Pujol reconoció que había estado mintiendo a los catalanes
durante las mismas décadas que llevan los de la secta del capullo robando en
Andalucía. A pesar de ello, tuvo arrestos para gritar a los que exponían sus
vergüenzas en el parlamento catalán. En otras latitudes el confeso corrupto
habría aparecido entre grilletes y, obviamente, no en coche oficial escoltado
con honores por la policía autonómica. Don Jordi, con esa poquísima vergüenza
que le caracteriza, llegó a abroncar al personal disidente de sus explicaciones
delirantes. Creo que en España nos hemos acostumbrado al esperpento. Lo
indecente se convirtió en norma. Ahí tienen el ejemplo del País Vasco donde los
terroristas iban a cara descubierta y eran los policías los que se ocultaban
tras los pasamontañas.
Si los socialistas andaluces se caracterizan por la mala
calidad de sus obras y el despilfarro del tiempo, los nacionalistas catalanes desconocen
que lejos de sus límites mentales son vistos como los máximos representantes de
una simplicidad inenarrable. La gallina catalana, además de cobarde, ni vuela
ni sirve para alimentar tantas bocas. Ayer sólo faltó ver a Pujol diciendo
aquello de “capisci”.
El PP también es el
rey de la contradicción; prometió bajar los impuestos y miren lo que pasó
luego. Prometió una nueva ley del aborto para parir otro engaño. Sus huestes
dieron la matraca con lo de Bolinaga y éste sigue tomando vinos en su pueblo.
Afirmar una cosa y hacer justamente lo contrario. Y ocurre
porque hemos permitido la mayor idiocia que conocido el globo terráqueo; Una
España de taifas dominado por caciques del siglo XXI. Esa es la realidad tan
patética que tenemos y el personal, como no podía ser de otra manera, se lanza
en los brazos del cretinismo bolivariano.
Podemos- talar árboles imagino- es al menos consecuente con
la estupidez de su líder. Nos habla de derechos humanos pero sonríe con los crímenes
de Maduro. Odia a España y, en consecuencia, apoya que el presidente Morales ejecute a los
caballos por haber sido llevados a América por los conquistadores. Estoy
convencido de que si llega al poder, el estado español no tardará ni cinco
segundos en desintegrarse. Y a eso le llamo yo ser consecuente con lo que se
piensa. Y si usted está en contra de las dictaduras de todo signo, sea
consecuente y luche hasta la última gota de su sangre contra el líder bolivariano español.
Sergio Calle Llorens
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