Andalucía es el paraíso de la economía sumergida. La reina
del paro y del enchufismo. La tierra donde hay más parados y menos hospitales públicos.
La campeona del fracaso escolar. La reina de los escándalos y, sin embargo, los
periodistas sureños se dedican a mirar para otro lado o, a lo sumo, a criticar
mirando a Madrid. El argumento es el siguiente; “si el bipartito andaluz hace
recortes es por culpa del gobierno de Madrid”. Un mantra que repiten todos los
allegados y turiferarios del régimen.
Como en la taifa del sur no hay una sociedad civil crítica
con los abusos del poder, se nos antoja más necesario que nunca la existencia de un cuarto poder
que luche contra la extendida metástasis que está matando hasta las ilusiones.
El pueblo acrítico no hace nada en virtud del magnífico apotema
regional que dentro de cien años estaremos todos calvos y, para qué afeitarnos. Total, si todos los políticos son iguales. Total para qué moverse si nada va a cambiar.
Y aplicando esa lógica todo sigue igual y por los siglos de los siglos, mandarán
los mismos.
Susana Díaz estampó su firma en un convenio con el sindicato
horizontal UGT en un convenio para que la secta del capullo recibiera dinero
por los cursos de formación. Al ser cuestionada sobre el asunto, ella dijo que
tenía prisa y se fue a Bruselas donde tampoco saben que el marido de la
susodicha ha sido contratado por Canal Sur. A todo esto, los periodistas del
sur bajan la cabeza y siguen escribiendo sobre la inmortalidad del cangrejo rojo
o loas a su presidenta. Esa que ellos afirman que es una garantía de gol, pero
no de media punta o delantera, como dicen, sino de portera, porque se los
mete hasta en propia puerta.
Visto lo visto, sería mucho más positivo cerrar todas las
facultades de periodismo del sur de España. Nos ahorraríamos dinero, recursos
y, total, si algunos quieren seguir haciendo literalmente el ridículo con sus
opiniones, pues siempre tendrán la posibilidad de entrar a trabajar en un periódico
subvencionado o en la mismísima Canal Sur donde, por cierto, sólo hay
que pasar una prueba oral.
Sergio Calle Llorens
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