Muchos nacionalistas catalanes esperan que el referéndum por
la independencia de Escocia del Reino Unido sea ganado por las huestes de Alex
Salmond. En verdad, quieren copiar el modelo escocés para aplicar su derecho a decidir. No obstante,
Cataluña no tiene nada que ver con Escocia por más que se empeñe el líder de
Esquerra Republicana con su cara de gonorreico crónico. Así que hoy les voy a
relatar algunas de las diferencias entre ambos territorios:
Escocia fue un reino
independiente cuya historia ha estado marcada por la lucha contra su vecino del
sur. Robert de Bruce consiguió la independencia de su país intentando crear una
federación de reinos celtas bajo su dominio, fracasando, obviamente, en el
intento. La batalla de Culloden- 1745- en la que Prince Bonnie Charlie tuvo que
huir disfrazado de mujer, fue el último intento de romper con las armas con la Pérfida Albión. Recordemos que tras el acta de unión, Escocia
había unido su destino al de Inglaterra en 1707. Sin embargo, siempre ha gozado
de una educación diferente, de un sistema judicial diverso y de estructuras de
poder propias. En definitiva, los escoceses nunca perdieron su condición
nacional y su referéndum servirá para decidir si la continuación de Escocia
como nación sigue vinculada a Inglaterra o no. Escocia, por lo tanto, ha sido,
es y será una nación con todas las de la ley. Otra cosa bien distinta es que todos los que
conocen la tierra de William Wallace afirman que hay tres países en uno. Por un
lado, encontramos a las tierras bajas - Lowlands- con grandes intereses comunes
con el norte de Inglaterra. Por otro, tenemos las tierras medias-
Midlands- con su parla escocesa y, finalmente, nos topamos con las tierras
altas- Highlands- lengua gaélico escocesa que proviene del irlandés- ambas lenguas son
goidélicas- y cuyas tradiciones están fuertemente vinculadas a la isla verde.
Por no hablar de las islas Orkney cuyos habitantes se sienten escandinavos.
Cataluña, en cambio, no fue jamás un reino independiente por
más que se empeñen sus historiadores pagados de cabecera en presentar su unión
con Aragón como una confederación catalana-aragonesa. La casa de Barcelona se
extinguió en 1150 cuando el Conde Ramón Berenguer se casó con Petronila, hija
del rey de Aragón, Ramiro el Monje. La señera hace referencia a esa familia
reinante pero nunca al reino de Cataluña porque no existió como tal.
Sencillamente no encontraremos ningún país europeo que haya firmado acuerdos
con ese supuesto reino porque no existió más que dentro de la propia corona de
Aragón. Tras la unión del reino con Castilla, los catalanes no han dejado de
ser españoles. Huelga decir que en su territorio no se puede aplicar ni el
derecho de autodeterminación-nunca fueron colonizados por nadie- y mucho menos el
derecho a decidir en un referéndum separarse de un territorio a no ser que el
resto de sus compatriotas, es decir nosotros, se lo permitamos. La guerra de
sucesión no fue de secesión como si ocurrió en Escocia con los intentos de los
Jacobitas de romper sus vínculos con el vecino inglés.
Sergio Calle Llorens
No hay comentarios:
Publicar un comentario