Ni hay que llevar capa para ser un héroe, ni hay que ponerse
una nariz postiza para ejercer de payaso. Que se lo digan a Álvaro Ojeda; un tipo que reúne todos los vicios que detesto. El
jerezano, que siempre se pone como Dios
en el Sinaí cuando no le gusta algo, no se contenta ya con comentar la actualidad al
dictado de su padrino Eduardo Inda- "la marioneta de Florentino Pérez"-
sino que incluso insultó gravemente a Umtiti
después de haber recibido un puñetazo en la nuez de Aduriz
durante el partido de copa contra el Athletic.
Un golpe que pudo costarle un serio disgusto. Un tipo de agresión que se castiga duramente en deportes tan físicos como el rugby o el balonmano.
Llueve sobre mojado en el caso del descerebrado personaje.
Ya en la temporada pasada saltó a la pista del Palau Blaugrana para mofarse de los jugadores del Barça tras perder la liga. Se desconoce
que hacía él allí porque, entre otras cosas, el baloncesto es un deporte de
gente inteligente para gente inteligente. Una modalidad deportiva donde se
aplaude cuando un jugador contrario se levanta tras haber estado lesionado.
Aquí no hay colores sino un respeto por el contrario, que no enemigo. Parece
que Ojeda sigue pensando que el dedo
de Mou les marca el camino. Barrunto
una tragedia- el Altísimo no lo quiera-
si alguien no pone coto a este tipo de comportamientos periodísticos.
Ojeda es, en
cualquier caso, una parte insignificante de un inmenso plan para que el Madrid pueda ganarlo todo esta
temporada. Y es que solo ha alzado una liga de las últimas siete. Por eso, los
colegiados pitan penalti incluso cuando es un jugador merengue el que empuja a un compañero. Todo está listo y preparado para que todos,
absolutamente todos los medios de comunicación de España, lo celebren junto a sus aficionados. El
escándalo, obviamente, ya está servido.
Gracias a los
servicios prestados, Ojeda, un híbrido entre Tomás Roncero y Alfonso Duro, se ha
ganado, además de una palmadita de su jefe, el título honorífico de Ochaíta del año de los Ultra Sur.
Finalmente, me gustaría recordar como el ex director del Diario El Mundo, PJ Ramírez, le aclaró a Eduardo
Inda que hacer periodismo de investigación es incompatible con aparecer en
verbenas televisivas como El
Chiringuito. Desgraciadamente, el
responsable de OK diario sigue sin entenderlo.
Deseemos que este tipo de informadores se apaguen como el mamut o el
diplodocus. Sin duda, vamos a necesitar más Mozarts y menos Salieri.
Sergio Calle Llorens
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