lunes, 17 de junio de 2013

GARGANTAS PROFUNDAS

El silencio de la prensa andaluza sobre el hecho de que Invercaria usó un fondo de reptiles como el de los ERE, ya no sorprende a nadie. Tampoco que el gobierno de la taifa regional utilizara un sistema opaco para repartir los fondos con su empresa de capital riesgo. Todo responde a un  viejo procedimiento, el asalto a las arcas públicas por parte de los socialistas y sus allegados. Si el llamado cuarto poder andaluz pasa de puntillas por el escándalo, nosotros, ciudadanos independientes, debemos ponerles las banderillas a esos vendidos por cuatro maravedíes a cargo de la publicidad institucional del gobierno de la República Bananera de Andalucía.

El escándalo de que supone la falta de publicidad en la concesión de préstamos propios de Invercaria, que en 2009 ascendieron a 21,5 millones dio lugar a esa discrecionalidad para repartir esos fondos. Empresas como Ceramica Syre de Vilches; o Below mark de un sobrino de Felipe González recibieron dinero del fondo de reptiles.

El procedimiento es siempre el mismo; utilizar el dinero de los ERE a espaldas del interventor .De hecho, el Consejo de Gobierno acordó expresamente dejar a Invercaria fuera del control financiero de las empresas de la Junta de Andalucía. Tampoco la empresa contaba con una persona capacitada en su organigrama para garantizar el adecuado funcionamiento del control administrativo y contable. Por no hablar de la presidenta de la sociedad capital de riesgo de la Junta, Laura Gómiz, ordenando informes falsos para justificar ayudas concedidas sin papel alguno. Algo que en la actualidad, podría estar sucediendo en la Universidad de Málaga donde miles de millones van a parar sin control alguno a la Fundación que dirige el yerno de la rectora.

Sin control, sin oposición, sin prensa que desvele sus tejemanejes, sólo quedamos los ciudadanos para denunciar el procedimiento en el que se basa el latrocinio institucionalizado que aplica con gran rigor, la Junta de Andalucía.

Es muy posible que a los que gritamos fuego, nos llamen incendiarios como decía Ortega. Sin embargo, hemos de sentir orgullo cuando les enmendamos la plana a esos chupatintas que traicionan su profesión de periodistas, al ocultar la putrefacción que ha corrompido todos los rincones de la taifa del sur. Nadie es inocente. A ninguno se le presupone valentía alguna. A lo sumo, furibundas reacciones cuando algunos les señalamos su complicidad con esta pandilla de cuatreros. Y, sencillamente, el que calla se convierte en colaborar de esos mal nacidos. No ganaran nunca un Pulitzer, a ellos les basta obtener
la estatuilla por interpretar el papel de garganta profunda, de rodillas, por supuesto. 

Sergio Calle Llorens

1 comentario:

  1. Felación en toda regla, diría yo, de muchos periodistas andaluces, no todos, a la casta política que nos domina.

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