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miércoles, 17 de septiembre de 2014

MÁLAGA ERA SARAJEVO


Málaga es el motor económico de Andalucía. La provincia que más aporta a las arcas de la comunidad. Su capital es el destino turístico que más ha crecido en los últimos tiempos. Hoy, los museos malagueños son los primeros de toda la taifa del sur. Sin embargo hubo un tiempo en el que la ciudad del paraíso se asemejaba a Sarajevo tras la guerra de la antigua Yugoslavia; edificios destruidos, barrios abandonados a su suerte, parques destrozados, pistas deportivas llenas de jeringuillas. Gobernaba en la capital de la Costa del Sol el socialista Pedro Aparicio. Teníamos el ayuntamiento más endeudado de España y la ciudad que regía era la más sucia de todo el sur de Europa. Creo que es justo que se recuerde aquella etapa en la que lo único que el madrileño tuvo a bien construir fue el teatro Cervantes por aquello de que le gustaba, y le gusta, la ópera. Las playas se arreglaron en contra de su opinión. Como todo lo que entonces se hizo bien.

El recordatorio que hoy les llevo a todos viene a cuento porque en los últimos años se ha impuesto entre los periodistas la tesis siguiente: “los problemas de Málaga no se arreglan porque la Junta y los ayuntamientos malagueños andan siempre a la gresca”. Pues bien, esa afirmación es completamente falsa. Rememoren como en toda la provincia gobernaban los mismos que en la Junta; la secta del capullo. En esos años segregaron Torremolinos en contra del derecho español. En ese tiempo timaron al alcalde Aparicio con la construcción del tranvía a la Universidad que luego no quisieron financiar. En esa fase permitieron que Eurodisney se fuera con la música a otra parte. Por no hablar del saneamiento integral de la Costa del Sol, de la restauración del Teatro Romano y del cercanías a Marbella. No, en esa época no se pusieron de acuerdo ni una vez a pesar de pertenecer a la misma organización política. La consecuencia de toda aquella discriminación es que hoy el 98 por ciento de los malagueños está gobernado por el PP. Esa, y no otra, es la realidad que ocultan los medios de comunicación de Málaga, con alguna honrosa excepción.

La tensión política es buena. Las reivindicaciones constantes de la sociedad civil de  Málaga han dado sus resultados. El Pompidou y el Parque Tecnológico demuestran que mantener viva la llama de las protestas nos han servido para que nuestros representantes políticos no se duerman en los laureles. Dicho de otra manera, la bronca política, además del trabajo bien hecho, nos ha conducido a la cabeza de Andalucía. Y de eso se trata. Volver atrás es imposible y, mucho menos, de la mano de esas nulidades intelectuales que dirigen el PSOE andaluz. Esa gente lo único que ha intentado es retrasar lo inevitable.

A todos esos periodistas y turiferarios del régimen andaluz habría que recordarles las palabras de Boileau a Luis XIV a razón de unos versos que le entregó el monarca para que le diera su parecer; “no hay nada imposible para vuestra majestad. Habéis querido hacer unos malos versos y ¡con que facilidad lo habéis conseguido!" Versos que esconden que hay algo más peligroso que la calumnia; la verdad.

Sergio Calle Llorens



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