Estudiar un
idioma no es sólo aprender palabras diferentes para las mismas cosas, sino
asimilar otra forma de pensar acerca de las cosas.
El idioma es el mapa de carretera de una cultura. Te indica de donde
viene su gente y hacia dónde va. Hablar otra lengua es poseer una segunda
alma. Y cuantos más idiomas dominas, más
humano eres. Roger Bacon decía que el conocimiento de idiomas es la
puerta de entrada a la sabiduría. Por todo ello, María Gámez nunca podrá
aprender otras parlas más allá del farfullín andaluz Ese esperpento que defiende Pilar
González, senadora de Podemos, en sus ratos de ocio.
No importan las
horas que dedique María al aprendizaje del idioma de Shakespeare,
porque el resultado será siempre un fracaso estrepitoso A lo sumo, Calamity
logrará que la gente tenga callos de escucharla. El caso es que la triste
directora de la guardia civil ya intentó aprender lenguas en su oscuro pasado. Ocurrió
con su antigua pareja tudesca. Cuenta la leyenda que ella grabó en su memoria
algunas palabrejas del habla de Goethe. El alemán, por su parte, trocó las ganas de sus paisanos de invadir Polonia tras escuchar a Wagner, por el deseo de destruir España.
Gámez da para mucho odio.
Al igual que
el amor pide soledad para manifestarse y sólo en los lugares silenciosos se
revela su naturaleza, el aprendizaje con éxito de otro idioma, que también tiene
que ver con el querer, se aparece únicamente a las personas de anchas miras. Pero
no es su caso. Las parvas posibilidades de dominar otra lengua se toparán
siempre con la infinita torpeza de Gámez.
Lo grave no
es que la hija del farero no aprenda inglés, sino que las clases, a pesar de
ganar más de 120.000 euros anuales, se las paga el Ministerio del Interior,
es decir todos nosotros. Un escándalo en toda regla, otro más en su hoja de
servicios, que en cualquier idioma europeo habrían terminado con la conjugación
de la primera persona del verbo dimitir. Pero esto es España, el país donde la honestidad
de los gobernantes se esfuma en la vaguedad de la niebla.
Sergio Calle
Llorens