La izquierda española insiste reiteradamente en la feliz coyunda de "igualdad, progresismo y autonomismo" como los tres ejes garantes de su programa político. No obstante, la realidad se me antoja muy distinta y a los múltiples ejemplos me remito.
Manuel Chaves y Pepito Griñán reunidos con Montilla para afirmar que lo que era bueno para Cataluña valía también para Andalucía. Llegaron a posar en un "photocall" para demostrar que el progresismo es la forma por la que los nietos de Pujol seguirán viviendo con privilegios medievales. Ese Estatut catalán que dio lugar a un andaluz para salvar la cara al papanatas de Rodríguez Zapatero. Aquel felón que vendió aquello de que aceptaría cualquier estatuto que viniera de aquel territorio. Luego esos nuevos estatutos fueron votados por una inmensa minoría y, a nadie le importó un carajo. Visto lo visto, podemos decir que el enroque no vino muy bien para defender los intereses generales de Andalucía. Más bien lo contrario.
Los esfuerzos camaleónicos del PSOE e IU para apoyar cualquier iniciativa que ahonde en la distancia entre la España rica y la pobre son, cuando menos, un atentando a la igualdad. Esa a la que aspiramos los liberales españoles desde 1812 y que, por supuesto, se rompe cuando la constitución permite la antigualla de los Fueros navarros y el cupo vasco.
Huelga decir que aquellos que más defienden la no igualdad entre territorios se disfrazan de autonomistas y de progresistas. Los mismos que defendían, todavía algunos lo hacen, regímenes como el de Fidel Castro o la Unión Soviética. Y la conclusión es obligada; si estaban equivocados entonces, hoy lo están igualmente. Después de todo, nos vendieron la España autonómica como la panacea de cualquier mal, y el remedio ha terminado en Virreinatos dirigidos por una casta corrupta e inútil. Sanguijuelas que se visten con la bandera del territorio para seguir medrando a costa de la estupidez del personal. Si en Cuba ya no hacen piscinas porque todos los que sabían nadar se fueron a Estados Unidos, en España llegará un momento que no haya ni agua para rellenar las albercas de tanto que se llevan, y se llevaron, los que apoyan los 17 miniestados de pacotilla. En eso, la derecha es cómplice.
La realidad es tozuda; la izquierda española se equivocó entonces y se equivoca ahora. Sánchez se puede reunir con el Cid Campeador o con Elvis Presley- los participantes más famosos de la encuesta catalana- porque lo único que pretende es presentar al adversario electoral por no dialogar con aquellos que no respetan la legalidad vigente. Sin embargo, sólo logrará en que sigamos con esta condena en la que se permite pedir un deseo a España que va a morir en la silla eléctrica y ésta responde; ¡qué nos agarremos todos de las manos! Dicho de otra manera, que si esto explota, ellos van a ser los primeros en sentir la detonación.
Sergio Calle Llorens
Soy escritor, investigador, guionista, profesor de idiomas y muchas cosas más que no caben aquí. También tengo una sección en Espacio en Blanco de RNE. El mundo se divide en dos categorías, los que tienen el revolver cargado, y los que cavan, tú cavas.
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El problema autonómico es algo que se debería haber solucionado en plena Transición. Aunque bueno, viendo de dónde veníamos, bastante con que se pudo hacer eso. Como siempre afilado y certero, Sergio.
ResponderEliminarNos dieron un juguete que se llama democracia y no supimos que hacer con él. Un abrazo.
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