Dani Pérez
se queda tras perder la carrera a la alcaldía en todos los distritos de la
capital de la Costa del Sol. Dani Pérez se queda porque lo mejor de
su currículum es la grapa.
Dani Pérez se queda tras ser derrotado
por Paco de la Torre por tercera vez consecutiva, lo que lo convierte en
Trivago. Y es que no puede vivir de otra cosa porque fuera de la política hace mucho frío.
Dani
Pérez ha protagonizado el mayo espantoso
de los ridículos. Algo que no se veía desde los tiempos de Manuel Huertas,
candidato a la alcaldía por UPD que estaba convencido de que su chatarra
retórica le llevaría lejos. Un tipo que fue superado en votos por PACMA.
Una vez más se demuestra que algunos confunden su mundo con el mundo. Y luego
pasa lo que pasa.
El candidato
socialista apoyaba su aspiración electoral en algunos seguidores de acreditado
cantamañanismo; un guitarrista en busca de subvenciones públicas que aburre en
todas las presentaciones de libros, un articulista como Pablo Bujalance
pegado a la tristeza infinita y algunos descontentos. Gente que no conocía que
los espíritus reflexivos y madurados por la vida preferimos mil veces a de
la Torre antes que al candidato del partido sevillano oligárquico de
enchufados- PSOE-. En verdad, cualquier cosa es preferible al
candidato de la secta del capullo. Además, es un hecho que los malagueños decidimos
hace años emanciparnos del PSOE porque queríamos liberar a Málaga
del yugo centralista. ¿Lo pillan? Pues suéltenme el boli que voy a seguir
escribiendo.
Dani
Pérez se queda e
insiste en no dimitir a pesar de los malos resultados electorales- un clásico nacional-
demostrando que, pese a su ineptitud manifiesta, seguirá de portavoz en el Ayuntamiento
de Málaga colocando sus fallos en los hombros de los demás. Esta figurita
del andamio es un estorbo para el desarrollo de cualquier proyecto serio porque,
además de equivocarse siempre, no permite que personas con talento tengan una
oportunidad.
Dani
Pérez se queda para
perpetuar la profesionalización de la incompetencia. Vista su petulante campaña
repleta de inopia y vanidad, el electorado malagueño terminó dándole una nueva
patada electoral en su trasero de wordperfect.
Dani
Pérez se queda para seguir
reivindicando el enchufismo como un derecho y el fracaso como un mérito. Es
asombroso constatar que semejante ejercicio de mentecatez y simpleza de mollera
pudiera desembocar, y tres veces consecutivas, en la presentación de su candidatura
para reinar en la Ciudad del Paraíso. Una urbe de alma fenicia que sabe
que el único pecado que los griegos no perdonaban era el hibris,
que es aspirar más a lo que en realidad es posible.
Sí, Dani
Pérez se queda, y yo, que fui el Aquiles del articulismo, he podido
convertirme en Ulises y volver al hogar. Mi Penélope es ver una
Málaga libre de socialismo.
Sergio Calle Llorens
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