El director general de la RTVA, Pablo
Carrasco, acaba de anunciar el fin de la programación de Canal Sur
2. La única que, por cierto, tiene algo de calidad. A partir de
ahora, la segunda cadena emitirá a partir de octubre la misma señal
que canal sur 1, pero con subtítulos, lenguas de signos y
audio-descripción de las películas. Los responsables socialistas
del ente autonómico han dado un mal rato a sus trabajadores de la
tele, pero lo hacen con un disfraz de modernidad. Dejan de emitir,
pero se siguen acordando de los más desfavorecidos. Un disfraz que
no sirve de consuelo ni a los que queremos su cierre definitivo, ni a
los empleados de la tele andaluza, responsables, junto a sus jefazos,
de una programación que excede lo chabacano.
La medida adoptada supondrá, en
cualquier caso, un ahorro de 20 millones a las arcas andaluzas. Digo
yo que hubiera sido más inteligente suprimir Canal Sur 1 y dejar con
vida al segundo. Más que nada porque la tortura está penada por la
convención de Ginebra Y eso es precisamente lo que supone sentarte a
ver un programa de canal sur 1; un tormento sin fin. De cualquier
forma, suprimir un a televisión que no es más que una continuación
del nodo franquista; coros y danzas, copla, andaluces pobres pero muy
graciosos., debería ser acogido con alegría por toda la izquierda
andaluza en su conjunto, aunque dejaran de tener un arma de
propaganda tan poderosa.
Desgraciadamente, la caja tonta andaluza
continuará con sus concursos para mentes simples estilo; si Pepín
tiene un cojín, qué tendrá Pepón? O programas para que nuestras
venerables ancianas encuentren novio, o soluciones a sus problemas en
espacios tan aberrantes como “Esto tiene arreglo” cuya
presentadora llegó a Canal Sur con 14 años para hacer de
periodista, como ella mismo develó en una reciente entrevista. A lo
que yo me pregunto, a qué familia de la rosa y el capullo pertenecía
para franquear las puertas de la RTVA con tanta facilidad.
Con el cierre de canal sur 2, Griñán
tira por la calle de en medio, evitando tomar el ejemplo de la
televisión valenciana que recientemente despidió a unos 1200
trabajadores, porque la medida adoptada por Carrasco y los suyos no
implica despido alguno. Lo increíble del caso es que Andalucía no
tiene lengua propia que no sea el español, que justifique tener una televisión
pública que lejos de mejorar el nivel cultural de los andaluces, lo
empeora.
Ya no valen excusas, ni tomar atajos.
Hay que cerrar definitivamente un medio que nos sale por un ojo de la
cara. Es momento de tomar el toro por los cuernos y desconectar la
televisión que peor imagen da de los propios andaluces. Les recuerdo
que desde 1986, la RTVA andaluza no ha parado de engordar su
plantilla, mientras que en RTVE ha habido dos duras reconversiones. Y
todo para que el partido socialista y su Junta tuvieran un
instrumento donde enmascarar que Andalucía es, a día de hoy, la
primera de todo lo malo, y la última de todo lo bueno. Más de dos
décadas tratando de crear un medio público de calidad e
independiente, han terminado en fracaso y es hora de cobrarnos la
pieza.
Por eso hoy les pido a mis
conciudadanos que se manifiesten públicamente en favor del cierre
total de Canal Sur televisión. Espero, por tanto, que mi petición
no le pase como a aquella de Robert Fulton. Ese gran hombre que pedía
apoyo a los soberanos de Europa para realizar su proyecto de aplicar
la maquina de vapor a la navegación. Un día consiguió que alguien
hablase de ello a Napoleón pero el emperador de los franceses
contestó que Europa estaba llena de charlatanes que ofrecían
inventos que sólo existían en su imaginación. Cuando Fultón quiso
explicarle su invento, Bonaparte le llamó visionario y le volvió la
espalda. Pocos años después tuvo ocasión de ver un buque que
navegaba a vapor. Pero fue en alta mar, cuando él iba como
prisionero a la isla de Santa Elena. Ha llegado el día, pues, de que los
andaluces elijan entre la modernidad y los soberanos de mente
estrecha que llevan a su pueblo, como le pasó al corso en Waterloo,
a la más humillante de las derrotas.
Sergio Calle Llorens
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