La película Six
Days narra el secuestro de la embajada iraní en Londres en 1980 por un grupo separatista del país de los ayatolás. Esta es la historia que presenta Toa Fraser. Un presente fílmico apoyado en tres
palos: el enfoque informativo que una reportera de la BBC quiere dar a la noticia,
los preparativos de los soldados de élite del SAS- Special Air Service-
para salvar a los rehenes y las conversaciones entre el policía negociador y el
líder de los terroristas.
Estamos ante una gran película que no se centra en los problemas
personales de los protagonistas, argumento muy manido en el cine actual, sino que se eleva por
encima de los mismos para deleitarnos con un producto eficiente lleno de suspense. En la cinta he de destacar la actuación de Mark Strong que borda su papel como mediador,
ganándose la confianza del terrorista que está al otro lado del teléfono. Tampoco puedo olvidarme de la
brillante participación del camaleónico Jamie Bell que encarna al
Sargento Rusty Firmin- responsable de la operación- con sus dotes
interpretativas habituales. Impagable es la escena en la que el superior directo de Firmin justifica la elección de Rusty para liderar el comando que lleve a cabo la misión: "Esto es el SAS. No somos guerreros de la palabra, ni poetas, simplemente soldados". Había que salvar a veintiséis rehenes y la elección fue difícil, pero acertada. Porque cuando las cosas se ponen feas las autoridades cuentan sólo con profesionales dispuestos a jugarse el cuello por todos nosotros. Y eso no incluye, obviamente, ni a los funcionarios de justicia, ni a los lameculos tan habituales en el mundo de la televisión.
Seis días es una mirada directa a los hechos,
sin contemplaciones, sin patriotismo barato. Un trabajo honesto con grandes dosis de ecuanimidad
en el trato cinematográfico a los personajes. Un paisaje narrativo en el que
los árboles dejan ver el bosque donde el roble de Margaret
Thatcher hace sombra a los pusilánimes en el episodio en el que decidió mandar un mensaje
inequívoco al mundo entero; “Esta es la forma en la que Gran Bretaña trata
a los terroristas”. Pero no se confundan, Seis
días no es una historia de buenos y malos, sino un recordatorio sobre lo caro que
sale bajarse los pantalones con los terroristas.
Si no la han
visto, ya están tardando, pero que sea en versión original. Se darán cuenta como en el Reino Unido, además de los diferentes acentos , el inglés que habla la clase trabajadora no tiene nada que ver con la parla de los dirigentes.
¡Altamente recomendable!
Sergio Calle Llorens
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