lunes, 30 de enero de 2012

DE COLORES


Hablar idiomas te permite ver el mundo en diferentes colores. En mi particular paleta idiomática siempre hallo el azul y el rojo. Cada cual tiene su tonalidad favorita. Cuestión de gustos y de apreciación cromática. Sin ir más lejos, para los demócratas estadounidenses Obama es un político demasiado verde y para los republicanos un presidente demasiado negro. En España, en cambio, el color bermejo se usa como bandera de la izquierda, que por cierto, se declara antiisraelí y antiamericana. Desgraciadamente ese color nunca se les sube al rostro cuando se les pregunta por los muertos de Castro o los crímenes palestinos. En esta vieja nación, todo es blanco o negro. No hay medias tintas. Ellos creen saber donde están los malos malísimos que los buenos llevan el pendón- nunca mejor dicho- colorado.



En Andalucía el color regional no es el verde de la esperanza, tampoco el blanco de las cumbres de Sierra Nevada, sino el gris ramplón. Una tonalidad apagada, aburrida y tremendamente vulgar que acompaña a todos los andaluces a pesar del nodo oficial que es Canal Sur. La televisión que gusta por igual a hombres y a mujeres; a ellos porque cuenta aventuras que nunca tuvieron y a ellas porque nunca revela las aventuras sórdidas que en verdad tuvieron. Historias que deben ser negadas aunque las pillen con las manos en la masa; a quién vas a creer a tus ojos o a tu novia.



Así mientras los miembros de la marca electoral de Griñán se ponen morados a costa de los presupuestos, los ciudadanos agudos tienen la maldita azul de tanto criticar al poder político, que además de andaluz es sumamente corrupto. Colores, muchos colores, del azul al amarillo pasando por los cielos anaranjados mediterráneos. Cada uno tiene el suyo pero Andalucía, como digo, uno sólo; el vulgar y plomizo gris que todo lo abarca.



Pienso en los colores mientras contemplo un mar azul con algunas tonalidades turquesas. Un azul que en la cultura china significa inmortalidad. En cambio, en el mundo occidental simboliza la tranquilidad y la paz. Una tonalidad vinculada a la lealtad y a la estabilidad. Conceptos desconocidos en la Andalucía actual que se enfrenta desde hace 30 años a los mismos problemas endémicos. Pasaran a mejor vida los grises responsables políticos y el mar seguirá eterno besando la arena de mi playa. Seguirá aquí porque ningún decreto sureño podrá jamás mover el mar de sus zonas querenciosas. Nos quitaron la cuenca mediterránea, los organismos oficiales, las empresas y hasta las ilusiones, pero el mar, ay mi mar, se quedará aquí para siempre.



El daño que nos han hecho quedará reflejado en algunos viejos libros de historia, a lo sumo una mención de la España más negra. Sin embargo, los hombres grisáceos no han hecho nada bueno que merezca ser recordado por las generaciones futuras. De ahí que su patético legado se disolverá como un azucarillo blanco. A lo sumo, nos dejarán en la memoria una bandera con un color que en La India se asocia con la religión islámica, enemiga de la libertad con mayúsculas. Un verdecillo que en Irlanda es el color de los Leprechauns y en oriente el del engaño, la mentira y el exorcismo. No estaría de más hacerle un exorcismo al pueblo andaluz para sacar al diablo de la rosa de su cuerpo. Tal vez así entenderían que un caso paranormal no es sólo lo que aparece en los programas de Iker Jiménez, también es encontrar a media mañana a más de 5 andaluces trabajando. Rediós, se me suben los colores al escribir estas cosas.




Sergio Calle Llorens

4 comentarios:

  1. Tu color es el de la esperanza, Sergio Calle Llorens

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  2. me encantan tus textos.

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  3. Bueno, ya sabemos que la bandera de Andalucía la diseñó Blas Infante, el proislamista que tan mal caía al sucialismo que ahora tanto lo ensalza. Así el verde islamista y el blanco mezquita quedan plenamente justificados en su paranoia mental por mucho que la versión oficial desee ahora modificarlo.

    En cuanto al gris que mencionas, en cierto modo tiende al rojo, pero cómo son unos siesos que nos les llega la sangre al cerebro se quedan en gris pálido. Tan pálido cómo una gestión que nos ha llevado de un régimen feudal al servicio del señorito, a un régimen estúpido al servicio del Per.

    Un saludazo.

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    1. Tienes razón en todo, especialmente en lo de la bandera. Lo curioso es ver que 30 años después, Andalucía sigue a la cola de todo lo bueno y a la cabeza de todo lo malo. Hay que joderse.

      Saludos amigo.

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