Lo
importante es ganar. Lo demás es secundario. España ha ganado la batalla a
los golpistas del uno de octubre que tenían el apoyo de Rusia que de nuevo sale
escaldada de la vieja piel de toro. España también ha ganado la batalla a ETA
porque sus miembros se han podrido en la cárcel sin alcanzar ninguno de sus
objetivos políticos. ETA dejó de matar, aunque el precio a pagar es ver
a sus herederos apoyando los presupuestos generales del Estado al que quisieron
poner de rodillas. Ilusos.
España está a punto de ganar de nuevo dejando atrás la pesadilla de Sánchez; ese embustero compulsivo que ha liderado
durante demasiado tiempo a la banda de trileros conocida como el PSOE.
Nosotros ganamos y ellos han perdido. Sin embargo, la derecha todavía tiene que
aprender a aceptar las impresionantes victorias de la sociedad española y la
izquierda, sinónimo de siniestra en estas tierras, debe aceptar que vamos a
meter en la cárcel a la cuchicuchi del Presidente. Recuerden que ya cayó Aldama,
como están a punto de caer Ábalos y el fiscal general del Estado. Siéntense
cómodos y disfruten el desfile hacia prisión.
Ganar es
lo único que importa
y de los perdedores no se acuerda nunca nadie. Por supuesto seguirán
atacándonos por ser el mejor país del mundo a pesar de nuestros millones de
defectos. Por supuesto que seguirán muriéndose de envidia porque nuestra forma
de vivir causa asombro y admiración en todos los rincones del planeta. Por
descontado que sacarán de nuevo el asunto de las cintas de Barbara Rey,
pero ignoran que los Reyes salen siempre a cazar conejos; esa actividad
cinegética que sale más barata que las visitas a los lupanares de los miembros
de la secta del capullo.
España, ante el pasmo del personal, ha vuelto a ganar. Y ganamos porque es nuestra forma de decirle al mundo que no nos rendimos ni después de muertos. Esa es nuestra elección. Recordemos que, a diferencia de los reinos francos, o de los anglosajones, la invasión musulmana provocó en la incipiente sociedad española la elección de ser cristiana e independiente luchando durante siglos por mantener y validar nuestra condición de ciudadanos libres. Elegimos nuestra manera de ser occidentales; resistir y vencer a toda costa. Al igual que entonces, volveremos a asombrar a Europa con nuestros relámpagos.
Sergio Calle
Llorens
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