Conozco la Fiesta de San Fermín porque
durante años llevé a grupos de australianos y otras nacionalidades de la Commonwealth a que se
divirtieran allí, y eso implicaba, aunque muchos se hagan los tontos ahora, en;
follar, beber, tomar drogas y correr delante de los animales que llevan
cuernos. No había día en el que no tuviera que llevar a varios al hospital pues
en la compañía inglesa en la que trabajaba, era el único que hablaba español. Quiero
decir que la mayoría de ellos venía con una Visa para quedarse dos años en
Europa y disfrutar de la vida antes de sentar la cabeza en Wellington, Sydney o
Ciudad del Cabo.
Por todo ello, debo dejar claro que
en San Fermín se viene buscando emociones fuertes. Antes de llegar, se les lee
la cartilla y se les informa de lo que pueden o no pueden hacer. Luego cuando arriba el encierro, el ayuntamiento de Pamplona anuncia las recomendaciones en 6 idiomas diferentes. Así que todo el mundo asume un riesgo a la
hora de correr. Si se produce una desgracia y el morlaco envía a más de uno a
cenar con Jesucristo, no hay que lamentar nada. Sencillamente, reconocer que se
jugó una mano peligrosa y se perdió. Un precio muy alto, seguro, pero cada uno
es mayorcito para saber donde se mete y con quien.
En cuanto a lo de las fotos en las
que varios hombres desesperados metiendo mano a esas damiselas cuya virtud, por
cierto, pongo en duda, no puedo aprobar esas prácticas pero les aseguro que no
hubo un día en la que esas chicas del otro extremo del mundo me enseñaran sus
pechos para que yo los degustara con mucho gusto. Por respeto al hecho de que
muchas de ellas están casadas hoy día, no voy a publicar ninguna fotografía
comprometida, pero les juro que el número de ellas supera el millar.
El problema es que las redes sociales
son lugares virtuales en los que el personal intenta ser lo que no es. La mayoría
publica en sus muros grandes frases de importantes personalidades sobre la
igualdad de la mujer, la importancia del respeto hacia los demás o la
inmortalidad del cangrejo rojo. En verdad, a esa mayoría a la que aludo le
importa un pepino esos temas y, mucho menos que a las citadas señoras les
agarren las tetas en público. Lo que le importa en realidad es aparentar, intentar ser aunque
no se sea. El objetivo es ganarse una reputación de buena persona y, si es
posible, buscar pareja o cambiarla. Me hacen mucha gracia esas frases sobre la
importancia de la educación cuando en su gran mayoría es incapaz, siquiera, de responder a un simple "Hola" o "Buenas Tardes" en esa misma red social.
Como ya he comentado alguna vez me
metí en el libro de las caras para comprobar si mis ex habían sacado sus
oposiciones a vaca. Ahora que lo he conseguido, uso la red social para mantener
el contacto con antiguos camaradas de armas, el resto me la trae tan floja como
la Duquesa de
Alba luciendo palmito en las playas de Cádiz.
Sergio Calle Llorens
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