miércoles, 8 de marzo de 2023

¡FELICIDAD!

 



Hoy vuelvo a asomarme al Mediterráneo desde la quietud de mi balcón engalanado de rosas. Esta noche contemplo de nuevo los rieles de plata de la luna sobre las aguas oscuras. Esta madrugada torno a la paz de espíritu en la querencia del nocturno. En la lontananza se adivinan ya los jazmines y las damas de noche que siempre han perfumado mi vida. Para celebrarlo acabo de abrir una botella de vino y bebo por seguir en este barrio. Es curioso, pero, bien pensado, por mucho que me aleje, siempre retorno a esta playa que, entre otras cosas, me salva del abismo.

Febrero terminó y yo casi no he parado en casa; viajes, excursiones, pasiones e investigaciones. A la vuelta de la esquina he encontrado un marzo más sosegado en el que una montaña de libros me aguarda en la mesa del despacho. También me esperan mis cuadernos donde mis personajes parecen tomar conciencia de su existencia. Juraría que ellos mismos toman la pluma y cambian su destino escrito en sangre. Parecen decirme que no puedo parar el tiempo, pero sí puedo no perderlo. Imagino que ellos tampoco quieren perder, aunque el título de la novela tenga que ver con las derrotas más humillantes de la vida.  Quiero contar su historia que es  la nuestra. A mi estilo. Sin embargo, observando esas hojas salidas a mano de mi puño y letra, llego a una conclusión: yo soy el padrastro del libro, pero nunca  el padre.  Pensando en ello las olas arriban con otra pregunta: ¿Es posible un final feliz?

 Silencio en la noche. Silencio en la madrugada. Hasta los grillos parecen estar en  huelga. ¿Habrán cometido la locura de sindicarse? Tampoco ha venido a visitarme ese búho real que, por alguna extraña razón, tiene querencia por mi atalaya arbórea. Sólo suena la canción triste del mar a la espera de acoger las moragas, los baños a media noche y los cuerpos de los amantes.  Hasta entonces la madrugada avanza con sus secretos completamente afónica. Doy gracias al altísimo al tiempo que me llevo la copa de vino a los labios.

 ¡Felicidad, que bonito nombre tienes!

Sergio Calle Llorens

lunes, 6 de marzo de 2023

¡PAM!

 



Cuando las ganas de follar aprietan, los hombres aprietan el paso para no quedarse a solas con Pam, la chica poco agraciada de Podemos, que no entiende que la mayoría de las mujeres prefieran la penetración a la autosatisfacción- paja de toda la vida- Esta mujer, o lo que sea, no ha llegado a comprender que el sexo en pelotas tiene, como el deporte con bolas, un objetivo claro: meterla aunque hallemos placer en los preámbulos antes de que el miembro, la pelota o lo que sea, bese la red o rebote en la pared vaginal. El baloncesto o el deporte rey son mucho más divertidos, eso nadie puede negarlo, en compañía. Los vicios solitarios son buenísimos  para conocer nuestro cuerpo y dejar correr la imaginación antes de corrernos. Tirar un tiro libro es divertido, aunque no se puede comparar hacerlo en una cancha que en el jardín de casa. Tirarse a la vecina también es mucho mejor que tirarse en la cama a tocarnos. Además, después de la coyunda, que todo hay que decirlo, podemos ducharnos con la vecina y así ahorramos. 

A Pam, desgraciadamente, la naturaleza no la ha dotado de un físico espectacular ni de un cerebro privilegiado. Por ello, vive pegada a la envidia cochina y camina por la peligrosa senda del remordimiento. Demasiadas fiestas en las que nadie la sacaba a bailar. Demasiadas frustraciones vitales. Demasiadas madrugadas cabalgando a lomos de caballos imaginarios. Una triste historia que la conduce a meterse en la vida sexual del prójimo. En el fondo sabe que ellas prefieren ser penetradas por buenos y expertos miembros viriles.  De no ser así, la humanidad se habría extinguido hace tiempo. La ciencia que lo explica se llama biología, aunque lo suyo se cura con mucha psicología. El pin, pan pún de Pam se explica por su odio al hombre al que considera enemigo y primer responsable de todas sus taras.

La juventud, queridas mías, tiene sus locuras, pero con los años el buen amante es capaz de identificar, y sin mucho esfuerzo, las necesidades sexuales de su pareja. Además, no todos los hombres somos egoístas en el sexo e, incluso, no hay nada que nos ponga más que los gemidos y orgasmos de nuestras cuchicuchis. Y nada, ni mucho menos la masturbación, a menos que sea una práctica mutua, es comparable con follar apasionadamente.

También con la edad viene la serenidad de espíritu y despacito todo se hace mejor. Incluso los recuerdos acuden con calma chica. A veces es la forma caprichosa de una calita que nos recuerda el cuerpo desnudo de una mujer. Otras es el aroma a jazmín que proyecta la imagen del primer amor con su dulzura e inocencia. Yo recuerdo esa mirada que tenía una penetrante sensación de ser colmada en el deseo voraz y lujurioso de la carne.

 Pam no lo sabe, pero hemos amado mucho y nos han amado más y conocemos, al menos los que crecimos junto a este mar sabio y antiguo, que el amor es el motor del mundo. Yo lo supe en el instante en que aquellos ojos verdes clavaron su mirada en mi alma en aquel lejano año de 1986.

¡Pam, cariño, lo que te estás perdiendo!

Sergio Calle Llorens