Hitler y Sánchez tienen muchas cosas en común. Ambos son socialistas. Los dos comparten un cuadro psicológico ciertamente preocupante: egocéntricos, narcisistas, vengativos, paranoicos y a ninguno le interesó jamás el bien común, un rasgo común a la psicopatía. Hitler sufrió más de cuarenta intentos de asesinato hasta que los aliados se dieron cuenta de que el nazi, un zote militarmente hablando, era preferible a una guerra dirigida por Rommel. Los rivales políticos de Sánchez han llegado a la misma conclusión. Con Pedro al frente de España, especialmente tras la debacle socialista en la taifa del sur, la secta del capullo va por el mismo camino que Adolfo y el triste final está a la vuelta de la esquina.
Podríamos
disculpar las coincidencias entre Hitler y Sánchez si se tratara,
como es de esperar, entre perturbados, pero a la maldad hay que combatirla
siempre. Sobre todo, a esos mal llamado progres que no pueden esperar a morirse
para estar en el infierno y por eso votan al PSOE, pero esto se ha acabado. Yo lo sé. Usted lo sabe y el gobierno en pleno
lo sabe. Ahí tienen la última reunión de la ejecutiva socialista para ver sus
caras. Ese presidente enloquecido de dolor mostrando su lado más amargo. Esos políticos
con la mirada perdida asumiendo la derrota. Algunos tragan saliva. Algunas
ensayan gestos de perdón. Otros suplican comprensión. La viva imagen del vencido.
Sánchez, como Hitler en los días
previos a la entrada de las tropas rusas en Berlín, se tambalea mientras
imagina a ejércitos imaginarios que le salven a última hora. Y es que el
presidente sigue teniendo delirios de grandeza creyéndose el autor de una
política magnífica cuando no ha hecho otra cosa que conducirnos a la catástrofe.
El infierno
y las penurias llegaron de la mano de ambos personajes. La historia se repite
porque es un error recurrente. Nadie
escarmienta en cabeza ajena. Por eso Pedro entrará en su bunker con las
balas silbando a su alrededor. Se escuchará un disparo y un último: ¡Heil Sánchez!
Sergio Calle Llorens
Bravo, maestro.
ResponderEliminarGracias, amigo.
EliminarTe iba a seguir después de escucharte en Espacio en Blanco, pero después de leer el artículo... madre mía... madre mía... Hitler socialista, comparar al presidente de España con Hitler, no sé qué de los progres... no hay por dónde coger esto. Lamentable, sencillamente lamentable.
ResponderEliminarMire usted. que me siga o no me siga me importa lo mismo que la vida sexual del somormujo. En cualquier caso, veo que no ha entendido usted el artículo. Y es que yo me estaba refiriendo, como apuntan muchos psiquiatras, a la psicología coincidente de ambos personajes. Yo no sé si lo suyo es un problema de comprensión lectora o un asunto de radicalismo ideológico.
Eliminar¡Siga con salud!
No se preocupe usted, la ignorancia se cura, desde luego no en los colegios comunistas de la actualidad, ni viendo la sexta, ni leyendo el país, pero se cura, aunque en su caso, lo veo dificil
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