miércoles, 7 de diciembre de 2011

LOS METROS ANDALUCES


Cuentan que bienaventurados los que nada esperan porque nunca serán defraudados. Precisamente es así como se sienten la gran mayoría de ciudadanos de la taifa del sur. Una región cuyo significado secreto viene a ser lo siguiente: Anacrónicamente ninguneado por las diatribas atrasadas y loquinarias de la casta política andaluza. Ya lo ven, A-D-A-L-U-CÍ-A. Pues bien, a pesar de los políticos andaluces y su tendencia a aplicar la ley de Murphy en el territorio, los andaluces siguen esperando a que éstos les solucionen sus problemas sin ponerse a pensar que nadie va a ayudarles si no se ayudan ellos un poco más. De ahí viene ese sentimiento de abandono por aquellos que piensan que la pereza es la madre de todos los vicios, y como madre hay que respetarla.


En la región más grande de España, Pepe Gotera y Otilio campean a sus anchas disfrazados de socialistas. No hay proyecto ni obra que cumpla los plazos, y cuando lo hace, los resultados son siempre tan desastrosos como el contenido de un programa de canal sur. Se dice que no son pocos los que se lamentan por haber subestimado el número de individuos estúpidos que han pasado por el gobierno andaluz. Para apoyar esta tesis, quiero hablarles de los metros andaluces. Todo un monumento a la idiocia más absoluta de la Junta de Andalucía.


El Metro de Sevilla tiene el triste record de ser el suburbano del mundo que más tiempo ha tardado en construirse. Y no es de extrañar si tenemos en cuenta la cantidad de sobresaltos que sufrió la obra. Recuerden cuando al tratar de cruzar el Guadalquivir en un tramito de 500 metros, los técnicos se equivocaron medio metro con la mala fortuna de que fueron a estrellarse con los pilares del Puente de los Remedios. Cuando finalmente pudieron arreglar el desaguisado y a escasas semanas de la inauguración, un sospechoso socavón se comió un quiosco con todos los periódicos y las chucherías dentro. Los lumbreras de la Junta decidieron no recuperan lo que se había tragado la tierra argumentando que la estructura del templete había cubierto para de lo que el subsuelo había menguado, rellenando el resto con hormigón. Más tarde los ingenieros cayeron en un nuevo error y gracias al salvador quiosco, tuvieron tiempo de modificar la obra en esa zona del recorrido. Desgraciadamente, los raíles se habían montado mal por lo que los trenes descarrilaban. Así que no tuvieron más remedio que reducir la velocidad de los trenes a unos 20 kilómetros por hora. Finalmente y antes de que fuera inaugurado por el entonces Alcalde de Sevilla, más conocido como “El Astronauta”, se llevo a cabo un simulacro de accidente en el metro sevillano. Los distintos cuerpos realizaron un informe para evaluar la actuación del personal de emergencia que incluía a policías, ambulancias, voluntarios, bomberos y toda la parafernalia. Pues bien, todos los informes coincidían en una cosa: “En caso de accidente, morirían todos los viajeros”. Imaginen el bodrio y la chapuza realizada en el primer metro promovido por la Junta de Andalucía.


El metro de Málaga también ha tenido un recorrido complicado que ha estado amenazando en descarrilar los trenes antes de que se montaran. Creo justo afirmar que ningún proyecto en la historia de la humanidad ha sufrido tantos cambios como éste. Es más, por cambiarse se ha mudado hasta el nombre de las estaciones o los recorridos de las dos líneas que en la actualidad se construyen. De ser un metro con diseño modernista y mediterráneo pasamos al obsesivo verde y blanco con objeto de unificar todos los suburbanos andaluces. A nadie extrañará saber que el metro iba a ser inaugurado en febrero de 2009, pero como obviamente no se pudo cumplir con lo prometido, dieron una nueva fecha: El 11 del 11, del 2011 a las 11:11: 11. Pero claro, llegó la fecha y tampoco hubo inauguración porque, argumentaban, no iba a ser rentable su puesta en funcionamiento al no haber podido unir todavía las dos líneas del suburbano. A estas alturas, los queridos lectores habrán empezado a comprender porque estoy en contra de que todos los idiotas vivan en Andalucía. Finalmente, el que hasta ahora era el director del metro- ahora reconvertido en jefe de obras- Enrique Salvo, biólogo, ha presentado esta semana en la capital de la Costa del Sol, el hito de que ahora podríamos recorrer a pie los alrededor de 10 kilómetros que van desde el Campus Universitario hasta la Carretera de Cádiz. Bien es cierto, matiza el piltrafilla, que en este último tramo todavía hay camiones que sacan sedimentos. Huelga decir que la prensa amiga, enemiga de la verdad, ha aplaudido la noticia con las orejas con grandes titulares en prensa. Es decir que años después de torturar a la ciudad con las obras, los futuros usuarios del Metro podrán familiarizarse a pie con el recorrido. Y de paso, digo yo, echan una mano quitando tierra.


Si alguien todavía después de leer sobre los metros que quieran seguir subido al tren andaluz, quiero darle mi más sincera enhorabuena por la valentía. En mi caso ya hace tiempo que decidí bajarme en plena marcha. Al fin y al cabo el valiente no lo es más que el arrojo de su ignorancia ante la verdad. ¡Buen viaje amigos!



Sergio Calle Llorens

6 comentarios:

  1. Que pena de Andalucía y que asco de la Junta.

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  2. Muchas razón tienes amigo. Desgraciadamente Andalucía tiene lo que se merece. Nada más y nada menos.

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  3. Soy Patricia Montes. Soy malagueña pero vivo en Dublin. Me habían comentado que eras el mejor bloguero de Málaga y me he quedado muy sorprendida al leer tus artículos. También he visto en tu perfil que vivías en Dublin antes. Me gustaría saber que hacías por aquí. La verdad es que es una ciudad que engancha sin tener nada del otro mundo.

    También me ha sorprendido que seas traductor de gaélico y que entre tus aficiones esté el estudio del arameo. Joder chico, vaya curriculum. Se nota que eres un hombre de mundo. Bueno sólo quería saludarte. Ah se me olvidaba. La persona que me recomendó el blog es un amigo tuyo que se llama Joan y es de Barcelona. Me contó muchas anécdotas tuyas que nos hicieron reír a mi marido y a mi. Para que veas que no miento, me contó tu gran noche en Galway de hace muchos años. También alguna aventura tuya en la ciudad condal en aquellos bares míticos de cuando Barcelona era una ciudad mucho más abierta y cosmopolita. Me dijo que eras un habitual del Drugstore- un bar de rockers- cuando eras más jovencito. Bueno saludos otra vez que me enrollo mucho.

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  4. Hola Patricia.

    Sí, sé al Joan que te refieres. Una joya de amigo. Un buen catalán y un excelente español. De esas personas que se visten por los pies. Con él viví algunas cosas imprescindibles para comprender al hombre en el que luego me convertí.

    Obviamente no voy a entrar en muchos detalles en cuanto a mi época loca en Irlanda pero te diré que me enamoré del país en cuanto llegué. Un historiador español dijo una vez que los irlandeses eran españoles que habían perdido el tren al norte. La verdad es que voy a Dublin siempre que mis compromisos profesionales me lo permiten.

    En cuanto a las lenguas, bueno siempre he tenido una querencia especial por las lenguas extrañas. Es un placer, de cualquier forma, ser un malagueño que habla inglés sin acento en los países anglosajones, o catalán con mis amigos de Barcelona para terminar disfrutando la aventura romana en italiano. Tal vez ser mediterráneo me ha ayudado a tener esta visión del mundo. Bueno otra vez te contaré algo más.

    Muchas gracias por dejar tu comentario.

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  5. Patricia: Pero no has contestado a mi pregunta: En qué trabajabas en Dublin?

    GRACIAS SERGIO

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  6. Trabajé en muchas cosas pero todas relacionadas con la enseñanza de español o las traducciones.

    Buenas noches

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