En verdad la línea que separa el éxito del fracaso es muy
fina. Un triple que entra sobre la bocina en posición forzada puede acallar el
pobre planteamiento de un entrenador. Sin embargo, la España de Pepito Sanz no
tiene defensa alguna. No perdimos por la brillantez del contrario sino por los inmensos errores de planificación que dejó a los nuestros con una anotación ridícula. La
última vez que la ÑBA anotó 52 puntos en un partido, la Duquesa de Alba tenía su
himen intacto. Fíjense si ha llovido desde entonces. Y eso ha ocurrido porque
el baloncesto patrio está en manos de dos papanatas sin parangón en el mundo
del deporte.
Del señor Saez con sus formas chulescas y prepotentes sólo
se puede decir que sus ansias de protagonista le pierden. Él que es un hombre
capaz de cargarse al entrenador que nos hizo campeones del mundo porque leía
un periódico diferente al suyo. Se endiosó tanto que se
convenció de que cualquier técnico de medio pelo podría seguir conquistando el
Olimpo. Tipejo caprichoso no ha dudado en dejar a la Capital de la Costa del Sol, donde hay más
afición al deporte de la canasta, sin Eurobasket y Mundial. . Dolía ver como el público de Madrid era incapaz de provocar el
miedo escénico en los franceses. A muchos nos vino a la mente el Carpena hecho
olla a presión para batir al enemigo. En defensa de los espectadores de la
capital del Reino hay que decir que había más invitados que público de verdad. Y
de los derechos televisivos vendidos a la incalificable Mediaset ni hablamos. Eso también corresponde al debe del Presidente de la RFEB.
Del señor Orenga no hay que decir demasiado. La culpa es de
quien lo puso, es decir, del sevillano. Sus números hablan por sí mismos; no ha
sido capaz de ganar en ningún final igualado. Redujo las rotaciones a 9 hombres
dejando a uno de los mejores reboteadores de la historia de nuestro baloncesto en el
banquillo. Les hablo de Felipe Reyes cuyos cojones son tan inmensos que si alguien quisiera darles la vuelta al mundo tardaría 50 años luz. Postergó a Claver y al que dicen será el sustituto natural de
Navarro, Abrines. Sin experiencia internacional. Sin ningún talento reconocido
para liderar hombres cuajados, nos deja una frase para la posteridad: “Le damos
el balón a Claver en esta posición, no ganaremos pero les sorprenderemos”. Y
vaya si ha sorprendido al mundo con su cretinismo galopante.
Lo más triste es que la derrota española ha sido recibida
con alegría en todo el mundo. Nos tenían ganas por haber ganado tantos
campeonatos. Nuestros jugadores deberían haber tenido un líder que les
recordara aquella frase del mítico jugador céltico. Y es que siempre hay
alguien que entrena más duro porque tiene más hambre y está dispuesto a pagar
ese alto precio. El éxito, sencillamente, no hace visitas a domicilio. Hay que
trabajar duro hasta sudar sangre. Sí, nos han ganado pero
hay que empezar a pensar en vengarnos y eso pasa, obviamente, por deshacernos de
Saez y Orenga. Yo hago votos para que la
pareja se vaya a esparragar adonde Cristo pegó las tres voces. Allá podrán “desintoxicarse” por el resto de la
eternidad como más les plazca. España no llorará la ausencia de estos dos
papanatas.
Sergio Calle Llorens
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