viernes, 31 de julio de 2015

MEJOR NO VUELVO


Si damos por buena la tesis de que todos los imbéciles execrables que no tienen nada en el mundo de que enorgullecerse, se refugian en la vanagloria de la nación inventada a la que dicen pertenecer, en Cataluña, hay más cretinos por metro cuadrado que en ningún otro lugar del mundo. Es la herencia de Pujol, no la de Suiza, de la que cabe preguntarse cómo han podido salir hijos tan ligeros de cascos con un padre tan pesado. Ahí tienen a Ada Colau creando una nueva forma de hacer política; recibir, como anfitriona, a una manifestación independentista avalada por la derecha más rancia y racista de Europa, con permiso de los tarambanas del PNV creado por el indigente intelectual de Sabino Arana.  La alcaldesa de Barcelona se está ganando a pulso entrar a formar parte de ese club selectivo de mujeres catalanas donde la inteligencia nunca hace acto de presencia. A él pertenece Pilar Rahola cuyo hijo va a un colegio suizo, cojones con la obsesión de los nacionalistas por el país helvético, donde no se habla catalán.
Desde  la república bananera de Andalucía llegan buenas e interesantes noticias para el andaluz típico descerebrado. Y es que en la misma semana Isabel Pantoja ha disfrutado de su segundo permiso penitenciario y, Susana Díaz ha dado a luz a una tierna criatura. Ambos acontecimientos han provocado una ola de felicidad entre los andaluces del régimen. Una dicha que ha sido retransmitida en directo por la RTVA por cuyas ondas catódicas hemos oído aullidos de felicidad. De momento, que sepamos, nadie parece haberse percatado del hecho de que las dos sevillanas tienen mucho que ver con la corrupción. La primera es una delincuente y, la segunda tolera y defiende a los chorizos de la secta del capullo que también han cometido fechorías. Tampoco parece importarle a nadie que la presidenta haya sido madre coincidiendo con la noticia de que la Junta no paga a las asociaciones de atención infantil temprana. Ya les digo, lo único que sabemos es que la habitación de ese hospital hispalense está hasta arriba de regalos llegados de todos los puntos cardinales de la taifa.  Incluso la asociación de fans de Al Capone ha mandado su presente en el que se incluye una nota manuscrita invitando a los socialistas a hacer prácticas en la mismísima Chicago.
De Madrid también arriban ecos muy interesantes. El primero tiene que ver con Sánchez que proponía endurecer el código penal para castigar a los corruptos. Desgraciadamente para Pedrito, ese cambio  ya tuvo lugar en el ordenamiento jurídico. Parece que al final el socialista va a terminar haciendo bueno al patán de Zapatero. Y es que no está lejano el día en el que entre a una cumbre de la UE pidiendo endurecer la política europea hacia Adolf Hitler. En verdad, los comités de sabios de la izquierda española tienen menos talento que un zarapito a la hora de la tertulia. Y en hablando de zotes, no podía faltar la resonancia de IU que ya está- al igual que CIU- en la bancarrota según el Tribunal de Cuentas.  La noticia, algo acallada por los medios afines, ha llevado a la alegría a millones de españoles que ven a Alberto Garzón como el  hombre apropiado para hundir definitivamente la nave bermeja. 
Ante tanto desvarío debería terminar la columna haciendo un llamamiento a la lucha de todos aquellos que están hartos de toda esta inmundicia pero, para qué; simplemente soy un soldado sin ejército y sin nadie que me sostenga la bandera.  Apenas tengo ya una espada que, por cierto, no valora casi nadie. Tengo  el corazón frío de tanto calentarme la cabeza por gente a la que importas un pimiento. Mejor no vuelvo.

Sergio Calle Llorens

martes, 28 de julio de 2015

SERÉ VAN HELSING


Yo no sé si mi vecina es un paraguas que se parece a una bruja o una bruja que se parece a un paraguas. El caso es que cuando ella abre la boca, mis manos ansían su cuello. A veces imagino apretando hasta asegurarme de que cenará con Satán. Empero, luego me viene un ataque de racionalidad y la visualizo sin habla lo que sería, sin lugar a dudas, la peor de sus condenas. Afortunadamente, ella y su sufrido marido, al que dicen conoció en un concurso internacional de voces huracanadas, solo pasan  tres meses del año en la vivienda adyacente a la mía. De pasar más tiempo en mi rincón mediterráneo, hace tiempo que les hubiera hecho una visita con la espada.
 De la nigromántica conozco prácticamente todo porque habla a gritos y, a todas horas del día. Del gurrumino del esposo me percato que tiene querencia a la botella. No le culpo porque de estar yo viviendo con la horrorosa pécora también bebería hasta perder el control. Cualquier cosa que me ayudase a olvidar su desagradable aspecto. 
Tanto el bragazas como la arpía tienen esa manía de los hombres del sur de apoyar al equipo de Florentino Pérez y, cada vez que tararean el himno del Madrid yo pincho el del  Málaga C.F en el estéreo y a toda pastilla. Es evidente que nunca nos hemos tragado. Es diáfano que yo tengo lo que ellos apenas pueden soñar; clase y educación. La inquina ha ido subiendo enteros desde que tienen una filtración que proviene de mi domicilio que les llena el sótano de agua pero, desafortunadamente no hasta el punto de que ellos puedan perecer como los animales que no salvó Noé. El problema no es que no autorice a la compañía de seguros a arreglar el entuerto, que sí la autorizo, sino que esa empresa que se dedica al negocio del timo,  no ha tenido a bien solventar el problema de la víbora y el bragazas.  Finalmente, o eso me han dicho el perito de la compañía que no es nada perita, todo se va a arreglar tras mi viaje. Veremos.
El asunto de la buena vecindad nunca había supuesto un problema para mí. De hecho era uno de los pocos humanos del planeta que jamás, y cuando digo jamás quiero decir exactamente eso, había tenido cuita alguna con los moradores fronterizos que me tocaron en suerte. De todos guardo un cariño especial y estoy convencido de que el sentimiento es mutuo. El problema es que el malvado bicho que habita en el otro chalet adosado no viene del mono sino de la gallina y no para de piarla; se queja de todo y de todos. Tal vez todo sea el resultado de esa frustración por ver su estúpido rostro reflejado en lo espejo y que, como todo ser inteligente sabe, es el espejo del alma;  no culpis pas al mirall, la ganyota la fas tú.

Su negatividad es perfectamente entendible, casi como mis deseos de acabar con ella cada vez que me la cruzo por las calles del pueblecito en compañía de brujas de otras tribus peninsulares.  A veces puedo ver una sombra negra de maldad que se refleja en el pavimento y, aunque mi amiga Pilar dice que ha conocido más fantasmas encima de la cama que debajo, yo estoy por creer que esas mujeres son  espíritus malignos que habría que eliminar de la faz de la tierra.  Por tanto, no descarten que en la próxima temporada de Cuarto Milenio, el mismísimo Iker Jiménez me entreviste por haber clavado una estaca en el corazón de la descendiente de Belcebú. Ya estoy imaginando al pusilánime del hijo a mi lado llorando a lágrima viva en agradecimiento por haberle librado del mal personificado. Dios debe adelantar el otoño o voy a convertirme en Van Helsing y los zangolotinos de los vecinos en los Van Listos.

Sergio Calle Llorens

domingo, 26 de julio de 2015

MORANQUISTAS


De noche suelo caminar en un bosquecillo cercano a mi atalaya mediterránea tratando de grabar en mi mente las imágenes que me brinda la madre naturaleza y, todo con la banda sonora de los grillos como única compañía. Son madrugadas calurosas que acaban en un baño en la mar dejando que los rayos de plata de la luna acaricien mi cuerpo. Solo entonces puedo pensar alejado de la canícula más insoportable que padece la región de Málaga en años. Desde esas aguas contemplo las luces distantes de los barquitos que pescan, o al menos lo intentan, a las horas en que la mayoría duerme. Sí, les decía que pienso contemplando los acantilados en la más absoluta oscuridad. Y, en una tierra donde el desdén que el hombre práctico acoge las hipótesis del razonador, debe significar algo o nada en absoluto.
Pensaba yo en el hecho de que pase lo que pase en la taifa del sur, esa a la que muchos no queremos pertenecer, nunca se produce una ola de indignación como la que me elevan en las noches marinas. Aquí se ha copiado la costumbre catalana de echarle la culpa a Madrid y, ni siquiera cuando baja el paro- curiosamente ha descendido más cuando no hemos tenido gobierno andaluz- son capaces de hacer un guiño al gobierno central. La conclusión es evidente; el andaluz renueva su carnet de cretino de generación en generación y de forma espontánea.  Sin esfuerzo alguno, sin proponérselo ,los hijos de la eterna chalaura se lanzan a bailar la canción del verano compuesta e interpretada por los mamarrachos de Los Morancos; esos dos impresentables capaces de defender un día la consulta catalana y otro, todo depende de donde toque la función, las políticas sociales de Susana Díaz.  En realidad, de vivir Franco, el dúo de payasos estaría haciendo numeritos en el Palacio de El Pardo.  Lo peor de todo es que, lejos de enfadarse con la impostura de lo hermanos, los andaluces aplauden toda y cada una de las bufonadas de los cómicos con su humor chabacano y su falta de talento. No me extraña que su último programa en televisión haya durado menos que un helado en la playa de La Malagueta.
Andalucía es inclemente, indecente y de una chabacanería insoportable. El peor lugar del mundo occidental para pensar diferente. El sitio donde a nadie le extraña que el zote de Alberto Garzón hable de las carencias de la sanidad madrileña y olvide, en verdad siempre lo hace, que la provincia por la que es Diputado nacional, Málaga, tiene la peor ratio de camas por habitantes de toda España.
Al final va a ser verdad aquello de que Dios se venga de los andaluces por votar siempre a esa pandilla de ladrones con olas de calor insoportables. El problema es que pagamos justos por pecadores y, solo en la quietud de la noche mediterránea uno halla la paz de espíritu. Ese mar inmenso y sabio como antídoto ante la estupidez de los que practican tai chi o votan a la mona chita de Susana Díaz.
Sergio Calle Llorens

lunes, 20 de julio de 2015

¿SIN IVA?


A estas alturas del verano a nadie se le ha debido escapar ese anuncio en el que diferentes ciudadanos tratan de pagar sin IVA.  Ante la cuestión, se levanta una respuesta contundente; “y sin hospitales, y sin escuelas públicas y sin carreteras”.  He de reconocer que el comercial es buenísimo y, cumple con esa vieja máxima de los mensajes publicitarios relacionados con la conciencia que no es otra cosa que despertarla. Empero, el asunto es fácilmente desmontable y si usted me concede el beneficio de la duda le demostraré, espero, que yo no tengo nada que ver con ese familiar mío tan tacaño que cada vez que ve la misa por televisión y se acerca el momento de que pasan el cepillo, cambia de cadena por si las moscas. Mi opinión se explica, aunque tan solo en parte, por una aversión al uso que se le da a mis impuestos.
Podría decir que si no pago el IVA no existiría Canal Sur. Ese medio tan plural que admite tanto opiniones a favor de la secta del capullo como en contra de la oposición. El canal en el que sus directivos, pese a la limitación de sueldos acordada hace tres años, cobran 78.522 euros, casi 15.000 más que la ínclita Susana Díaz.  Tampoco existiría la autonomía andaluza con su pandilla de cuatreros que nos condenan a tener  tasas de paro africano.
Sin esas tasas tampoco habría que lidiar con la hija del farero con menos luces que un barco pirata.  Esa Gámez que ve escasas y precipitadas las medidas sociales que acaba de aprobar el alcalde de Málaga. Y es que tal vez la hija del averno quiera esperar tanto como cuando le dio por arruinar a los comerciantes de callejones de El Perchel con las obras del metro. Incluso puede que quiera hacer lo propio como hizo su partido con los trabajadores de Isofoton. En definitiva, sin IVA la Belcebú con gafas no existiría.
Acoquinar tasas para que luego nadie mejore los hospitales- gestionados por políticos- o para que el presidente del gobierno no haga cumplir la ley de banderas en la región catalana es, además de un fraude, una estupidez tan grande como un elefante. Por tanto, pagar la contribución está muy bien pero luego la cosa, como cualquiera con dos dedos de luces puede imaginar, tiene sus atenuantes. Esa asfixia económica a los trabajadores para mantener un senado de elefantes desfasados no tiene, en mi modesta opinión, interés alguno que no sea el de aquellos que viven del cuento de la España autonómica. 
En cualquier caso, me declaro defensor de la contribución aunque solo sea para mantener a esa legión de ángeles que se desvelan por todos nosotros; médicos, enfermeras, profesores, policías, Guardias Civiles, guardas forestales, bomberos y demás.  Empero, la carga fiscal es tan acusada que a veces, algunas veces como ocurre en la taifa del sur,  defraudar se convierte en el primer deber del ciudadano.
 Mi posición no se explica, como el lector inteligente podrá apreciar, por el anuncio sino por las declaraciones que hizo la semana pasada  Susana Díaz afirmando que los primeros días de su gobierno se caracterizan por la eficiencia y tiene toda la razón. La eficiencia de cerrar quirófanos en verano. La efectividad por llevar a la ruina a los profesionales y estudiantes de las Escuelas de la Cónsula y la Fonda. La aptitud para hacer del sur el peor sitio para la inversión extranjera. La capacidad de conspirar para ese producto mediático llamado Pedro Sánchez. Sí sin IVA y sin cartera por culpa de esa pandilla de sinvergüenzas que trabaja para el PSOE. Creo que la conclusión a la que podemos llegar es simple; el gobierno debería hacer con los impuestos lo mismo que con la casilla de la iglesia católica, es decir, dar la opción de destinar nuestro dinero a otros menesteres mucho más saludables. Yo ya estoy soñando con una flotilla de Eurofighters sobrevolando el Palacio de San Telmo.  Se iban a enterar de lo que es el IVA.
Sergio Calle Llorens

domingo, 19 de julio de 2015

LA BRISA DEL MAR ¿MENOR?


Trataba de conciliar un sueño que no me llegaba de ninguna de las maneras. Perplejo contemplé por entre las líneas de nubes que corrían veloces, una media luna que surgía esplendorosa. De pronto, en medio del silencio sepulcral de la noche mis oídos percibieron un sonido claro, fuerte e inequívoco. Era el llanto de una mujer, el sollozo reprimido de una persona dominada por una pena incontrolable. No llegó, aunque yo trataba de afinar el oído, ningún otro ruido más allá del reloj distante que marcaba las horas y el de las flores del jardín agitadas por la brisa del mar.
A la mañana siguiente pude conocer a la señorita que lloraba sin consuelo la noche anterior. Tenía unos profundos ojos azules que, para su desgracia, portaban un rojo como heraldo de las lágrimas de la noche anterior.  Sin saber muy bien por qué comencé a observarla en silencio. De una belleza indescriptible paseaba por los verdes recuadros de los campos de la curva bajo un bosque. Allí escondía, o eso pensaba yo, sus arcanos. Mujer de doble cara;  dura pero de una dulzura infinita. Una especie de dama de noche que compite en frescura con los musgos goteantes. Un ser luminoso que, aunque no hablaba mucho de inicio, mostraba una querencia especial por las conversaciones a voz queda. Dejé caer mi tarjeta de presentación pero se mostró reacia a recoger el guante donde llevo el número que lleva al placer.
Quería yo decirle que sería un buen maestro que, como todo el mundo sabe, es aquel que dice donde mirar pero no comenta jamás lo que hay que ver. Después de todo la sabiduría del mundo está encerrada en el interior de esa mujer y, con poco que se asome en su interior, se dará cuenta que su corazón lo engloba todo.
Sin embargo ella siguió adelante bordeando un arroyo ruidoso que corría con estrépito, formando espuma, por entre oscuros peñascos. Le grité desde lo alto de mi atalaya pero, o no me oyó, o se hizo la sorda. Y así transcurrieron muchas lunas. Ella envuelta en su misterio, incluso cuando los rayos oblicuos del sol convertían sus cabellos en hilos de oro. Y yo, pobre de mí, preocupado por esa indiferencia helada y el cielo oscurecido.
Tal vez lloraba por alguien que fue. Quizá por no haber encontrado a su alma gemela todavía. Fuera lo que fuese lo que desató sus lágrimas, a mi lecho viene a buscarme, y en cada madrugada, su bello rostro que, como a todos los seres sobrenaturales, les acompaña la brisa del mar que nunca es menor. Bien pensado quizá el motivo de su llanto se encuentre en su pertenencia a la orden de aquellas sacerdotisas que pueden ver la isla de los naufragios. Ese lugar en el que vamos a perecer los poetas malditos y los hombres solitarios. Que se enjuague las lágrimas y que escuche a la noche que tiene mucho que decirle.
Sergio Calle Llorens

martes, 14 de julio de 2015

LA BRUMA


Nunca he tenido miedo a enfrentarme a un folio en blanco sino al negro abismo que se abre cuando termino el artículo. No es que tema a la vida sino que al final, de tanto escribir, me quede sin ella. A veces ese pavor me viene por la convicción de que no sé hacer otra cosa en la vida y, teniendo en mente mis pobres resultados como narrador, la conclusión es certera; mi vida es un completo fracaso. Trato de alejar ese pensamiento de mi vera pero, para mi desgracia, Málaga está sumida en una bruma intensa que no me deja ver a dos palmos. Una sensación extraña que se acentúa  al caminar junto a los acantilados. A lo lejos escucho las sirenas de un barco, tal vez fantasmal, que a mis oídos suenan como un heraldo de muerte. Tocan las campanas de la Ermita, invisible a mis ojos, llenando de inquietud mi alma.
Deambulo por el viejo barrio de pescadores cubierto de vapores azulados. Las olas vienen y van de visita a la orilla ajena a mi paseo. Asisto atónito al espectáculo y, de no haber tenido tanta necesidad de degustar un desayuno mediterráneo, me habría quedado allí a contemplar el grandioso espectáculo de la mar envuelta en la bruma. Entro en un bar en el que varios lugareños hablan de pesca y de la próxima festividad de la Virgen del Carmen, Patrona de los marineros. Me gusta escuchar a esos hombres rudos que huelen a sudor de trabajador honrado. Unas conversaciones que se mezclan con el tintineo que hace el camarero al ir recogiendo los vasos de las mesas.  Entonces entra un conocido y me cuenta los problemas con su ex mujer y, como me gusta animar al personal aunque yo me esté muriendo por dentro, le digo que ella es tan golfa que hasta los helados se los toma de rodillas  El comentario hace estallar de risas a mi contertulio y a los caballeros de la mesa de enfrente. Luego damos un repaso a las novedades de la liga de Jábegas en las que los chicos de la Cala del Moral cada vez lo hacen mejor. Hay cantera- me dice- lo que me hace detectar un cierto orgullo local cantado en su tonalidad vocal.  Pago la cuenta y mis pasos me llevan hacia el paseo. Sin embargo, no son unas zancadas largas como de costumbre pues las brumas han terminado por conquistarme el alma.
Me siento en unas rocas a degustar la marina pero ni así puedo salir de la turbación que me produce tener un tumor y no poder ser operado. Desgraciadamente la Junta de Andalucía cierra quirófanos y manda al personal de vacaciones. Por eso me cuesta tanto entender al lugareño cuando habla de cambio social mientras algunos, los menos, denunciamos el estercolero andaluz con sus continuos recortes.  Por eso me duele en el alma la llamada de “los intelectuales” a la unidad de una cierta opción política olvidando a aquellos que somos gobernados por los suyos. Entonces los muertos no son muertos y los peces, como los que ahora han venido a picar de mi comida, se convierten en unos pecios inertes en el fondo de las profundidades.  
La bruma lo ha envuelto todo de tal modo que me alarma, aunque sea tan solo un minuto, perder de vista la orilla.  Escucho el silencio que sería el mismo si yo no estuviera en este mundo. Ese sigilo sonoro que deviene un dolor intenso en el pecho al constatar que no he dejado nada atrás – si exceptuamos los hijos- que merezca la pena ser recordado. Por eso, no habrá lágrimas ni siquiera un funeral digno de llevar ese nombre. Simplemente  la más terrible indiferencia. Apenas esa negritud que tanto me provoca espanto. No, no es el blanco del papel sino los borrones que componen una hoja de servicios tan lóbrega lo que me desasosiega. Me quedan tres nocturnos con bruma o sin ella.
Fin
Sergio Calle Llorens

sábado, 11 de julio de 2015

DÍEZ DÍAS


Odio tener razón, sobre todo en todo lo relacionado con el gobierno de la república bananera de Andalucía y, sin embargo todo es tan previsible que no hay que ser Nostradamus para profetizar correctamente  que todo lo que toca la Junta termina en desastre.  Recuerdo que vaticiné que Susana Díaz dejaría a los alumnos de las Escuelas de hostelería la Cónsula y la Fonda. Y una vez más, esos diez días que prometió la de Triana para que los profesores cobraran, han sido una nueva mentira más.
Sí pronostiqué que una vez metido el embuste en la vagina malagueña, los socialistas se olvidarían de lo prometido. Y ya ven tres años de incertidumbre, de falsas promesas, de nóminas atrasadas. Hoy los profesores de la que fueron las dos Escuelas de hostelería de España afirman haber perdido toda la fe en la Junta de Andalucía y ya no pueden más. En verdad emociona ver que todavía hay criaturas que creen en el ratoncito Pérez. Empero, este humilde cronista les adelantó el desenlace y no como afirma la Opinión de Málaga por la burocracia de la Junta sino porque, evidentemente, el gobierno socialista no puede tolerar que haya grupos de jóvenes que se den cuenta que lejos de la miseria autonómica hay un futuro esplendoroso.
Málaga  lleva demostrando demasiado tiempo que su modelo basado en la iniciativa privada y en el emprendimiento funciona.  Un modelo alejado de las dádivas del poder andaluz. Un prototipo en el que se prima la excelencia pese a todo. Un espejo en el que debería mirarse Andalucía para abandonar el mal de los señoritos. La Cónsula y La Fonda eran parte de esa forma de entender el trabajo bien hecho. Sin excusas y sin límites mentales. El viejo sueño de ser los mejores hasta que llegó la Junta y mandó parar.
Ahora ni alumnos, ni mucho menos los profesores, pueden asegurar que vayan a comenzar el curso en septiembre como yo les había anunciado tantas veces. Es una lástima que esos mismos profesionales se fiaran más de las falsas promesas de una institución que habló de “la hora de Málaga” pero que olvidó añadir “para ser ejecutada”.
No debería ser ningún secreto que la única opción que le queda a Málaga es constituirse en Comunidad Autónoma Uniprovincial y, de paso, mandar a paseo a esta pandilla de tarados que compone el gobierno de la taifa andaluza. El problema es que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Tan ciegos como los damnificados de las dos Escuelas de Hostelería malagueñas. Personas capaces de sentarse a la mesa con la mafia de la secta del capullo. Y es que hay gente que no aprenderá, ni en mil años, que tenemos al enemigo sentado a nuestra mesa.
Diez días dijó Díaz y las carcajadas se escucharon en todos los rincones del universo. Odio tener razón.
Sergio Calle Llorens

viernes, 10 de julio de 2015

IKER CASILLAS



Iker Casillas ha sido, con permiso de Iríbar y Arconada, el mejor portero español de todos los tiempos. Un jugador de fútbol que tenía magia. El chico al que todas las muchachas de España querían besar.  El yerno perfecto para una todas las madres de la vieja piel de toro. Un niño que se hizo hombre y que llegó a lo más alto en aquella noche de Johannesburgo.  Lamentablemente Mourinho inoculó un veneno lento pero letal que llevo al cancerbero a vivir el más terrible de los infiernos. Un ocaso y derribo que prendió en el madridismo convertido desde hace años en un problema mental.

Dice el patético Pedrerol que el de Móstoles es un pesetero por no querer perdonar ni un céntimo de su inminente salida del Real.  Él que habría sido incapaz de soportar el bullying al que ha sido sometido Casillas.  Y de renunciar al dinero es un chiste de mal gusto porque no conozco a casi nadie que hubiera pasado por el aro. Al menos yo no. Por otra parte, hemos de comprender que el arquero está llegando al final de su carrera y, es justo que mire por su bolsa.
Comparar las salidas de Xavi Hernández- el jugador español que más ha ganado de la historia- con la de Casillas debería conducir a una profunda reflexión a esa afición tan provinciana como la madridista.  El azulgrana era despedido con alabanzas en cada partido en el Camp Nou y el madrileño solo ha recibido insultos y pitos. Un auténtico calvario para un jugador criado en la casa blanca cuyo presidente tiene un  corazón tan negro como el hollín.
Se va un mito por la puerta de atrás mientras los enemigos del deporte  entran por la cancela delantera.  En verdad la gran mayoría de aficionados que ha humillado a Casillas durante los últimos años no han llegado a entender la verdad; el Barça gana dos de cada tres títulos nacionales y también le mea en la cara en Europa. Y no es que el Real Madrid no gane, pero es que está por detrás del Atlético de Madrid y del Sevilla F.C en títulos internacionales en los últimos años. Desgraciadamente, los merengues aplacan su enorme frustración en culpar a cualquiera antes de aceptar la cruda realidad ahora que no está Plaza ni aquellos que tanto les ayudaron en sus robos institucionalizados.  Casillas ha sido la coartada perfecta para esa no aceptación de la que escribo hoy.
Casillas se va al Oporto donde espero, y de corazón, recupere esa sonrisa de persona feliz por estar haciendo lo que más le gusta; jugar al balompié . Sería la mejor venganza y encima en el país del acomplejado Mourinho. Casillas se marcha sin homenajes y en una mísera rueda de prensa. Un momento detenido en el tiempo que viene a demostrarnos que el Madrid es la institución más falsa del mundo. Casillas toma la carretera portuguesa y el Real pierde un grandioso mito. Al final se demuestra que mientras peor le va al club de Florentino más títulos gana el deporte español.
¡Buena suerte chaval!

Sergio Calle Llorens

miércoles, 8 de julio de 2015

SANTA TERESA


Mi padrino vino a verme al saber que estaba con el examen de literatura. Recuerdo que se dejó caer en la silla como un saco de patatas y, resoplando me lanzó una sonrisa llena de sorna. Era evidente que necesitaba soltar la maldita tras ver uno de sus westerns favoritos y, como llovía en el exterior no tuve más remedio que darle palique al hombre que luchó por los dos bandos en la guerra incivil española.  De no haber estado cayendo el líquido elemento hubiera optado, digo yo, por darle una inspección a las plantas que mi señor padre cuidaba con tanto esmero.  Tras un silencio incómodo tomó el libro que yo tenía en mis manos y leyó en voz alta;
-Vivo sin vivir  en mí,
 Y tan alta vida espero,
Que muero porque no muero.
Manolo Ramírez Palomo, que era un poeta cuyos versos padecían de anemia, gritó ;- Santa Teresa se hacía la mística porque le faltaba sexo- Y yo, que no daba crédito a lo que escuchaba, le repliqué que ella tenía unos versos muy potables y que su poesía era un acercamiento a Dios a través de un sentimiento íntimo, sin conceder gran autoridad a la explicación racional de cuestiones concernientes a la fe y a la moral. Además su escritura estaba dentro  de ese oscurantismo que reinó en la sociedad medieval europea, como las numerosas guerras y epidemias de peste que asolaron el continente fueron el caldo de cultivo ideal para una búsqueda desesperada de consuelo en la religiosidad. Bueno he de reconocer que fue lo que me acababa de aprender de memoria sobre la literatura mística. –Gilipolleces- me cortó muy serio mi padrino y, en diciendo esto leyó otros versos de la Santa:
-          Cuando el dulce cazador,

-          Me tiró  y dejó rendida,

-          En los brazos del amor,

-          Mi alma quedó cautiva,

-          Y cobrando nueva vida,

-          De tal manera he trocado,

-          Que es mi Amado para mí,

-          Y yo soy para mi amado,
 
Es evidente- comenzó muy serio- el cazador se la tiró y la dejó lista de papeles de la cantidad de embestidas que le dio. Vaya que el confesor la puso pero requetebién que es lo que le hacía falta a la muchacha- De dónde habrás sacado tú   esa extraña teoría- pregunté curioso-  Vaya le dio tal cantidad de cipotazos que cobró vida la Santa. Yo siempre he pensado que se la cepillaron todos los confesores que tuvo. Espera que te leo más;

-          Tírome con una flecha,

-          Enarbolada de amor,

-          Y mi alma quedó hecha,

-          Una con su Criador.

-          Ya no quiero otro amor,

-          Pues a mi Dios me he entregado

-          Y muy amado  es para mí,

-          Y yo soy para mi amado.
 
Lo ves pero si habla de Dios- intenté defenderla- coño claro es que si hubiera dicho que era el padre Agustín el dueño de la flecha, pues hubiera terminado en la pira. Con las ganas que le tenían por su afición a levitar y a decir chalauras- concluyó de rematar mi padrino.
Era claro que aquel hombre no era muy beato del todo pero, tuviera o no razón en sus teorías sobre Santa Teresa lo cierto, lo irremediablemente cierto, es que yo no podía soltar aquello en el examen de 2 de BUP si no quería ser suspendido.  No era la primera vez que me contaba un rollo macabeo que terminaba en una nota desastrosa por compartir sus opiniones. Me había ocurrido aquella vez en la que en la prueba de religión, imagino que por rellenar páginas, escribí la teoría del padrino de que todas las mujeres van al infierno porque hablan demasiado.  Así que deje que siguiera apuntalando su extravagante teoría hasta que se cansó y se fue a dar la murga a otra parte.
 No recuerdo si aprobé con nota ese examen pero, anoche al volver de un paseo en el nocturno me tope con una vieja caja de libros y, voilá, allí estaba el manual de BUP que usé para estudiar el siglo de oro español. A la mente, irremediablemente, me vino esa tarde lluviosa en la que mi padrino describió a Santa Teresa de Jesús como una mujer con mucha fiebre en el usufructo. Recordé sus manos grandes moviéndose como molinos cada vez que el texto, o eso pensaba él, decía cosas como “tírome como una flecha”. Así que, aunque ya era bastante tarde, fui a mi pequeña bodega y abrí un Jumilla en su honor. A la segunda, o tercera copa, comencé a leer estos versos;

-          Oh muerte benigna,

-          Socorre mis penas,

-          Tus golpes son dulces,

-          Que al alma libertan.

-          ¡Que dicha, mi Amado

-          Estar junto a ti!

-          Ansiosa de verte

-          Deseo morir.
 
Comencé a reír a mandíbula abierta al recordar aquella tarde. Creo que, después de todo, mi padrino tenía parte de razón cuando hablaba sobre la santa de Ávila. En fin, la de risas que se tiene que estar pegando Dios en su compañía allá arriba.

Sergio Calle Llorens

martes, 7 de julio de 2015

LA MEMORIA



Los seres humanos somos la memoria, es decir,  alma. Si alguien pierde completamente la memoria se convierte en un vegetal y, ya no tiene ánima. Incluso desde el punto de vista de un hombre religioso, el infierno no tendría sentido sin memoria.  El castigo se basa en recordar continuamente aquellos pecados terribles que cometimos. Ese mal que infligimos al prójimo. A medida en que van pasando los años, recordamos mucho más los acontecimientos que tuvieron lugar hace ya muchas lunas. Nos transformamos en alma.  Y por tanto poseemos más espíritu que un niño.  Para ir tirando con tantos recuerdos, los monos con traje tenemos una memoria selectiva que nos permite distorsionar esas vivencias pretéritas y convivir con nuestro presente. La neurociencia lo explica divinamente en la actualidad.  También existe una conservación de la memoria en los colectivos humanos reaccionarios.  Un grupo retrogrado es aquel que se apropia de la memoria que le viene bien. En este grupo podríamos colocar a la izquierda española. Al otro lado, encontramos al Establishment revolucionario que tiende a borrar todo rastro del pasado que no le conviene que sea recordado. Véase Stalin, Castro, Pol Pot y cualquier dirigente con querencias bermejas.  La memoria colectiva es la identidad colectiva.  En esta construcción que da fuerza al grupo se encuentra un elemento vegetal; el de los libros donde está encerrada la memoria de la humanidad. Y por eso son tan importantes las bibliotecas.  La identidad a través de las bibliotecas desde aquella maravilla de Alejandría.

Nuestro deber como europeos, españoles o mediterráneos es continuar preservando las bibliotecas como una continuación del museo. Lugares mágicos que comprenden toda la sabiduría humana. Esa contra la que luchan los grupos islamistas más radicales.  El propio Dante en su Divina Comedia describe a Dios, y miren que eso es difícil, como la biblioteca de las bibliotecas.
A veces una persona es un libro abierto por la mañana y, en el crepúsculo se nos antoja críptica y casi imposible de descifrar. Por eso mientras más experiencias tengamos y, recuerdos alberguemos en el ático de la memoria, más fácil será comprender al prójimo. Las palabras, especialmente las escritas, pueden no comunicar nada en absoluto pero, si en algún lugar del universo alguien entiende nuestra unión de palabras, habremos dado un paso gigantesco para la comprensión mutua.
Ya lo decía Cervantes; “el que lee mucho y viaja mucho,  ve mucho y sabe mucho”.  Una forma de liberarnos de las cadenas de aquellos que imponen, o lo intentan, una determinada forma de pensar.  Personalmente, he bebido de las fuentes de la cábala en Venecia y he bailado movido por la canción triste del mar en las puestas de sol mediterráneas como las de Nerja o Menorca. Y todo porque me he convertido en un ser  con ánima que ha alzado el velo de Isis que permite ver la otra realidad. Y en superando tantas pruebas recuerdo mis primeras palabras. Esos torpes balbuceos  que eran algo así como; gu, gu, guapo soy. Será la edad pero es lo que yo recuerdo y con ese ánima sigo viviendo.

Sergio Calle Llorens

jueves, 2 de julio de 2015

MADRID Y DENIA


Cabalgo a lomos de un amasijo de hierros en forma de pato que me lleva a la Capital del Reino. Tal vez de ahí venga el nombre de AVE, aunque dicen que se lo debe a esa velocidad tan vertiginosa que impide contemplar los paisajes patrios. En Madrid resuelvo unos problemas administrativos tras lo cual dejo que mis pies me lleven por Chamberí donde he quedado a comer en una vieja tasca.  Hace un sol de justicia y bebemos cerveza bien fría. Ella habla de los problemas con su marido, de sus continuas infidelidades y yo, como de costumbre, callo y escucho.  En verdad no encuentro ningún interés morboso o folletinesco en conocer la vida y milagros del prójimo. Sin embargo, mi amiga insiste en contármelo con todo detalle.  Ni por un momento se le pasa por la cabeza que yo pueda necesitar algo o  haber tenido algún percance.  Desgraciadamente en esta conversación se resumen muy bien los dos últimos años de mi existencia; amistades de más allá de los mares que desaparecen sin dar explicaciones. Malos modos y un desinterés absoluto por las cosas de un servidor. Incluso hay quien defiende que no se me deben contestar ni a los mensajes de pésame. Mi conclusión es contundente; yo no merezco más. La culpa no es de los otros sino mía. Habría de levantarme de ésta, y de otras mesas, para no volver a sentarme jamás.
Si defiendo el campo en nombre de Virgilio y la urbe en homenaje a esa música rebelde que es el rock and roll, debería también defenderme buscando ese idealismo platónico en el tema de la amistad. No es de recibo que haya aguantado tanto. Así que he decidido obviar a casi el 99% de las amistades pasadas y seguir avanzando sin equipaje alguno. Abandono Madrid con una maletita y me planto en Denia en menos que canta un gallo.  Camino feliz entre las zonas de Les Marines y me detengo en Albaranes, Els Molins y les Deveses. Una delicia mediterránea que amo profundamente. Voy a hacer unas fotos a la torre del Gerro- jarrón para no iniciados- que luce el escudo del Emperador Carlos I.  La brisa marina me acaricia el cabello y, sin saber por qué, recuerdo como una vez vi allí a una mujer en correr de la lluvia con esa cara compungida que se les pone a las personas al entrar en contacto con el líquido elemento.

Denia sigue extendida en esa bahía natural al pie del Montgó cuyos barrios más antiguos son les Roques y el de la Baix la Mar.  Sin olvidarme de su castillo encantado o eso me contaban  de niño.  Decido sentarme a probar unas viandas en un restaurante no demasiado alejado de mi pensión. Me decanto por la popular gamba roja de Denia hervida y por una cazuela marinera- el suquet-. De pronto llega una mujer muy bella de piernas largas y cabellos dorados con la que entablo una conversación en valenciano que dura dos horas pero que , por supuesto,  parecen segundos.
Hablamos sobre Anton Galler ese criminal de guerra que vivió en Denia hasta su muerte y cuyos restos, a nadie debería sorprenderle, se encuentran en la tumba número 12 del camposanto. Eva, que así se llama la Dianense, me dice que el jubilado austriaco vivía en el número 45 de la calle Partid Florida. Ese simpático centroeuropeo dirigió la masacre en el pueblo montañés de Sant Anna donde asesinaron a 400 civiles , muchos de ellos niños y mujeres. Finalmente me planto en el cementerio para contemplar el nombre esculpido en mármol negro del que fuera una de los nazis más buscados del mundo. Empero, no es el único nazi que eligió este cementerio como última morada. Horas más tarde, Eva ya me ha mandado un listado con los nombres de todos los nacionalsocialistas.
Me pregunto si esos asesinos olvidarían sus crímenes en un lugar tan mágico y sereno como Denia. Tal vez no tendrían remordimiento alguno. Ese perro fantasma que a veces se nos aparece a los pies de la cama para darnos bocados en el corazón o, en la memoria. En cualquier caso, la historia da para un reportaje y me lanzo a ello. Escribo hasta bien entrada la madrugada. De la lontananza me llegan los ladridos de un perro y una conversación queda bajo una farola. Me acuesto al fin pensando en la cantidad de conocidos que se me murieron en la memoria. Les condeno yo al olvido como ellos me sentenciaron a la indiferencia. Mañana tomaré el ferry que me lleva de Denia a Menorca.  De súbito una enorme sonrisa se me dibuja en la boca. Madrid y el pasado  quedan ya tan lejos.

Sergio Calle Llorens

miércoles, 1 de julio de 2015

REPTILIANOS


La ecuación de Drake fue concebida por el radioastrónomo del Instituto SETI, Francis Drake, con el propósito de cuantificar el número de civilizaciones extraterrestres en nuestra galaxia. Para ello, estableció una serie de parámetros que iban desde la fracción de estrellas que tienen planetas en sus órbitas, hasta el ritmo anual de formación de estrellas adecuadas en la galaxia.  Ocurrió en 1961 y, desde entonces, los científicos tienen claro dos cosas; la primera es que todavía no se ha encontrado una prueba irrefutable de la existencia de vidas en otros mundos. La segunda es que en Andalucía hay vida pero no es inteligente. Y es que en la taifa del sur no hace falta calcular el lapso medido en años durante el que una civilización inteligente y comunicativa puede existir. Sencillamente, los andaluces comunican de aquella manera y si los alienígenas terminan entendiendo los mensajes, vendrán irremediablemente a exterminarnos.
En cualquier caso, soy un firme creyente en la existencia de vida en otros planetas y, estoy convencido de que es cuestión de tiempo en que nos encontremos. Tal vez antes de lo que algunos piensan. Es más, pudiera ser que existan, como ya apuntan numerosos científicos, portales que nos permitan viajar a grandes distancias espaciales y temporales. Lo que no es de recibo es justificar cualquier avance de la humanidad por la intervención alienígena y, mucho menos presentar como prueba fehaciente el vídeo manipulado del guardaespalda de Obama. Allí donde ellos ven a un reptiliano, yo veo un calvo obsesionado por la seguridad de su presidente. Allá donde algunos observan a un ser venido de otra dimensión y contratado por los illuminati, yo sigo viendo a otro ser humano. En la ecuación de los conspiranoicos apenas falta que digan que el lagarto va a unirse a los judíos para conquistar el mundo. 
Es diáfano que las teorías de la conspiración han existido, existen y existirán pero, eso no implica que porque una cantidad de tarados haga viral un vídeo en internet, no va a convertir un pensamiento demencial en realidad. Pensemos que sin la red, ésta pandilla de incapaces estaría usando su tiempo para machacársela contra una piedra en lo más profundo del bosque.
El otro día leí un informe realizado por una universidad americana que afirmaba que el 90 por ciento de la población mundial no sabe pensar correctamente. Dicho de otra manera, una inmensa mayoría usa la cabeza para freírse un huevo pero no sabe cómo hacer para qué la producción de gallinas mejore.  Y si esto lo aplicamos a los griegos, los resultados son todavía más espeluznantes.
En mi opinión, el tremendo apoyo que tienen las teorías de la conspiración se deben a que todos necesitan un chivo expiatorio al que culpar cuando las cosas se tuercen. En España en los años setenta era Franco pero hoy con las libertades las excusas por las que tal novela o proyecto no funciona, se quedan cortas y, el personal más iluminado es capaz de echarse en manos de cualquier conjura para justificar la más innoble de las derrotas.
Con lo fácil que sería analizar las causas de nuestros naufragios en vez de estar echando cuentas de complots, conchabanzas o maquinaciones. Miren a las izquierdas de todo el mundo señalando a cualquiera antes de asumir que los seres humanos, por poquito que sepamos usar el cerebelo, no podemos actuar como hormigas en granjas comunistas. Por otra parte, las respuestas a los asuntos de la vida son, aunque no lo parezcan, de una simplicidad inenarrable.
Personalmente soy de la opinión que todos estos vídeos donde aparecen reptilianos y demás, son realizados por los gobiernos de todo el mundo. Y cada vez que uno escribe un  un comentario favorable, esos mismos gobernantes lo incluyen directamente en una lista de “depravados profundos”. Así  una vez contactemos con seres provenientes de las estrellas,  las listas de cada país serán entregadas a los extraterrestres para que posteriormente  esclavicen, exploten y pongan mirando a Cuenca a todos los miembros de esos listados. Y es que la cosa no puede tener otra explicación. Me apuesto un huevo a que han bautizado el registro como Junta de Andalucía.

Sergio Calle Llorens