La historia,
además de para ser recordada con objeto de evitar errores pretéritos, está para
ser revisada. Y la que nos han contado sobre la II guerra mundial tiene un
cierto tufo anglosajón que nos venden, y
muy bien los señores de Hollywood, y que merecería un estudio exhaustivo. Ayer
mismo quedaba un servidor patidifuso con la cantidad de comentarios equivocados
en el aniversario de la bomba atómica sobre Hiroshima, y no les hablo solo de
los tarados de twitter, sino de gente con cierta formación.
Es evidente
que la gran mayoría de ciudadanos sigue una línea lógica de acontecimientos;
Estados Unidos tira la bomba atómica sobre esa ciudad japonesa y, tres días más tarde otra bomba cae en Nagasaki.
Entonces el país del sol naciente comienza a dar signos claros de querer
rendirse pero, no lo hace hasta varias semanas después. Sin embargo, la cosa
tiene sus matices y atenuantes por lo que usted, querido lector, podrá sacar
algunas ideas diferentes de la verdad oficial. Una verdad que incluso es
reconocida por el propio Emperador nipón en su alocución de radio a la nación.
Todo encaja; los americanos fuerzan la rendición de los “odiados amarillos”
gracias a su nueva arma atómica. Y eso no es cierto; Japón se rinde porque los
soviéticos entran en el conflicto y eso es definitivo como voy a tratar de
exponer a continuación.
Pensemos que
los japoneses no se habían rendido porque eran un país ciertamente guerrero y,
los militares controlaban bastante a Hirohito, una figura casi sagrada.
Pensaban que la rendición era un deshonor y si no me creen, lean cualquier
libro escrito por marines norteamericanos que lucharon en la guerra en el pacífico; yo
les recomiendo el "Helmet for my pillow" de Robert Leckie. Es cierto que los
nipones afrontaban una situación terrorífica con tropas en China que eran
incapaces de hacer retornar a Japón porque, no tenían gasolina ni para salir
con sus barcos a alta mar. Por otra parte, el país llevaba siendo bombardeado
tres semanas antes del lanzamiento de las bombas atómicas con el resultado,
lamento que muchos no vayan a las fuentes, de veintiséis ciudades bombardeadas y cuatro completamente
destruidas. Les hablo de una destrucción del 99 por ciento de urbes. Pensemos que Toyama fue golpeada por armas
convencionales que produjeron más daño que las atómicas y, en ningún caso los
japoneses pensaron en la capitulación. Hiroshima recibió menos castigo que
Tokio y en términos de porcentaje de metros cuadrados destruidos ocupa la sexta posición. Para los líderes
japoneses la novedad de las bombas atómicas era que nunca se habían utilizada
antes pero, nada que no hubieran experimentado en términos de destrucción. El
día que los americanos golpearon Hiroshima los japoneses no hicieron nada y
solo al día siguiente se enteraron por la alocución de Truman que se trataba,
en realidad, de un ataque atómico.
Pensaron convocar al consejo supremo al respecto pero no lo consideraron
importante. Y solo dos días tarde se produjo esa reunión.
El 8 de
agosto los soviéticos deciden romper la neutralidad e invaden Manchuria con 1,5
millones de hombres y también ponen pie en algunas islas al norte de Japón. Con una superioridad
aplastante, los rusos avanzan y cuando llegan las noticias a la capital nipona,
el consejo supremo comienza a debatir, y por primera vez, la posibilidad de
rendición. Dicho de otra manera, los
norteamericanos iban a tardar varios meses en invadir Japón y, los soviéticos,
en cambio, iban a hacerlo en cuestión de días. Por eso, la rendición vino por
el ataque soviético y nunca motivado por las bombas norteamericanas. Además,
pocas personas saben que Truman preparaba sustituir a MacArthur para la
invasión por un hombre de la marina pues, pensaban, la invasión tardaría en
producirse. Para qué cambiarlo si la capitulación era inminente. Lo más increíble de toda
esta historia radica en el hecho de que los japoneses, de haber atacado a Rusia
cuando las tropas de Hitler se encontraban a escasos kilómetros de Moscú, el
frente ruso se habría derrumbado y los nazis hubieran ganado la guerra en el
este. Sin embargo, no lo hicieron y Stalin, que sabía por los servicios de
inteligencia de su país que los japoneses no atacarían, pudo desviar las fuerzas
necesarias para la defensa de Moscú. Eso supuso el principio del fin para
Japón.
Como toda
persona que aspire a convertirse en buen profesor, yo les invito a mirar en las
fuentes pero no les diré lo que tienen que ver para completar esta tesis sobre
la capitulación nipona. Apenas me queda añadir que la verdad, como
dijo Sir Walter Raleigh, no es lo que viaja por el mundo sino la opinión.
Sergio Calle
Llorens
No hay comentarios:
Publicar un comentario