Cuenta la historia que el periodista estadounidense Ed
Kennedy fue el primer corresponsal que relató al mundo la rendición alemana en la II guerra mundial, pero su
primicia no le supuso reconocimiento alguno, sino que le valió el despido. El
corresponsal fue uno de los 17 periodistas de excepción que asistió a la
rendición alemana. El problema es que los aliados habían acordado, a petición
de la Unión Soviética ,
montar un numerito en Berlín el 8 de mayo que sirviera de ceremonia oficial. Sin
embargo, cuando el bueno de Kennedy llegó de vuelta a Paris, escuchó que los
alemanes habían divulgado la noticia en una radio local. Entonces tomó una
decisión que le cambiaría la vida, llamó a Londres para anunciar el fin de la
guerra que había convertido el mundo en un auténtico infierno. Fueron 200
palabras, suficientes para salvar la vida a miles de combatientes que, sin
duda, hubieran seguido muriendo por una causa que ya había sido ganada. Su
justificación para tan valiente acción fue que la oficina de censura forzaba al
silencio a sus corresponsales para salvar vidas, y, por tanto, como la única
razón de la censura era proteger las vidas de sus soldados, éste debía hacer lo
propio con el anuncio de la rendición alemana que él mismo había presenciado en
el vagón de Foch en el bosque de Compiegne.
Como les contaba al principio, el corresponsal fue despedido
por la Agencia AP
donde trabajaba y fue expulsado de Europa. Le acusaban de haber quebrantado un
embargo militar. Kennedy rehizo su vida marchándose a California donde dirigió
un periódico local. En el presente año, la universidad de Luisiana publicó las
memorias del periodista; Ed Kennedy`s war. V-E, Censorship y el presidente de
la compañía escribió una introducción al libro en el que se disculpaba en la
forma en la que AP había tratado a Kennedy: “It was a terrible day for the AP. It
was handled in the worst possible way”.
Ahora les pediría a ustedes que compararan la ética de este
periodista americano con la que aplican, desgraciadamente, los medios catalanes
en los casos de corrupción de CIU en Cataluña, que como en Andalucía o la comunidad
valenciana, fueron ocultados a golpes de subvenciones. El caso Gürtel, las
subvenciones ilegales o los ERE son buenos ejemplos de un periodismo que
desconoce que su ejercicio sin ética, es como un cielo sin estrellas. Ed
Kennedy sabía que su país luchaba por la libertad con mayúsculas, y sus
soldados, que habían sangrado y caído desde el pacífico hasta las playas de
Normandía, merecían volver a casa y no seguir matándose por una guerra que ya
había acabado. A veces, queridos amigos, en la vida hay que hacer lo correcto y
arriesgar. Y eso es precisamente, lo que nuestro amigo americano hizo. Sí,
perdió su puesto de trabajo, pero se ganó un lugar de honor entre los grandes del
periodismo.
Sergio Calle Llorens
Mi buen amigo y tú lo sabes mejor que nadie. En España, la porfesión periodística ya hace tiempo que dejó de ser algo honrado para ser una suerte de trabajo de mercenario en el que a parte de tener mucho cuidado, además hay que tomar parte. Por eso España va cómo va, demasiados mercenarios que hoy te dicen sí y mañana no, dependiendo de donde sople la subvención oficial.
ResponderEliminarUn saludazo.
Dices bien, fíjate bien en el diario el País con el caso wikileaks.
EliminarUn abrazo