sábado, 9 de noviembre de 2024

¡El RÁPIDO!

 



En Europa tenemos al Rapid de Viena, al Rápido de Bouzas y al rápido de Pedro Sánchez cuya celeridad a la hora de huir de los incidentes de Valencia no tiene parangón en la historia de nuestra democracia. Al amado líder del PSOE no le importó dejar atrás a los Reyes de España sin pensar en las posibles consecuencias de su vil acto. Si eso es capaz de hacer con el primero de los españoles, imaginen que no haría con los ciudadanos normales en una situación de riesgo. En cualquier caso, verle huir cogido de la mano de sus guardaespaldas por haber sido supuestamente alcanzado por un palo- no hay ninguna imagen que lo demuestre- es un acto de justicia poética. El tío estaba asustado, con el rostro descompuesto y recordaba a un infante en su primer día de colegio. Le faltó llorar y gritar aquello de mamá tengo mucho miedo.

Sánchez nos demostró de la pasta de la que está hecho; la cobardía y, como buen miedoso, es incapaz de amar porque ese sentimiento está reservado a los valientes de espíritu. Pedro, que está encantado de haberse conocido, sólo tiene adoración por su persona. El presidente escapó a toda pastilla mientras Felipe VI y la Reina Letizia aguantaban el  tipo. Hubo dos momentos mágicos a mi entender. El primero se dio cuando el Rey se negó a que le protegieran con el paraguas cuando más barro les lanzaban. El segundo fue ver cómo la pareja Real, a pesar de todo, mostraba cariño y empatía con los damnificados de las riadas. Los Reyes caminaban sin prisa y Sánchez huía apresurado. Es, sin duda, la imagen de la legislatura. Un momento detenido en el tiempo que nos recordará siempre quienes son nuestro faro en una noche de tormenta, y quien es el pirata que escapa.

El marido de Begoña también tuvo prisa en ayudar a Marruecos cuando un terremoto golpeó ese cochambroso país. También fue tan rápido como el Correcaminos a la hora de ordenar que la unidad de élite de la Guardia Civil se desplazase a Valencia para detener a los que destrozaron su coche. Nuestras prioridades vitales nos definen como personas. Por ello, el presidente tiene sus prioridades y los españoles las nuestras; la primera es echarlo y la segunda meterlo en la cárcel. Pero rápido y veloz.

Sergio Calle Llorens