Andalucía es la región de los callejones sin salida, de las
calles que no llevan a ninguna parte, de los canales inútiles. Y la culpa de
ello recae en la clase política y, también, en aquellos que les votan. No
hallamos vida inteligente en los cerebros de esas personas que, dicho sea de
paso, nunca son normales en el sentido francés y latino de la palabra. Como mucho, aparentan normalidad hasta que
alguien se les ocurre darles un puesto político de relevancia y, entonces, la
lían parda. Cuando salen del armario con la orden de asaltar a los ciudadanos
honrados, la taifa parece un agregado de locos.
Elena Cortés, Consejera de Fomento y Vivienda, con el menor talento que se haya conocido en el sector, y mira que hemos sufrido a andaluces
torpes en el ramo, ha abierto la boca para decir que sí no fuera Consejera,
seguramente estaría en los escraches o manifestaciones ante las viviendas de
políticos. Fue en una entrevista en Canal Sur, ese medio plural que admite
tanto opiniones a favor del bipartito andaluz como en contra de la oposición. Una
vez más, una persona de izquierdas se pone de perfil intentando aparentar que
es una forastera del sistema. Que el paro, los desahucios, la corrupción en
Andalucía son de los otros, que ellos, aunque gobiernen, no tienen nada que ver.
Puede que la mente de Cortés le haya jugado una mala pasada y, ¡vaya usted a
saber!, se encuentre a miles de kilómetros de distancia, haciendo de escudo humano
para un norcoreano gordito que lucha, según la retórica de esta secta, contra
el imperialismo. No puedo dejar de esbozar una sonrisa al imaginarla tan lejos donde, seguro, no podría hacerle más daño a Metro Málaga.
A tiro de ERE, concretamente en la tierra de Zarrías, a un
escritor le quitan un premio literario al considerar la Consejera de la Diputación de Jaén que
era sexista. El título era el siguiente: “Nunca te quise tanto como para no
matarte”. Otra socialista, la diputada provincial Antonia Olivares que, al
parecer, no se había leído el manuscrito aludido antes de concederle el premio,
afirmó que la novela era intolerable desde el punto de vista de la igualdad. Olvidaba
mencionar que las bases del concurso garantizaban la plena libertad para el
texto de la siguiente forma: “No habrá limitaciones ni condicionamientos
estrictos en el plano formal, ni en el conceptual para los apartados b y c,
narrativa o libros de viajes y ensayo creativo respectivamente”. A este paso,
el Crimen y Castigo de Dostoievski va a ser retirado de las bibliotecas públicas
de Andalucía. Incluso, si las dejan, estas soplanubes van a prohibir las obras
de Flaubert, Tolstoi, Homero y Stendhal por considerar que las mujeres no son
tratadas correctamente en ellas. No bromeo, estoy convencido de que llegará el
día en el que una patrulla de descerebradas asaltarán nuestras casas para quemarnos
los libros de Agatha Christie en el que se asesinan a miles de señoras. Y ay de
ustedes si encuentran en sus estanterías los tres mosqueteros donde en el
segundo capítulo decapitan a Milady de Winter.
Las feministas radicales desconocen que la literatura es la
memoria del paisaje del tiempo. El nuestro se encuentra en un crepúsculo
enfermo y moribundo merced a la dictadura de lo políticamente correcto. Vivimos
en un silencio obligado que parece una reminiscencia flotante del último paso
de la niebla que envuelve a Andalucía tras tres décadas de poder socialista. Triste
paisaje dominado por estas sabelotodo, es decir; las fanáticas, las dogmáticas
que son capaces de arrastrar el nombre de la cultura, y del pensamiento occidental
con tal de imponer su radical pensamiento. En cualquier caso, habrá que seguir
marcando de cerca a este tipo de señoras, pues las descerebradas son
infinitamente más fascinantes que las inteligentes. Las inteligentes tienen sus
límites, las descerebradas no.
Sergio Calle Llorens
Esta muy bien el artículo, aunque por el título pense que tendría un apartado especial la hija del farero con menos luces que un barco pirata.
ResponderEliminarJAJAJA. Bueno esa merece un capítulo aparte, ¡qué digo!, un libro aparte. Saludos
EliminarEfectivamente, una feminazi con un cargo, en la Andalucía estercolero, no tiene límites. De estas, como las de Jaén, hay que esperar cualquier cosa, incluso una noche de los cuchillos largos y las piras de libros ardiendo en nuestras plazas. Aquí en Málaga tampoco escasean. No son pocas las que harían una buena hoguera con libros básicos de la cultura occidental en la plaza de la Constitución. Esos sí, estas feminazis, con respecto al tratamiento que en el mundo islámico se le da a la mujer, no saben, no contestan. Son así de consecuentes. Menuda tropa. Lo dejo, Sergio, no tengo hoy el estómago bien y puede pasar cualquier cosa si sigo hablando de estas figuras.
ResponderEliminarTienes razón pero muchas, lo cuento porque lo sé, no son tan descerebradas pero tienen pánico a la corriente dominante de la estupidez feminista. Una cosa es defender la igualdad y los derechos de las mujeres y otra, bien distinta, es la dictadura que nos han impuesto.
EliminarSaludos