superficie en Teatinos de la línea 1 y el tramo correspondiente a la línea 2 que va desde Héroes de Sostoa hasta el Martín Carpena. Es decir que ambos tramos no iban a estar conectados entre sí e iban a ser deficitarios. De hecho, no llegan ni al Guadalmedina. Sin embargo, los voceros del régimen y todos los medios locales fingieron creer el anuncio- por aquello de la publicidad institucional- Al parecer ninguno de esos chupatintas conocía aquello de Francisco de Quevedo: “Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir”. Y añado que tampoco sabían que el que promete demasiado y el que espera demasiado se dañan a sí mismos. Fue entonces cuando levanté mi voz y publiqué un artículo afirmando que los vagones del metro no iban a circular en el presente año. Aquel trabajo levanto ampollas y fui duramente atacado por los voceros del clan de la rosa. No tuve más remedio que contraatacar revelando que la rescisión del contrato a los arquitectos Martínez Lapeña y Torres para unificar el diseño de los metros andaluces se debía a un capricho de la Junta. Sustituían de un plumazo el azul mediterráneo por el verde andaluz y el pavés de los arquitectos catalanes por el feo hormigón y el acero inoxidable del sevillano Antonio González Cordón. Aquel antojo fue enmascarado por un informe de seguridad realizado por los Bomberos de Málaga. Un cuerpo donde fueron contratados muchos socialistas de la agrupación centro de Málaga como ha publicado recientemente la revista digital por Andalucía libre. Contacté personalmente con los arquitectos en Barcelona y me negaron que existiese ningún peligro con los muros de pavés propuestos. A día de hoy, no tienen ni repajolera idea de las causas por las que el gobierno regional les rescindió el contrato. Lo único claro, entonces y ahora, fueron las protestas del Alcalde de Málaga que se quejaba de que los socialistas hubiesen tardado en darse cuenta del asunto. Al margen, claro está, de la indemnización a los arquitectos perjudicados.
Es posible que los socialistas hayan comprendido que quien promete con mucha ligereza se va arrepintiendo despacio y a fuego lento. Sobre todo cuando la Junta tuvo que anunciar que no podía abrir el suburbano en la fecha mágica de noviembre. Algo que el aquí suscribe ya sabía porque de haber tenido realmente la intención de hacerlo, habrían comenzado a buscar los trabajadores necesarios para la puesta en servicio del metro malagueño muchísimo tiempo antes. De hecho, la página de metro Málaga acaba de anunciar que la primera fase de selección de personal ha sido adjudicada a la consultoría de recursos humanos Psicotec, sin ninguna vinculación con la provincia malagueña. También es muy ilustrativo que desde abril la página oficial del tren ligero tampoco haya sido capaz de actualizar ninguna foto relacionada con las obras que trascurren bajo tierra. Blanco y en botella: embustes socialistas. La viva encarnación del mal.
Mi afición a rastrear las huellas dejadas por los malvados me viene de las novelas de Sir Arthur Conan Doyle. Tardes lluviosas en plena otoñada en las que soñaba con aquel 221 de Baker Street y un Sherlock Holmes caminando en una noche de niebla empapada de misterio. El inglés era un personaje racional de corazón solitario. Una inteligencia aguda que no dejaba nada a la improvisación. Un tipo brillante que entraba en profundas depresiones cuando terminaba sus apasionantes casos. Por eso, yo soñaba en ser como él. Investigar como él y, por supuesto, tocar el violín como él. Desgraciadamente para poder desarrollar ese tipo de talento detectivesco tendría que haberme topado con un enemigo que me pusiera a prueba. Un villano brillante y difícil aunque me hubiese costado la vida en las cataratas de Reichenbach. En mi caso, nunca he encontrado a mi profesor Moriarty particular. Sí, los señores de la Junta son tan perversos que incluso son capaces de vender un metro inacabado y una oferta de trabajo exclusiva para los que tienen el carnet del PSOE, pero su inteligencia apenas está a la altura de un mono corroncho. Lo digo porque esos villanos tienen un razonamiento animal alejado del perfeccionismo, el gusto por los detalles y la brillantez del archienemigo de Sherlock Holmes. Por eso no hace falta que uno muera despeñado en una catarata andaluza. Ellos se suicidan sin ayuda de nadie. Su pérfido legado quedará envuelto en una niebla más densa que aquella que solía asaltarme en mis paseos londinenses por Regent`s Park.
Sergio Calle Llorens
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