El anuncio
de Durex invisible manda un anuncio contundente: follar con su nueva
marca de preservativos es algo maravilloso. El comercial tiene una duración de veintes
segundos. Puro ingenio publicitario. Un homenaje a aquello de lo breve si
bueno, dos veces bueno. En resumen; tres
parejas reales reciben el regalito para que luego compartan sus experiencias con
el invento. El protagonista
masculino dice que “la sensación es como si no llevases nada”,
pero la cosa lleva a la risa tonta cuando ella afirma rotunda: “totalmente
conectada con él. Sintiendo todo”. En el caso de la segunda pareja sólo habla él
para decir que “es tan fino que no lo notas” y ella se le agarra al cuello para besarlo apasionadamente. Parece pedirle una nueva penetración. La tercera
parejita es, además de gay, desternillante. Y es que el barbudo
primero exclama que “te olvidas que está”, y el segundo barbudo contesta
ufano: “te da más placer que es lo que importa”.
Nadie puede
negar que la agencia de publicidad ha dado en el clavo porque el anuncio no
pasa indiferente. Sin embargo, yo me pregunto cómo alguien tiene los santos
cojones de aparecer en televisión diciendo esas cosas.
Miremos a la primera chica que viene a comunicarnos, aunque de forma más fina, que ha
sentido todo el cipote mientras su novio le daba candela. Por no hablar de la
pareja de hombres. El primero nos aclara que es él la parte activa porque
cuando lo usa: “se le olvida que está” y su amorcito nos desvela su condición de honrado comealmohadas ¿Really, George?
Yo entiendo que el dinero es muy goloso y por
pasta, por una buena cantidad de pasta, el personal es capaz de anunciar papilla
de bebé con una zanahoria clavada en el culo. Llegado a este punto me gustaría saber cuándo
se perdió el rubor. Esa cosa que inventó los vestidos para disfrutar más de los
desnudos. Seguro que hay explicaciones para todos los gustos. Después de todo
las hipótesis abundan. Las teorías no se acaban nunca. Pero los hechos ciertos
y probados son muy raros. El caso es que
las grandes compañías, y eso incluye a todas las redes sociales, ganan cuando exponemos
nuestras vergüenzas sin ningún límite. Ahí tienen a las mujeres posando ligeritas
de ropa en el libro de las caras o en Instagram. Por no hablar de cómo el
personal hace públicas todas sus desavenencias. Todo se expone. Todo se muestra. Y todo por un módico precio ya que los psicólogos salen muy caros. Lo que no sabe el personal que a la larga la factura a pagar por tanto sobreexposición sale mucho más gravosa.
Vivimos
tiempos extraños y la única verdad es que con las redes sociales y con el gobierno
pasa como con los preservativos invisibles: que nos follan mejor a todos.
¡Blandito
sea el Señor!
Sergio Calle
Llorens
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