viernes, 29 de abril de 2011

LA MUERTE EN LOS TALONES

Hablar de la muerte es casi tan difícil como peinar una bombilla. De ella se han ocupado grandes personajes en la historia, y ella de todos esos personajes. De todas esas frases ocurrentes que definen a la parca, yo me quedo con dos: “ No te tomes muy en serio la vida, porque no saldremos de ella con vida”. “Si alguna vez deseas morir, piensa en aquellos que murieron sin desearlo”. A mí la vida siempre me ha preocupado más que la muerte, aunque temo tener un final físicamente doloroso. Además antes de irse al otro barrio, uno corre el riesgo de tener que pasar los últimos años en un asilo con cuidadores que te desprecian, y con compañeros poco inteligentes. De hecho, me imagino malgastando mis últimos años con María Gámez, esa mujer atocinada que para mantener España limpia, quiere quitar La Mancha. Sí, tiemblo sólo de pensarlo, porque tener que compartir espacio y tiempo con alguien tan vago que madruga cada mañana para estar más tiempo sin trabajar, debe ser algo terrorífico. A veces siento pánico al pensar en esa posibilidad y me entran ganas de hacerme carpintero para estar todo la vida tocando madera.


La vida, de cualquier forma, es un continuo abrir y cerrar de puertas. Lo malo es que una vez que abres una, no sabes que ya no podrás volver atrás ni lo que te espera delante. A veces, cuando pienso en el devenir de la vida, me acuerdo de esa película de Hitchcock “Con la Muerte en los Talones”. En ella Gary Grant interpreta a un ejecutivo publicitario de Nueva York al que unos espías confunden con un agente del gobierno. Como vemos la mala suerte se ceba con el personaje, aunque también conoce a una atractiva mujer- Eve Marie Saint- que lo ayuda. Quiero decir que en la vida es una caja de sorpresas muy emocionante cuyo final no acertamos a vislumbrar. Con sus cosas buenas y sus cosas menos buenas. A veces, incluso nos vemos envueltos en persecuciones- salvando las distancias- como la protagonizada por el actor de esa película. Ya saben en un campo sembrado donde los malos de la avioneta tratan de matarlo. Salir vivo de esas experiencias ayuda a tener una vida interesante, y hasta larga.



Pero al margen del misterio de la vida y de la muerte, me llama la atención el hecho de que las mujeres sean más longevas que nosotros los hombres. Durante milenios se ha tratado de explicar esta injusticia con argumentos como que los hombres eran los cazadores, los guerreros y hasta por la alimentación. Sin embargo, ahora un equipo de científicos de la Universidad de Stirling- Escocia- capitaneados por Sarah L. Moore y Kenneth Wilson afirma que los hombres viven menos por la testosterona y el semen que nos debilita. Es decir que aquello que sirve para blanquear la piel de las mujeres y concebir vida también es responsable de un gran número de muertes. Vaya que de La Muerte en los Talones pasamos a Con La Muerte en Los Cojones. ¡ Manda huevos!


Sergio Calle Llorens

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