domingo, 6 de octubre de 2013

MARBELLA DE QUÉ

Marbella es la perla de Málaga. El diamante de la Costa del Sol con su sierra al norte y su mediterráneo al sur. Una maravilla de ciudad, un enclave con alma monagesca en la que puedes desayunar junto a una estrella de Hollywood y cenar rodeado de mafiosos. En sus calles se pueden cerrar ventas de armas como el que coge limones de los árboles. Es tan natural el exceso como la cantidad de porches y vehículos de alta gama que uno ve cabalgar por sus avenidas. Viví dos años maravillosos en esa ciudad malagueña, no muy lejos del cerebro del robo al tren de Inglaterra al que, por cierto, asesinaron a muy pocos metros de mi vivienda. Nunca apresaron al británico que le quitó la vida.

Como en el resto de la provincia que más aporta a la taifa del sur, uno no sabe muy bien donde termina la ciudad y empieza la siguiente. En verdad, la Costa del Sol es una macrourbe de la que sólo se acuerdan para recaudar su dinero. Marbella que es la única ciudad de España con 150.000 habitantes que no tiene conexión ferroviaria. La desgracia de pertenecer a una comunidad que no entiende al mediterráneo.

En Marbella uno encuentra cualquier cosa que se esté buscando, menos inocencia. Sencillamente a la perla malagueña le robaron porque a sus habitantes les pareció bien que un payaso populista como Jesús Gil se hiciera con las riendas del ayuntamiento para, según su propia versión, vender sus pisos y los de todos. Y eso hizo, saltándose a la torera todas las leyes urbanísticas, comprando voluntades en la Junta de Andalucía y, de paso, vaciando las arcas del consistorio marbellí para engrosar las cuentas corrientes de la familia Gil. El caso camisetas en el que el dinero de los marbellíes llegó a la hucha del club Atlético de Madrid a las 12 de la noche y, a las 8 de la mañana, esa lluvia de millones había desaparecido por arte de magia. Cuando a alguien le roban una vez, es mala suerte, cuando le roban una segunda, todo puede ser un cúmulo de circunstancias, pero si el individuo sufre un tercer robo y, de la misma mano, entonces sólo nos queda una explicación posible: el ciudadano en cuestión es tremendamente gilipollas. Y eso es precisamente lo que aconteció en Marbella. El caso de la perla malagueña viene a demostrar que el lujo no es siempre sinónimo de inteligencia.

Que nos venga ahora la alcaldesa de Marbella, María Ángeles Muñoz a pedir que las escasas indemnizaciones del caso Malaya vayan a parar a las arcas del ayuntamiento, es un insulto a la inteligencia. Después de todo, los marbellíes hacían de puta y pagaban la cama para hacer, y a diario, el ridículo en todas las televisiones mundiales. España no le debe nada a Marbella, de igual forma que no está en deuda con Andalucía, pues son sus habitantes los que se dejan robar a diario. Aquí la teoría de que el pueblo es inocente, no cuela. Puede que algunos se dejen engañar porque van a Puerto Banús a tomar café y los lugareños, que son de todas partes, les cuenten milongas  sobre el pretérito. La realidad, por supuesto, era la siguiente; señoras babeando por donde iba Gil y sus concejales, babosos  bailando al ritmo que marcaba el gordinflón, periodistas de rodillas y, sí, la soledad de grandes hombres como Félix Bañón que denunció desde el primer día las intenciones dolosas del otrora presidente del Atleti. Marbella postrada riendo los comentarios racistas y asquerosos de un delincuente trasnochado.

Yo estuve allí y lo viví de primera mano. No me hace falta que ningún meapilas venga a contarme nada. Marbella vendió su alma al diablo, como hizo Fausto, y ahora no tiene nada que reclamar. Pagó su precio y Belcebú se cobró su pieza. Que yo sepa, los acuerdos con el maligno no tienen efecto retroactivo. La alcaldesa de Marbella, sencillamente, no tiene ni puta idea al pedir compensaciones a Marbella. La culpa es de su pueblo que permitió el latrocinio.

Sergio Calle Llorens



3 comentarios:

  1. ¡Bingo!, Sergio. Disparo en el entrecejo. Verdad como puño.

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    1. Aunque ya hayan pasado más de 100.000 personas por las páginas del blog que se suman al las 300.000 de mi anterior blog, mi opinión es muy minoritaria. Viví aquel episodio marbellí de primera mano y sé de lo que hablo. En cualquier caso, el dinero de las indemnizaciones de los condenados del caso Malaya irá al Estado y, éste decidirá sí el dinero lo remite al ayto de Marbella. Veremos pero mi opinión es clara al respecto. Saludos amigo.

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  2. El lujo querido, no es sinónimo de inteligencia , parece que en eso estamos de acuerdo. Siempre que veo a gente con mucho dinero, me digo lo mismo " Si no es heredado, seguramente toda esa riqueza viene del dolor y sacrificio de otros".Marbella todos sabíamos en lo que casi todos, por hacer alguna excepción, estaba podrida hasta el tuétano. El pueblo era cómplice junto a las instituciones corruptas, Junta de Andalucia y ayuntamiento, aquello era la gallina de los huevos de oro. Estas sentencias paupérrimas, me las esperaba, ya que todos sin excepción están pringados. En cacolandia ( España) mientras mas robes mejor te tratan.
    Saludos

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