Hay personal que piensa que el meandro
es cuando el río se entretiene en hacer curvas. Claro, como si no tuviera otra
cosa en que entretenerse. También hay gente que defiende que Cristóbal Colón
descubrió algunas cosas del Portal de Belén, y del paraíso terrenal en su
segundo viaje a las Américas. Por no
olvidarme de que hay criaturas de interior que sostienen que el calamar se
llama así porque el animalito cala los mares. Creo que son los mismos que
aseguran que Richeliu fue el Obispo de los Tres Mosqueteros. Es gente extraña.
Y hablando de cosas extrañas, hoy Málaga ha amanecido cubierta de blanco.
Al menos la Málaga este. Todo indica que el temporal Gloria- algún día alguien
explicará quién y por qué bautiza a las peores borrascas con nombres de mujer
tan rimbombantes que de gloria tienen poco- ha sido la responsable de la
granizada y de la nieve en otros rincones de la región malagueña.
Llegó el frío, al fin, y las olas se
rizan en la mar donde quedan reflejadas las luces del pueblo donde habito.
Arden los troncos en mi chimenea desprendiendo los troncos unas llamas azuladas
que apuntan misterio. En el exterior el cielo se curva en una madrugada
aterciopelada de secretos. El móvil
sigue sonando. Son las fotos de la granizada. En verdad, ver las playas cubiertas
de blanco es un espectáculo grandioso. Ese manto níveo compitiendo con el
azul del Mediterráneo. Ahora estoy convencido de que con la arribada de
estos copos albinos tendremos una primavera de hierbas maravillosas. Además, la
nieve es buena para rellenar los arroyos y los ríos. La certeza que cruza mi
mente me pone de muy buen humor. Tanto que salgo al exterior por un poco de
leña. El frío que me recibe es tremebundo. Compruebo la invisibilidad del
horizonte con su taró y el eficiente humo de las chimeneas de las casas de mi
pueblecito blanco que parece suspendido entre la montaña y los acantilados
del Cantal. Voy tapado hasta la gola y camino a ciegas. Intento tener cuidado
y pongo un paso delante y luego otro. Pero ni por eso me salvo de tropezarme
con algo. Ese algo emite un grito. Es un tipo que tiene el pelo blanco, cara de
panoli y gafas de culo de vaso. Le
reconozco al instante. Se trata de un mago muy conocido en el país que
trabajaba en televisión.
- - Señor Tamarit. Un placer saludarlo.
- - ¡Qué señor Tamarit, soy Rose!
Rose es una mujer inglesa que sólo
saluda si te ve paseando al perro. En caso contrario se niega a entablar
conversación. Esta vez la plática viene por el choque de cuerpos en movimiento.
Bueno, ella habla y yo asiento. Tengo miedo. Mucho miedo. Sabía que la
británica era fea de lejos, pero de cerca no encuentro palabras para definir su
horripilante imagen. Me disculpo azorado
y pongo pies en polvorosa.
Sergio Calle Llorens
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