domingo, 27 de octubre de 2024

¡NANDO EL DE LOS HUEVOS COLGANDO!

 



 Lustros completos escuchando que los españoles blancos y no progresistas éramos lo peor del mundo. Seres misóginos los días pares y violadores en potencia a los que había que reeducar los días impares.  Programas y subvenciones millonarias para convencernos de que Nando, aunque tiene los huevos colgando, debe ser atendido en el ginecólogo porque se percibe como mujer. Legislaturas enteras. exigiéndonos que pidiéramos perdón por ser varones tóxicos. Y ahora, precisamente ahora, el caso Errejón viene a desmontarlo todo porque todo era mentira. Ya no sólo está claro que montaron Podemos para poder montarse a las muchachas en cualquier lugar sino también el reclamo femenino que usa esta gente para poder follar sin descanso. Como tampoco va a tener reposo el tsunami que se va llevar por delante a toda esta pandilla de farsantes.

Hay un mucho de justicia poética en el final siniestro del niño de la beca. Un tipo que decía una cosa en público y hacía otra bien diferente en privado. Pero los datos están ahí para consultarlos; el 64 por ciento de los detenidos por delitos sexuales son extranjeros y, si esto sigue así, el resto de los arrestados por esta felonía será de Podemos o de Sumar. Esos que no hicieron nada para terminar con el comportamiento de Iñigo Errejón. De hecho, Urtasun calló. Yolanda Díaz se fue a Colombia. Pablo Iglesias lo dejó pasar. Ignacio Escolar no quiso publicar nada, Alberto Garzón no detectó nada y Mónica García no osó levantar la voz.

El ridículo es tan grande que el ministro de cultura, otro espantajo de la política, ha anunciado que los cargos de Sumar deberán reeducarse en cursos sobre machismo. Ya me estoy imaginando a Nando, el de los huevos colgando, cambiando su percepción de mujer por la de hombre para poder impartir talleres sobre comportamiento masculino si le pagan una buena pasta por ello. Porque de esto se trata; de seguir viviendo del sudor del de enfrente sin dar, como Iñigo Errejón en la Universidad de Málaga, palo al agua.

Sergio Calle Llorens


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