Málaga es el motor económico de Andalucía. La provincia que más aporta a las arcas de la comunidad. Su capital es el destino turístico que más ha crecido en los últimos tiempos. Hoy, los museos malagueños son los primeros de toda la taifa del sur. Sin embargo hubo un tiempo en el que la ciudad del paraíso se asemejaba a Sarajevo tras la guerra de la antigua Yugoslavia; edificios destruidos, barrios abandonados a su suerte, parques destrozados, pistas deportivas llenas de jeringuillas. Gobernaba en la capital de
El recordatorio que hoy les llevo a todos viene a cuento
porque en los últimos años se ha impuesto entre los periodistas la tesis
siguiente: “los problemas de Málaga no se arreglan porque la Junta y los ayuntamientos
malagueños andan siempre a la gresca”. Pues bien, esa afirmación es
completamente falsa. Rememoren como en toda la provincia gobernaban los mismos
que en la Junta ;
la secta del capullo. En esos años segregaron Torremolinos en contra del
derecho español. En ese tiempo timaron al alcalde Aparicio con la construcción
del tranvía a la
Universidad que luego no quisieron financiar. En esa fase
permitieron que Eurodisney se fuera con la música a otra parte. Por no hablar
del saneamiento integral de la
Costa del Sol, de la restauración del Teatro Romano y del
cercanías a Marbella. No, en esa época no se pusieron de acuerdo ni una vez a
pesar de pertenecer a la misma organización política. La consecuencia de toda
aquella discriminación es que hoy el 98 por ciento de los malagueños está
gobernado por el PP. Esa, y no otra, es la realidad que ocultan los medios de
comunicación de Málaga, con alguna honrosa excepción.
La tensión política es buena. Las reivindicaciones
constantes de la sociedad civil de Málaga
han dado sus resultados. El Pompidou y el Parque Tecnológico demuestran que
mantener viva la llama de las protestas nos han servido para que nuestros
representantes políticos no se duerman en los laureles. Dicho de otra manera,
la bronca política, además del trabajo bien hecho, nos ha conducido a la cabeza
de Andalucía. Y de eso se trata. Volver atrás es imposible y, mucho menos, de
la mano de esas nulidades intelectuales que dirigen el PSOE andaluz. Esa gente
lo único que ha intentado es retrasar lo inevitable.
A todos esos periodistas y turiferarios del régimen andaluz
habría que recordarles las palabras de Boileau a Luis XIV a razón de unos
versos que le entregó el monarca para que le diera su parecer; “no hay nada
imposible para vuestra majestad. Habéis querido hacer unos malos versos y ¡con
que facilidad lo habéis conseguido!" Versos que esconden que hay algo más
peligroso que la calumnia; la verdad.
Sergio Calle Llorens
No hay comentarios:
Publicar un comentario