Es curioso
que los que tanto apostaban por el Guadalquivir y sus rollos de
faralaes, estén tan preocupados por la Farola del puerto de Málaga. En términos
generales, carezco de conocimientos técnicos para emitir un juicio atinado
sobre la torre. Sin embargo, un fondo catarí- el mismo que quiere levantar el dichoso mamotreto - va a construir el nuevo Puerto
Deportivo de San Andrés uniendo la Ciudad del Paraíso con el sector
de los yates de lujo. Hablamos de la urbe que se ha convertido en el tercer ecosistema
más dinámico a nivel nacional. Igual que Google se enamoró de Málaga
para instalar su centro de ciberseguridad, la Junta ha dejado al margen su fiebrecita
centralista para establecer la Agencia Digital y el Centro de Ciberseguridad
en la capital de la región malagueña donde están ocurriendo muchas
cosas.
Puede parecer,
lo sé, desde la perspectiva de los “observadores”, que todo lo que
cuento aquí son malas noticias. Y en verdad no les falta razón
porque ahora se apuesta por el emprendimiento y lo digital y no por la subvención
de los medios en los que escriben para dejar a Málaga en mal lugar. Note el lector que estos profetas apocalípticos
suelen ser impenitentes gorrones cuyo talento no se ve por ninguna parte,
aunque nos dediquemos a buscarlo con tesón. No lo olvide.
Creo que tampoco conviene olvidar a los nostálgicos de Pedro Aparicio, los mismos que
no soportan los éxitos de Málaga. Porque ayer se clausuró la 39 Edición
del Festival de Teatro de la ciudad con Malvivir: una obra basada en las
novelas picarescas del Siglo de Oro en la que Aitana Sánchez Gijón
estuvo impresionante en la última función representada en el Teatro Cervantes.
Las mismas tablas donde el alcalde socialista de entonces no permitía otra cosa
que no fuera opera o conciertos de música clásica porque era lo que a él le
gustaba. ¿Puede imaginarse uno tanta arrogancia? Pero es que no muy lejos de
allí, en el teatro del Soho, tenemos un pedacito de Broadway con
el musical Company. También queda cerca el Rockin Race Jamboree de Torremolinos; el mejor
festival de música norteamericana fuera de sus fronteras y el Soul Motown
and Sun que se sigue celebrando por aquí. Citas obligadas para los amantes de la cultura.
Como lo serán, y otro año más, el festival de cine español- el único certamen
cinematográfico del sur que no quiso subvencionar la Junta- o el Fancine-
único festival fantástico y de terror organizado por una Universidad, la de
Málaga- para deleitar a los amantes del género. ¿Lo vamos pillando ya?
Como saben,
fui el primero en afirmar que Málaga iba a deslumbrar al mundo con sus
relámpagos. Como conocen, defendí hasta la saciedad que el éxito estaba,
como dicen los ingleses, around the corner. El tiempo me terminó dando la razón. Hoy, de nuevo, les traigo dos primicias: la primera es que la torre del Puerto no se
va a construir porque el PSOE ha decidido que la localización perfecta
está en otra provincia sureña. La segunda es que la Exposición internacional
de 2027 no se va a celebrar en tierras malagueñas porque el gobierno de Sánchez,
a pesar de subirse al carro en el último momento, y nunca mejor dicho, no está
por la labor. Y sin apoyo gubernamental, la cosa está imposible. Es ridículo lo
que voy a decir: viviríamos mucho mejor sin la secta del capullo y sus
turiferarios.
Sergio Calle Llorens
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