viernes, 4 de noviembre de 2011

LOS TEMPESTARIOS


Los socialistas prometieron cien años de honradez pero no dijeron cuando empezaban a cumplir su promesa. Puede que en el tercer milenio, tal vez en el 2050, cualquiera sabe. El caso es que tras el pistoletazo de salida de la campaña electoral, los del puño y la rosa vuelven a la carga con sus promesas de un futuro esplendoroso bajo su tutela. El caballo de izquierdas no parece entender que los españoles están hasta el gorro de su trote cansino y sus relinchos. Los votantes estiman que el equino socialista nos sale por un ojo de la cara. En suma, ya no son tiempos para animales tan caros y el pueblo busca desesperadamente un camello. Animal que al parecer fue diseñado por una comisión; gasta poco, es silencioso, tiene gran resistencia y consume poco agua. Ideal para salir de la crisis.


No obstante los chicos de Rubalcaba- que nunca subió una paga- siguen elaborando un programa que se gane el favor de la ciudadanía. Por qué íbamos a creer ahora lo del pleno empleo y la monserga de la enseñanza pública que dicen defender. Que yo sepa, los dirigentes de la marca electoral crepuscular siguen mandando a sus hijos a los colegios privados. Pero ellos, ajenos al desaliento, siguen con sus propuestas e incluso se atreven a vaticinar el argamedón si la derecha sale victoriosa en los comicios del 20- N. A mí que soy un gran aficionado a la historia me recuerdan a aquellos hombres conocidos como tempestarios. Individuos que iban en la edad media visitando los pueblos de Europa para pedir dinero. En caso de que los lugareños se negaran, el tempestario cabroncete provocaría una tempestad que arruinara sus cosechas. Oigan y los del pueblo pagaban. Más o menos como lo que viene ocurriendo en Andalucía en los últimos veinte años, o pagamos con votos y con impuestos a los del capullo, o el Apocalipsis caerá sobre nuestras cabezas. El problema es que no hay peor plaga que la del paro, a tres parados por minuto, a 180 la hora. Ya ni siquiera el nodo andaluz que propaga las amenazas del tempestario socialista vale para asustar al personal, que por otra parte, ya está bastante acojonado.


La verdad es que dar un repaso a las hemerotecas para troncharse con las promesas del pasado. A esta orilla del mediterráneo todavía recordamos como la restauración iba a estar terminada en 192- se acabó en 2010- el tren litoral o el saneamiento integral de la Costa del Sol. Por prometer, nos prometieron hasta el corredor ferroviario mediterráneo que será cualquier cosa menos mediterráneo. Y de los hospitales comprometidos ni hablamos. En definitiva, las promesas electorales tienen un doble problema; en primer lugar no obliga a quien las hace y en segundo lugar cabrea, y de que forma, al que las creyó de buena fe. Recuerdo que un cómico danés llamado Jacob Haugaard se presentó al parlamento con las siguientes promesas electorales:


1-El viento nunca soplará a la cara de los ciclistas, sino en la espalda para que lleguen más rápido a casa y se cansen menos.
2- Las 24 horas del día se repartirán de la siguiente forma: 8 horas de descanso, 8 horas de sueño y 8 horas de tiempo libre- dicen que se inspiró en la vida de los socialistas andaluces-
3- Las colas en los supermercados serán muy cortas.
4- El pueblo tendrá un tiempo mejor y también tendrá derecho a la impotencia y a las raciones de Nutella.


El bueno de Jacob obtuvo 23.253 votos gracias a su delirante campaña. La verdad es que el tipo fue bastante perseverante porque se presentó a todas las elecciones desde 1979 hasta que ganó su escaño en 1994. He de añadir que su única motivación política era denunciar la impostura de la clase dirigente. Estuvo en el parlamento 4 años que según propia confesión fueron los peores de su vida. Así que ahora que ha comenzado la campaña electoral, hágase un favor y desconecte la radio o la televisión cuando salgan esos señores tan serios. Recuerde que todos los hombres hemos nacido iguales, con la excepción de los políticos que nacieron con una promesa debajo del brazo. Desconfíen pues del paraíso que nos prometen, especialmente del socialista. Ha llegado el momento de hacer un balance mental de los 8 peores años en la historia de la democracia española. Sin hacer caso de la propaganda electoral y mucho menos de los tempestarios de izquierdas. Huelga decir que el voto ya está completamente decidido porque hay causas por las que vale la pena luchar: Un futuro mejor para todos.


Sergio Calle Llorens

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