martes, 17 de enero de 2017

AMOR

Nadie es profeta en su tierra.  Y yo,  que no soy  profeta, ni tengo tierra, solo poseo un mar al que tornar mis ojos.  Una inmensidad marítima indescriptible e inabarcable. Acudo a ella de noche, con el nocturno completo que ilumina mis pasos o, en las noches sin luna. Los sentimientos, entonces, corren igual que los peces que surcan esas autopistas marinas que llamamos mediterráneo. El silencio se llena de voces no escuchadas habitualmente. Sobre todo en la pedanía del pueblo donde habito a ratos. Un enclave colgado entre el cielo y el suelo. Si miro a poniente, la bahía se me antoja una belleza tranquila. Si observo el levante, pequeños luceros surcan las aguas desde donde arriban las voces de los marinos muertos en las tormentas de alta mar.

Paseando por este mágico enclave, he soñado novelas como “El Guardián del Cementerio” y, siempre con la madrugada colgada del brazo.  A veces me he topado con una piara de jabalíes y, con alguna que otra lechuza. Animales que, como un servidor, aman las sombras.  Compañeros de fatigas.

Será mi ánima inquieta y crepuscular la que me empuja a poner un paso delante y otro detrás a estas horas tan intempestivas. Los momentos en los que siento envidia de aquellos que partieron a navegar.  Tras el paso nocturno, fluyen las ideas y van naciendo historias o poemas en mi cabeza. Una locura dada las pocas escalas que hacen los simios erectos al puerto de la literatura. Pero, donde los demás ven una puerta cerrada yo veo una llave; la clau per a-entendre el món. Las mejores batallas, como decía aquel, son las que no se rinden. Por eso, vengo aquí de noche a reunir fuerzas para seguir en la guerra.

 A veces, vuelvo la vista atrás y el pueblecito blanco reluce bajo los rayos plateados de la luna. Otras, en cambio, las casitas aparecen difuminadas bajo un lienzo de lluvia.  Lo que no cambia es el placer que siento al caminar entre sombras. Creo que solo soy fiel al hecho de amarlas.

De los acantilados, otra atalaya que compite en silencio con este lugar, me llegan los susurros que hablan de lealtad que, aunque no puede ser explicada, a la vez lo explica todo; A este mar le seré yo fiel hasta después de pasar a peor vida.

Salut


Sergio Calle Llorens

miércoles, 11 de enero de 2017

MONTAIGUE


Como muy bien señala Juan Eslava Galán en su libro “La Primera Guerra Mundial contada para escépticos”;" los germanófilos abundaban en los pueblos y ciudades del interior y los aliadófilos en las ciudades costeras, más liberales y abiertas al mundo. Como ahora”, vuelve a señalar el sabio español, en el que los habitantes de algunos lugares siguen sin entender una palabra de lo que significan las ciudades mercantiles. Sin embargo, no quería yo hoy tocar el tema de los diferentes resultados económicos que se van sucediendo a consecuencia de lo anterior en la vieja piel de toro, sino en las elecciones vitales que hacemos los seres humanos.

De pronto una idea ilumina la noche como un relámpago y un señor de provincias decide abrir un libro de Montaigue. De súbito, una mujer que se siente sola abraza la compañía de una vieja obra de Josep Pla y, los ojos con los que mira a la vida adquieren una tonalidad de plata encerrada en una bóveda celestial de diamantes. En otro lugar sin mar, un jovenzuelo decide abrazar el espíritu prusiano y, a renglón seguido, disertar sobre el tema en sesudos artículos que no lee nadie. Se cree un experto. Camina por la avenida de la arrogancia e, incluso, termina por hacerse entrevistas. Un cretino en toda regla.

 Podemos elegir sin esfuerzo. Lo difícil es acarrear con lo que elegimos. Yo mismo podría decantarme por una mujer provista de una delantera nutricia y, pagar unas consecuencias gravísimas. Ya sea por su mal carácter o por mi querencia suicida por los pechos generosos que muchas veces contienen muy mala leche. Luego arribaría la noche y, en plena oscuridad, comenzaría a fantasear por aquella otra mujer rubia que destilaba ternura e inocencia.

Elegir puede ser también difícil pero, sin duda, es mucho más fácil cuando nos acompaña la brillante visión de personajes como Montaigue.  Un señor que se cachondeaba de los intelectuales de su tiempo y, por qué no, de los filósofos antiguos. Tal vez por ello hoy el francés sea mucho más actual que toda esa pléyade de aburridos pensadores.

 Michel demostró al mundo que la ignorancia era la madre de todos los males pero, había encontrado más bondad en las mujeres de pueblo que en personajes como Cicierón. Incluso fue capaz de darle la clave a un amigo para mejorar sus problemas de impotencia.  Y es que todo está en la mente y, si no la conocemos es imposible que podamos tener una vida sexual plena o, aprender sobre filósofos que expresan ideas.

En definitiva, no todo el mundo tiene la suerte de nacer junto al mar pero, al menos siempre se tiene la oportunidad de elegir lecturas que, además de divertirnos, puedan acompañarnos en el azaroso océano vital. La mejor filosofía, insisto, es aquella que nos permite vivir henchidos de felicidad. Para lograrlo les recomiendo encarecidamente leer a Montaigue y huyan de los amigos del espíritu prusiano.


Sergio Calle Llorens

lunes, 9 de enero de 2017

GANÓ OJEDA

Ni hay que llevar capa para ser un héroe, ni hay que ponerse una nariz postiza para ejercer de payaso.  Que se lo digan a Álvaro Ojeda; un tipo que reúne todos los vicios que detesto. El jerezano, que siempre se pone como Dios en el Sinaí cuando no le gusta algo, no se contenta ya con comentar la actualidad al dictado de su padrino Eduardo Inda- "la marioneta de Florentino Pérez"- sino que incluso insultó gravemente a Umtiti después de haber recibido un puñetazo en la nuez  de Aduriz durante el partido de copa contra el Athletic.  Un golpe que pudo costarle un serio disgusto. Un tipo de agresión que se castiga duramente en deportes tan físicos como el rugby o el balonmano.

Llueve sobre mojado en el caso del descerebrado personaje. Ya en la temporada pasada saltó a la pista del Palau Blaugrana para mofarse de los jugadores del Barça tras perder la liga. Se desconoce que hacía él allí porque, entre otras cosas, el baloncesto es un deporte de gente inteligente para gente inteligente. Una modalidad deportiva donde se aplaude cuando un jugador contrario se levanta tras haber estado lesionado. Aquí no hay colores sino un respeto por el contrario, que no enemigo. Parece que Ojeda sigue pensando que el dedo de Mou les marca el camino. Barrunto una tragedia- el Altísimo no lo quiera- si alguien no pone coto a este tipo de comportamientos periodísticos.

Ojeda es, en cualquier caso, una parte insignificante de un inmenso plan para que el Madrid pueda ganarlo todo esta temporada. Y es que solo ha alzado una liga de las últimas siete. Por eso, los colegiados pitan penalti incluso cuando es un jugador merengue el que empuja a un compañero.  Todo está listo y preparado para que todos, absolutamente todos los medios de comunicación de España, lo celebren junto a sus aficionados. El escándalo, obviamente, ya está servido.

 Gracias a los servicios prestados, Ojeda, un híbrido entre Tomás Roncero y Alfonso Duro, se ha ganado, además de una palmadita de su  jefe, el título honorífico de Ochaíta del año de los Ultra Sur.

Finalmente, me gustaría recordar como el ex director del Diario El Mundo, PJ Ramírez, le aclaró a Eduardo Inda que hacer periodismo de investigación es incompatible con aparecer en verbenas televisivas como El Chiringuito.  Desgraciadamente, el responsable de OK diario sigue sin entenderlo. Deseemos que este tipo de informadores se apaguen como el mamut o el diplodocus. Sin duda, vamos a necesitar más Mozarts y menos Salieri.


Sergio Calle Llorens

miércoles, 4 de enero de 2017

EL PENE DE RASPUTIN


Hay tres tipos de penes
; los grandes, los medianos, y los del tamaño no importa. Si hacemos caso a la historia popular; Rasputin tenía un miembro tan descomunal que, sin duda, el chiste de aquel hombre que contaba con pucio, prepucio y postpucio se debe al religioso de Petrogrado.

 Hoy, semejante barbaridad puede contemplarse en el Museo del sexo de San Petersburgo, aunque hay quienes apuntan, la envidia es muy mala, que lo que realmente se conserva en formol metido en un frasco es, en realidad, un pepino de mar.  Yo me decanto por la veracidad de la  monstruosidad del manubrio del amigo de la zarina, lo que, bien pensado, explicaría en parte que tuviera tan contentas, a pesar de su fealdad y mal olor,  a tantas mujeres rusas de su época.

Además de la verga equina del personaje, está su gran aguante. Para prueba el día de su asesinato; lo envenenaron con cianuro- sin éxito- le pegaron siete tiros- no llegaron ni a tumbarlo del todo. Lo ataron para darle con un bastón herrado en la cabeza- ni por esas- entonces el agente  Oswald Reyner le mete una bala por la nuca. Luego lo tiraron al río donde, sorpréndanse,  no murió por todo lo anterior sino ahogado.

 Sin duda, era duro de pelar y, aunque a muchos se las pele las causas de su asesinato, porque lo relevante es comparar sus pililas, o las de su novios o amantes, con el cipotón de Grigory.  A todos ellos, miembros del club del tamaño no importa, les doy la bienvenida a mi blog. A las cuatro o cinco que quieren comprender su asesinato, decirles que el móvil del crimen fue apartar a Rasputin de los zares porque era partidario de sacar a Rusia de la Primera Guerra Mundial.  Una operación orquestada, claro está, por los hijos de la Gran Bretaña.

¡Qué pene más grande, perdón, qué pena más grande!


Sergio Calle Llorens

lunes, 2 de enero de 2017

PRETTY IN PINK

Molly Rinwald ha confesado varias veces como la gente la sigue parando por la calle para agradecerle la frase; “I just want them to know that they didn´t break me “ en la película Pretty in pink del director Howard Deutch. Lo mejor, como casi siempre, el guión del gran John Hughes. Un trabajo en el que el personaje de la pelirroja cae bajo los hechizos de un joven de barrio rico.- Andrew McArthy que tiene menos gracia que el recibo de la luz. Una vez más, Hugues nos regala una historia de adolescentes que parecen más adultos que sus mayores. Yo, como la muchachada con la chica de rosa, quiero agradecer al señor Hugues sus pinceladas artísticas.

 Ayer mismo volví a ver la cinta y, por un momento, solo por un momento, torné al fin de la década de los ochenta. De nuevo pude ver a Ducky- John Cryer hoy muy famoso por su participación en la serie Two and half men- interpretando un tema de Ottis Redding en la tienda de discos para impresionar a Andie- Molly Rinwald-  y sentí que todos, unos más y otros menos, nos hemos dejado arrastrar por la chica de nuestros sueños sin importarnos, tal vez no importe demasiado, estar protagonizando el más espantoso de los ridículos. 

 Quizá haya muchos Duckys en el mundo. Chicos que, si nadie lo remedia, se convierten en adultos para ver como el objeto amado siempre  se va al baile de fin de curso del brazo de otro tipo. Puede que el mundo esté lleno de Andies que, lejos de venirse abajo, arreglan un vestido de mamá- más que nada porque no tienen dinero suficiente para comprarse uno nuevo- para conseguir lo que buscan.  El cortejo insistente y fracasado de Ducky frente a la tozuda realidad del desamor.  Pensaba en ello mientras escuchaba de fondo el Pretty in Pink de Pshychedelyc furs y, como casi siempre, supe que, como en la película, el mayor sacrificio que un hombre puede hacer es dejar marchar, aunque duela, a la mujer que ama si, por supuesto, eso es lo que ella desea.

Todos somos Ducky y todos hubiéramos querido que él y Andie terminaran juntos tras el baile de fin de curso aunque, bien pensado, el final de la película pudiera recordar la cantidad de veces que las mujeres terminan con el hombre equivocado.

Si no vieron la película, me la vean, porque vale realmente la pena. Como curiosidad  final quiero recordarles lo siguiente; Molly Ringwald es hoy una cantante afamada que, un día no solo hizo películas de culto como de la que hoy les escribo, sino que también tuvo el cuajo de decir no a protagonizar películas como Ghost o Pretty woman.  Creo llegado el momento de usar  una de las frases que Ducky le regala en el film;  May I admire you again today?


Sergio Calle Llorens