El Madrid
perdió la Supercopa con el Barcelona y Mourinho no tuvo otra
ocurrencia que meterle el dedo en el ojo a Tito Vilanova. A los seis
días el técnico portugués pidió perdón al madridismo que desplegó una infame
pancarta que decía: “Mou tú dedo nos señala el camino”. El cartel estuvo
meses colgado del Bernabéu. La ignominiosa imagen dio la vuelta al mundo. Mourinho
fue aclamado por los merengues y Florentino, que nunca da puntada sin
hilo, afirmó que el luso representaba mejor que nadie los valores del
madridismo. Y de esos lodos vienen estos barros.
Pero, como
siempre suele pasar con este club, los medios de comunicación crearon un relato
falso en el que el agresor era víctima. Luis Aragonés un cabrón por no
convocar a Raúl y el madrileño un ángel. Valverde que agrede a un
jugador del Villarreal, y en el parking, es canonizado por la prensa
dando por buena su delirante versión y, Baena, que por supuesto se lo
tenía merecido, es acusado de bocazas.
Siempre hay
un agravio que justifique lo injustificable. Siempre hay una excusa de la que
echar mano cuando los suyos sueltan los puños o los codos. Y es que es
imposible no recordar el partido que Cristiano Ronaldo le dio un codazo
a Mtiliga, jugador del Málaga. Todo el mundo vio que era
agresión, menos para el comité de competición que la calificó de un lance del
juego. Luego llegó Pepe con sus patadas de kárate- a este no lo salvó ni
el Capitán Miller- y miren que lo intentaron, para cerrar con las
provocaciones, los insultos y la actitud denigrante de Vinicius. Mención especial merece este jugador brasileño
que parece ser un cruce entre el feo de los hermanos Calatrava, el
Fary comiendo limones y un diablo babilónico.
La noticia
siempre es la misma, sólo cambia la fecha. Los jugadores del Madrid tienen
carta blanca por llevar ese escudo en el pecho. Por eso me temí lo peor cuando anoche Dazn
enfocó a Valverde y a Vinicius en la grada del Wizum Center en el
partido del Madrid y el Partizán de Belgrado. Los dos
fueron ovacionados antes de que los serbios dieran una nueva lección de
baloncesto a los chicos de Chus Mateo.
Al final mis temores estaban justificados y Sergio Llui inició una
tangana culminada por Yabusele con una llave de judo que lesionó de
gravedad a Dante Exum. El francés ya era reincidente tras encararse con un
árbitro de la ACB cuando, sorpresa, sorpresa, su equipo había perdido un
partido contra el F.C. Barcelona.
La historia
se repite. Si ganan los blancos extienden la mano y, si pierden, se lían a
mamporros con los contrarios. Alguien debería hacer algo. El partido de Belgrado pinta malencarado. Lo deVinicius aún peor porque nadie quiere apartarse
del relato. Algo grave va a pasar y cuando pase que nadie se haga el ofendido.
Sergio Calle
Llorens
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