martes, 2 de agosto de 2011

LA CENICIENTA MALAGUEÑA


Los socialistas prometieron cien años de honradez pero no aclararon cuando empezaban. Por su parte, la Junta anunció hace un lustro la hora de Málaga, pero al parecer el reloj andaluz sigue parado. Nihil novum sub sole, si tenemos en cuenta las demoras en el tren litoral, el saneamiento integral y el parque de los cuentos. Tres décadas en las que la cenicienta Málaga sigue aguardando a que su madrastra andaluza tenga a bien liberarla de sus tareas domésticas para ir al baile. Por ello, la chica malagueña anhela la venida del hada madrina y su varita para cambiar sus sucios ropajes- de trabajar- por un vestido de ensueño con el que ir a conquistar el corazón de su príncipe. Un vestido, que para más INRI suele ser destruido por sus hermanastras cada vez que éste está a punto de ser concluido por los que aman a la mujer más guapa de este reino. Una fémina mediterránea que luce orgullosa, pero oculta, a los ojos del príncipe. El problema de nuestra cenicienta es que el carruaje en forma de vagón de metro que iba a llevarla al baile a principios de 2009, tendrá un nuevo retraso. El suburbano que se ha convertido en una nueva calabaza a las ilusiones de una mujer y de su pueblo. Haría bien la despechada en tomar la sartén por el mango y arrearle con ella a la pelandusca de la madrastra. Luego presentarse en el baile y tomar al príncipe por las pelotas y decirle lo siguiente: “Mira guapetón, quiero un tren tan largo como kilómetros tienen mis piernas, hospitales tan grandes y efectivos como mis sugerentes pechos y escuelas en la que quepa tanto conocimiento como a lo que tengo entre las piernas. Ah, y el zapatito de los cojones se lo puedes meter a alguna de mis hermanastras por donde te plazca”. ¿Capisci?


Sergio Calle Llorens

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